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"Función de pérdida", de José Joaquín Bermúdez Olivares

Editorial La Huerta Grande. Madrid. 2022
Por Álvaro Fierro Clavero
miércoles 02 de noviembre de 2022, 07:00h
Función de pérdida
Función de pérdida

Lo que sigue pretende ser unas palabras en torno a un libro escrito por alguien que no deja nada al azar: todo es por algo aquí, y mi inmodesto propósito es entender el avieso plan que el autor (y amigo) nos propone. La clave máxima —si descartamos alguna clase de artificio cabalístico relacionado con el nombre del autor que no acertamos a identificar— es el título: "Función de pérdida" (FP), un concepto que, como se explica en la nota preliminar, busca medir la merma de estofa.

¿Será eso lo que en efecto pretende hacer el autor al redactar el libro? Si eso fuera cierto, acaso lo que quiera JJBO sea decirnos que la realidad o la vida o la memoria son imperfectas y quedan a la espera de ser ¿ordenadas, perfeccionadas, redimidas? en las páginas que les dedica el escritor. Porque uno de los rasgos más llamativos de la escritura de FP es su frecuente falta de narratividad. Lo que vivimos no se organiza —salvo en contadas ocasiones— según el artificio de una trama que el sujeto comprenda, sino que es una sucesión causal o incausada de toda clase de minucias y acontecimientos que, por manes de su condición material, llevan ínsita la imperfección. En tal caso, el paraíso se construye mediante los libros, que separan aquello que merece la pena del caudal inmenso de lo poco importante. Cuidado: para JJBO puede ser muy notable algo que a los demás les parezca secundario, y viceversa.

¿Hay alguna prueba de que esto pudiera ser así? Aportaremos sólo una, pero, a cambio, es definitiva: la naturaleza fractal de su escritura, que constantemente incluye aclaraciones, paréntesis, glosas, interrogaciones retóricas, excursos, esbozos de otras peripecias cuyo propósito es que el lector acompañe al cuentista en su reconstrucción de lo que las cosas fueron o podrían haber sido, o forzando algo la hipótesis, le lleven al lector a encontrar puntos de contacto con sus propias mnemotecnias. Veamos algunos ejemplos [retocamos la puntuación donde es preciso]:

50-51: Según nos acercábamos al destino, me preguntaba (había renunciado a leer el libro que tenía previsto y casi no me quedaba batería, pues mi móvil, que no pagaba el Senado, era antiguo y el cargador era incompatible con el puerto de la wifi on road), me preguntaba, digo, si debería haber grabado aquella conversación a varias bandas —aunque fuese algunos momentos destacados, no hubiese tenido batería para todo— y pasarla a algún periodista amigo (no a aquel ganapán de Angelito, desde luego).

Pero podría haber una segunda razón menos (o más) conmovedora para esta escritura a la que constantemente le brotan ampliaciones: el humor, que como conviene cuando es bueno, se desliza más que se resalta.

89: «Primer premio, dotado con 2000 euros y tres críticas favorables en diarios locales, para el relato El amante de la china del sur, con la autoría de la gentil dama cántabra T. Eutonia. Primer accésit, dotado con 1000 euros y un boceto realizado por Bogumil durante la cena (no recibir el boceto era uno de los principales alicientes de quedar primero)

Por lo que el autor nos ha concedido conocerle, pensamos que ambas posibilidades pueden ser ciertas. JJBO es una persona educadamente insatisfecha con el mundo, y se permite ejercer de demiurgo en su pequeño —por el número de lectores— y grande —por su ambición literaria— universo, al que sólo un lector rudimentario (de esos que afligen su cerebro con lo que prescriben los capitostes de la crítica) le pide que sea más tradicional y le cuente una historia, pero él está aquí, presente entre las páginas de sus cuentos, para proponernos cosas al socaire de lo que las cosas fueron, o parecieron, o pudieron ser.

Pero las dos grandes cuestiones que toda narración nos plantea son siempre las mismas: 1. ¿Aquello sucedió o no? Y 2. ¿Quién nos narra la historia? Con respecto a lo primero, da la impresión de que aquí JJBO debuta como memorialista, y no porque sus novelas no estén atiborradas de detalles procedentes de sus recuerdos, sino porque en su narración de largo alcance, el material autobiográfico se saquea al servicio de los propósitos de la ficción, pero en FP parece que surge el personaje que representa auténticamente a JJBO, es decir, sale él de verdad de la buena. Nuestra conjetura es que los hermanos Nieto o el perro que se convierte en antorcha comparecen en este volumen porque previamente han existido en realidad. Como el reto que nos plantea el autor nunca es sencillo —nada de lo que procede de él lo es—, parece claro que hay una fusión de elementos reales con otros que no lo son, como el museo de ascensores o su amigo Hleb, el ucraniano.

Para responder a la segunda pregunta cuento con la ayuda inestimable de mis largos intercambios neoepistolares con el autor. Espero que sepa perdonarme la intolerable revelación que me dispongo a contar. Desde Flaubert, el narrador forma parte de la creación literaria del novelista, y gracias al prosista francés podemos encontrarnos toda clase de falsedades e inexactitudes en la voz que se hace pasar por quien firma el libro. Por otra parte —y prometo no volver a hablarles de este tipo en un texto sobre JJBO— Flaubert construye lo que los narratólogos denominan «ficción mimética», es decir, algo que no tiene por qué haber ocurrido, pero podría haberlo hecho. Nuestro amigo es antiflaubertiano en el primer sentido (en el segundo, el virus puesto en circulación por el autor de Madame Bovary ha triunfado irreversiblemente), porque la voz narrativa no es una creación: es él auténticamente, que ha decidido contarnos en persona determinados episodios, que pueden ser reales, autobiográficos, o bien, y aquí radica la originalidad, pueden ser ficticios. Por decirlo más claro: si JJBO se anima a contarnos un viaje de un humano a Marte, lo escucharemos a él —auténticamente a él— quejándose de lo mala que está la comida, o celebrando lo deliciosa que está. Los hechos pueden ser falsos o ficticios, pero nunca lo es la opinión que al narrador esos hechos le merecen. Por tanto, la obra narrativa larga y corta, junto con la poesía de JJBO son un medio excelente para conocer al tipo que firma sus ingenios literarios.

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9788418657207
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