Conforme al meritorio documentalista De Diego Romero, desde el primer día de la publicación de El Quijote (1605), los investigadores cervantinos han hecho todo tipo de cábalas sobre a quién o a quiénes el Manco de Lepanto tomó como modelos literarios, comenzando por Don Quijote y siguiendo con personajes como Sancho Panza, el cura Pero Pérez, etc., así como de un personaje a quien Cervantes concedió la responsabilidad de dirigir los pasos de la «locura» del Hidalgo a un final feliz, en este caso del barbero de su Lugar: Maese Nicolás.
En este sentido no hay que olvidar que Cervantes sitúa al barbero Maese Nicolás, por primera vez, en el capítulo V de la 1ª parte de El Quijote, junto con el cura Pero Pérez, quienes, en un afán compartido, se confabularon, para que Don Quijote recobrara la cordura y se encontraron en el escrutinio de la biblioteca del Hidalgo, quemando los libros perniciosos que alteraban su mente, a juicio de ambos personajes, vecinos de Esquivias.
Por consiguiente, deseo, en este contexto, resaltar que de acuerdo con Don Sabino de Diego Romero la barbería del Lugar, junto con la taberna, eran los espacios idóneos para conversar entre los vecinos, incluso tocar la guitarra, siendo además centro de atención e influencia. El barbero, -«tonsor»-, de origen medieval, además de rasurar la barba, ejercían la función de sacamuelas, realizaban sangrías, curaban heridas, contusiones y roturas; así hasta el siglo XIX, fecha en la que los médicos consiguieron que los barberos fueran reconocidos como gremio independiente y ser ellos los que acometieran dichas dolencias. El barbero del Lugar de Esquivias, era quien cuidaba la tonsura -popularmente conocida como «coronilla»- del cura Pero Pérez-, sacerdote del Lugar de Esquivias, quien ejercía su labor pastoral en la ermita de San Bartolomé, en el extrarradio de la población. La cantidad de servicios prestados por el barbero, motivaban que:
-«La afluencia de gente a la barbería fuera tal, que provocaba que este local fuera el más frecuentado para interacción social y discurso público, formándose foros públicos con debates abiertos con la participación de los lugareños sobre temas de actualidad.
-En las poblaciones pequeñas, ante la ausencia de médico titular, eran los barberos/cirujanos los que ejercían dichos trabajos, y acompañaban al médico en sus visitas esporádicas a los enfermos del Lugar.
-Esto motivaba que la afluencia a la barbería fuera masiva, necesitando, el barbero, verse ayudado por un buen número de personas, mujeres en este caso, que ayudaban, limpiaban, producían jabones para uso personal, siendo vendidos en el establecimiento, entre otros menesteres.
-Así mismo, como el trabajo de afeitado era lento, por las deficientes herramientas utilizadas, esto suponía un inevitable retraso, resultando que la aglomeración de gente en las barberías fuera mayor que en las tabernas».
Sin atisbo de duda, Don Sabino de Diego Romero ha hallado en el Lugar de Esquivias al barbero/cirujano del último tercio del siglo XVI, cuyo nombre era Nicolás de Olmedo, persona de influencia primordial entre los pecheros de la población. Su opinión era respetada por todos, incluso por los hidalgos del Lugar, los cuales también eran sus clientes, puesto que el Maestro Barbero, Nicolás de Olmedo, ejercía una influencia decisiva entre los dos estratos culturales del Lugar de Esquivias, hidalgos y pecheros, ya fuera por ser el centro de atención desde su barbería, como del natural agradecimiento de las familias esquivianas, por mantener la ocupación de un buen número de jóvenes pecheras.
Al llegar aquí tengo que dejar sentado que De Diego Romero ha tropezado con la documentación precisa sobre que, entre los años de 1577 a 1589, Nicolás de Olmedo contrató a 20 pecheras, niñas y mozas, habiendo cumplido estas los once años de edad. Conforme al nuevo documento del 5 de enero de 1592, localizado por nuestro excelente documentalista Sabino de Diego Romero sabemos que el Concejo del Lugar de Esquivias tomó el acuerdo de nombrar nuevo oficial de barbero de esta manera:
«por ser Abil y sufiziente y tener carta de desAmen de tal barbero a Cristobal Ximenez.Y que Sea obligado A tener memoria de los Enfermos que huviere En El dicho lugar y andar con El medico a visitallos.que no pueda salir del dicho lugar sin Lizencia de la Justizia. Que no juegue A la pelota y a volcar ny labrar con hacha ny azuela ny con otra cosa. Y si Estuviera Enfermo que Sea obligado a tener En El lugar otro barbero abil y Sufiziente a Su costa y Si no lo hiziere que el concejo lo trayga a Su costa». Y lo Firma Nicolás de Olmedo, que lo hacía como miembro del Concejo.
Así, pues, desde primeros de enero de 1592, el Maestro Barbero, Nicolás de Olmedo, deja de realizar el oficio de la barbería en el Lugar de Esquivias, recayendo en Cristóbal Ximénez.
Prosiguiendo con el tema, cabe destacar que gracias a los nuevos documentos, efectuados por nuestro admirable investigador Sabino de Diego Romero en los archivos de Esquivias, sobre varios personajes naturales y vecinos del Lugar, hay constancia de que algunos de estos eran parientes de María de Uxena («Galatea», 288º, 19), la niña a quien Catalina de Salazar y Palacios nombró su heredera. Uno de estos personajes más representativo es El Maestro Barbero, Nicolás de Olmedo.
A más de esto, las investigaciones, llevadas a cabo, por Sabido de Diego Romero documentan que Nicolás de Olmedo fue desposado con Magdalena Rodríguez, hermana de Catalina Alonso, madre de Ana Rodríguez -quien se desposó con Juan de Uxena, padres de María de Uxena (S. de Diego Romero, Catalina.p. 280), y a su vez, Nicolás del Olmedo era hermano de Lucía Romana, quien se desposó con Martín Alonso, padres de Pedro Alonso (Quijote-V-I; «Galatea», 290º, 18-19).
A este respecto, es indispensable poner especial énfasis en que Nicolás de Olmedo y Magdalena Rodríguez eran abuelos del niño Juan, a quien, el 25 de octubre de 1586, Miguel de Cervantes y su esposa Catalina de Salazar y Palacios en base a la buena amistad habida entre ambas familias, apadrinaron en su bautismo.
Añádase a esto que el 9 de abril de 1588, Catalina junto a su primo, Diego García de Salazar, actuaron como compadres de pila en el bautismo de Susana, así mismo, nieta del Maestro Barbero, Nicolás de Olmedo, siendo que, en tal ocasión, Catalina mandó inscribir en el acta de bautismo como: «muger de Miguel de Cervantes».
A la lista interminable de personas, naturales y vecinos del Lugar de Esquivias, relacionadas con el Maestro Barbero, Nicolás de Olmedo, don Sabino de Diego Romero destapó que Magdalena Rodríguez, su esposa, era tía de Juana Gutiérrez (+25-XI-1604), esposa del Sacristán Mayor, Francisco Marcos, quien compareció como testigo en los desposorios de Miguel de Cervantes Saavedra con Catalina de Salazar y Palacios.
Habría que decir también que la abuela materna de María de Uxena, Catalina Alonso, era cuñada de Nicolás de Olmedo, la cual, en el momento de su fallecimiento (Documentos.10-IX-1590), nombró como su albacea a don Juan de Palacios y Salazar, tío materno de Catalina.
En vista de ello, a través de los documentos revelados, enlazados con Miguel de Cervantes Saavedra, esposo de Catalina de Salazar y Palacios, y de la evidente relación que hubo entre Cervantes y Nicolás de Olmedo, por ser contemporáneos, en efecto, al parecer de Don Sabino de Diego Romero, claro como el agua, basándose en la documentación legítima, que para el personaje de MAESE NICOLÁS, Miguel de Cervantes Saavedra tomó la figura del Maestro Barbero del Lugar de Esquivias: Nicolás de Olmedo.
Acta de bautismo de Diego, hijo de Nicolás de Olmedo y de Magdalena Rodríguez. 08-II-1573. B1059v2ª. Inédito
En resumidas cuentas, le felicito al historiador esquiviano Don Sabino de Diego Romero por el magnífico hallazgo de las nuevas joyas de capital importancia sobre los personajes auténticos, presentados en El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha para la biografía documentada de Catalina, el glorioso Manco, la Historia de España y Esquivias.
Seguidamente, recalco que De Diego Romero descubre el duodécimo personaje real de El Quijote después de Quijano o Quijada y Quesada, a veces llamado Alonso Quijano, protagonista de la novela impar; el cura Pero Pérez; Teresa Panza, esposa de Sancho Panza, a quien Cervantes llama Juana Gutiérrez, Mari Gutiérrez o Teresa Cascajo; Sancho Panza; el Vizcaíno, escudero; Pedro Alonso, también llamado Pedro Alonso de Salazar; Aldonza Lorenzo; Ricote, el Morisco; Pedro Martínez, Tenorio Hernández, y Juan Palomeque, nombrados en los capítulos XVII y XVIII de la primera parte de El Quijote.
Sin la menor sombra de duda, le agradezco a Don Sabino de Diego Romero su ejemplar y excelente colaboración y con toda seguridad dichos diamantes documentales formarán parte del nuevo libro, Documentos de Catalina de Salazar y Palacios, que en la actualidad abarca 1700 documentos legales, de estos 1350 fueron descubiertos por nuestro extraordinario e infatigable escritor Don Sabino de Diego Romero, Presidente de la Sociedad Cervantina de Esquivias. ¡Enhorabuena!
«Laus in Excelsis Deo»,
Krzysztof Sliwa
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