En Sombras en la ciudad, nos sumerge en un mundo de corrupción, poder y dilemas morales, explorando los rincones más oscuros de la Barcelona oculta. Además, la autora disfruta provocando reacciones intensas en sus lectores. “Que se enganchen, que sufran, que disfruten, que terminen un capítulo y necesiten respirar hondo antes de continuar. Si consigo eso, si logro que alguien sienta algo profundo con mis palabras, entonces sé que escribir tiene sentido”, confiesa.
A lo largo de esta conversación, Ariadna Tuxell comparte su fascinación por las historias que exploran la zona gris entre el bien y el mal, su experiencia como policía y cómo esta influyó en la creación de Beatriz Ayala, la protagonista de la novela. Beatriz es una mujer que no sigue las reglas, pero tiene un código claro. Inspirada en su experiencia como Mossa d'Esquadra para dar vida a esta mujer fuerte, decidida y llena de contradicciones. “Beatriz es un personaje que nació con carácter propio”, asegura la autora, quien además le dio su propio nombre como un guiño personal a su vivencia en la policía.
Sombras en la ciudad no es solo una novela de thriller y crimen; es una reflexión profunda sobre el poder, el deseo y las sombras que todos cargamos. En las siguientes entregas de la saga seguirán explorando esas complejidades, llevando al lector aún más lejos en los oscuros y fascinantes mundos que ha creado.
Una historia teñida de corrupción… No es casualidad la elección de este tópico. ¿Qué te inspiró a escribirla?
La inspiración no vino de un solo lugar, sino de piezas que encajaron casi solas: mi fascinación por historias donde poder y corrupción se mezclan con deseo y traición; la certeza de que las élites pueden mover las reglas a su antojo; y mi experiencia en la policía, que me ha dado una visión muy clara de los grises de la moral. No es un reflejo directo de la realidad, pero sí un caldo de cultivo para personajes que se enfrentan a dilemas donde la ley no siempre basta y las emociones pueden ser más peligrosas que un arma. Y, por supuesto, Barcelona: una ciudad de lujos y peligros, luces de neón y secretos bien guardados. Sombras en la ciudad nació de esa mezcla, y cuando la idea tomó forma, ya no hubo marcha atrás.
Beatriz Ayala es un personaje complejo y con muchas capas. ¿Cómo surgió su construcción? ¿Tu experiencia en la policía influyó en su creación?
Beatriz Ayala nació con carácter propio, de esos personajes que parecen plantarse frente a ti y decir: “Aquí estoy, hazme justicia”. Siempre me han atraído los personajes con capas, con cicatrices a la vista, que avanzan aunque todo esté en su contra. Beatriz no es una heroína impoluta: toma decisiones difíciles, no siempre sigue las reglas, pero tiene un código muy claro. Mi experiencia en la policía influyó mucho en su construcción: he visto de cerca la tensión entre lo que dicta la ley y lo que exige la justicia. Ella refleja esa lucha interna. También hay algo mío en ella: comparte mi nombre y profesión, un capricho que me ayudó a meterme en su piel. No es un alter ego, pero sí una protagonista que, como yo, cree que hay batallas que vale la pena pelear, aunque cuesten caro.
La novela plantea la idea de que nadie está completamente libre de culpa. ¿Esa ambigüedad moral es un reflejo de lo que has visto en tu carrera profesional?
Absolutamente. En la vida real, y más aún en la policía, aprendes que nadie es del todo inocente ni completamente culpable. Todos tenemos sombras y tomamos decisiones cuestionables; la línea entre lo correcto y lo necesario a veces es tan fina que ni notas cuándo la cruzas. Esa ambigüedad moral era esencial en Sombras en la ciudad: aquí no hay héroes impolutos ni villanos de manual. Los personajes actúan por supervivencia, deseo o porque creen que no tienen otra opción. En mi carrera he visto personas que hicieron cosas malas por buenas razones y otras que escondían secretos bajo una fachada intachable. Esa complejidad, mucho más interesante que el bien contra el mal, es clave en el dark romance y el thriller: lograr que el lector dude de a quién apoyar y se enfrente a sus propias sombras.
¿Qué retos encontraste al escribir sobre la corrupción dentro del propio cuerpo policial?
Escribir sobre corrupción policial es delicado, y por eso mismo me atrajo. La mayoría de los agentes son íntegros y se dejan la piel, pero el poder siempre es una tentación peligrosa. El reto fue equilibrar realismo y fuerza narrativa sin caer en clichés ni demonizar al cuerpo. Quise retratar algo que existe en muchas instituciones: favores, pactos de silencio, esa fina línea entre lealtad y traición. Beatriz Ayala vive ese conflicto desde dentro: forma parte del sistema, pero no está dispuesta a mirar hacia otro lado, aunque eso la ponga en la mira. Su lucha por hacer lo correcto mientras se protege fue una de las partes más intensas de escribir. Más que dar respuestas, busqué dejar preguntas abiertas: ¿hasta dónde llega la lealtad?, ¿qué pasa cuando quienes deben proteger la ley juegan con sus propias reglas?, ¿quién se atreve a enfrentarse al sistema desde dentro?
La ambientación en Barcelona juega un papel importante. ¿Qué lugares de la ciudad crees que mejor representan la atmósfera de la novela?
En Sombras en la ciudad, Barcelona no es solo un escenario: es un personaje. Tiene la dualidad perfecta para la historia: lujo y glamour frente a callejones donde se negocia con amenazas. El Barrio Gótico y El Raval aportan calles estrechas, edificios centenarios y un aire de misterio ideal para encuentros clandestinos y seguimientos en la penumbra. En el otro extremo, Pedralbes y Sarrià representan el poder: barrios impecables por fuera, pero donde el dinero compra silencios y las sombras se esconden tras puertas cerradas. La novela también respira la Barcelona nocturna: clubs exclusivos, hoteles de lujo y bares donde lo prohibido se mezcla con el deseo y el peligro. Es una ciudad que combina belleza y riesgo, luz y sombras, donde en un segundo te sientes invencible y, al siguiente, descubres que alguien te sigue… y no por casualidad.
"Sombras en la ciudad" es la primera parte de una trilogía. ¿Ya tienes claro el final de la historia o vas descubriéndolo a medida que escribes?
Tengo claro el final, pero me encanta dejar espacio para la sorpresa. Desde el principio supe hacia dónde quería llevar la historia y cómo quería que terminara la trilogía, pero también sé que los personajes tienen vida propia y, a veces, deciden salirse del guion. Me gusta escribir con una estructura, con ciertos giros ya planificados, pero también me permito la libertad de descubrir cosas en el proceso. A veces un personaje que iba a tener un papel secundario cobra tanta fuerza que cambia el rumbo de la historia, o una relación evoluciona de forma inesperada porque la química entre los personajes se vuelve demasiado intensa como para ignorarla. Lo que sí te puedo asegurar es que el final de la trilogía no será predecible. No me gustan los desenlaces fáciles ni las soluciones cómodas. Habrá justicia, sí, pero a su manera. Habrá sorpresas, emociones a flor de piel y decisiones que no dejarán a nadie indiferente. Sé cómo acaba Secretos oscuros… pero el camino hasta allí está lleno de sombras, y algunas aún me sorprenden incluso a mí.
¿Qué podemos esperar de las siguientes entregas? ¿Beatriz Ayala evolucionará de manera inesperada?
Las siguientes entregas van a subir la apuesta en todos los sentidos. Más misterio, más peligro, más deseo… y muchas más sombras que desentrañar. Si Sombras en la ciudad es la chispa que enciende la mecha, lo que viene después es la explosión. Beatriz Ayala, por supuesto, va a evolucionar, y de maneras que ni ella misma se imagina. Su mundo, sus certezas y su propia moralidad van a tambalearse como nunca. En la primera entrega ya vemos que es una mujer con carácter, que no se deja intimidar, pero también que carga con sus propios demonios. En las siguientes novelas, esos demonios van a llamar a su puerta con más fuerza. Va a enfrentarse a dilemas mucho más personales, donde el deber y el deseo entrarán en conflicto, y donde las decisiones que tome la acercarán peligrosamente a ese filo donde lo correcto y lo necesario dejan de ser cosas distintas. Además, los secretos que aún están ocultos no van a quedarse así por mucho tiempo. Lo que parecía ser una historia de corrupción local va a abrirse a algo mucho más grande, donde Beatriz tendrá que decidir si está dispuesta a perderlo todo por la verdad. Lo que viene es intenso, inesperado y oscuro. Porque en esta historia, cuanto más se avanza, más profundo es el abismo.
¿La trilogía seguirá centrada en Barcelona o explorará otros escenarios?
Barcelona seguirá siendo el epicentro de la historia, porque su atmósfera es clave en la trilogía. Es una ciudad que lo tiene todo: lujo, corrupción, secretos bien guardados y una noche llena de sombras donde todo puede pasar. Pero en las siguientes entregas, la trama se va a expandir, y con ella, los escenarios. Sin hacer spoilers, digamos que ciertos personajes van a necesitar salir de su zona de confort, y algunos secretos los van a llevar más allá de las calles de Barcelona. Habrá escenarios nuevos, lugares donde la ley tiene otros matices y donde el poder se mueve de formas más sutiles… y más peligrosas. Eso sí, te garantizo que cada lugar que aparezca tendrá su propia oscuridad, su propia historia oculta. Porque, al final, no importa dónde vayas: las sombras siempre encuentran la manera de alcanzarte.
Eres policía de profesión y escritora por vocación. ¿Cómo compaginas ambos mundos? ¿Se retroalimentan de alguna manera?
Compaginar ambos mundos no es fácil, pero es parte de lo que me hace quien soy. La policía es mi profesión, mi día a día, la realidad que vivo. La escritura es mi pasión, mi vía de escape, el lugar donde puedo jugar con esa realidad y llevarla hasta sus límites. Se retroalimentan constantemente. Ser policía me ha dado una perspectiva única sobre el crimen, la justicia, la moralidad y las relaciones humanas en situaciones extremas. He visto lo mejor y lo peor de las personas, y eso me permite construir personajes más complejos, más reales. No idealizo a los héroes ni demonizo a los villanos, porque en la vida real todo es mucho más gris de lo que nos gustaría pensar. Por otro lado, escribir me ha hecho mejor observadora, más atenta a los detalles, a las emociones, a lo que no se dice. Aunque parezcan mundos opuestos, para mí son dos caras de la misma moneda. Y mientras pueda seguir viviendo en ambos, seguiré disfrutando del equilibrio entre la acción de la realidad y la adrenalina de la ficción.
¿Qué es lo más difícil de escribir una novela negra cuando tú misma formas parte del mundo policial?
Lo más difícil es encontrar el equilibrio entre la ficción y la realidad. Como policía, sé cómo funcionan los procedimientos, las investigaciones y las dinámicas dentro del cuerpo. Y claro, eso es una ventaja, pero también un reto. Si fuera totalmente fiel a la realidad, habría partes de la historia que serían aburridas o demasiado técnicas. En la vida real, una investigación policial puede ser lenta, llena de burocracia y con pocos giros dramáticos de un día para otro. Pero en una novela negra, el ritmo es clave, así que tengo que encontrar la manera de hacer que todo sea creíble sin sacrificar la emoción. Otro reto es lidiar con los clichés. En la ficción, muchas veces los policías son o súper corruptos o héroes perfectos, y la realidad es mucho más compleja. Yo quiero personajes humanos, con contradicciones, con lealtades que a veces chocan con el deber, con sombras propias que los hacen vulnerables. Y, por último, está la parte emocional. Escribir sobre crimen, corrupción y dilemas morales es intenso, pero cuando has vivido situaciones similares en la vida real, algunas escenas te golpean de otra manera. Hay momentos en los que escribir se siente casi como revivir, y ahí está el verdadero desafío: saber hasta dónde quieres llegar sin cruzar ciertas líneas personales. Pero al final, ese conocimiento de primera mano es lo que hace que la historia se sienta más auténtica. Y aunque tenga que jugar con la ficción, siempre intento que lo que cuento tenga esa verdad emocional que hace que el lector se lo crea.
En España, la novela negra está viviendo un gran auge. ¿Qué crees que aporta tu trilogía al género?
La novela negra en España está en un momento espectacular, con historias cada vez más intensas, más atrevidas y con personajes que rompen con los estereotipos clásicos del género. ¡Y eso me encanta! Creo que mi trilogía aporta una mezcla única de elementos: por un lado, la autenticidad de quien conoce de primera mano el mundo policial y puede darle un realismo que va más allá de los tópicos; por otro, la fusión con el dark romance, el erotismo y las relaciones llenas de tensión, que añaden una capa emocional muy potente a la trama criminal. No es solo una historia de corrupción y misterio, es una historia donde los personajes juegan con el poder, el deseo y la lealtad, donde los sentimientos son tan peligrosos como las conspiraciones. En ese sentido, la trilogía explora un tipo de novela negra que no se queda solo en la investigación del crimen, sino que también se sumerge en la mente y el alma de quienes viven en esa oscuridad. Lo que aporta mi trilogía es ese cóctel de novela negra con una carga emocional intensa, personajes que no son ni héroes ni villanos, y un realismo que bebe de la experiencia policial, pero sin renunciar al ritmo adictivo de la mejor ficción. Y, sobre todo, una historia que no deja indiferente.
Puedes comprar el libro en: