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Espadaña de la iglesia de Gallegos de Sobrinos
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Espadaña de la iglesia de Gallegos de Sobrinos

LA HUMILDAD

Un político diría que la humildad está sobrevalorada. Ni siquiera es una virtud cardinal. Recordemos que son: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Ni siquiera teologal: fe, esperanza y caridad. A lo mejor la humildad tiene un poco de cada una de esas virtudes. Azucena del Valle desgrana en su artículo "La humildad" el sermón del cura de su pueblo que está cerca de las montañas.

No soy ratón de sacristía, a pesar de que mi abuelo materno ejercía el oficio de escolano sin ser un chupacirios, pero en fechas señaladas sí me da paz sentarme en una iglesia y aplacar las emociones cuando el corazón se me desboca y añora momentos de calma. Y si coincido con un sacerdote que no habla del pecado, ni del averno, ni de la maldad que habita en cada uno de nosotros, ni de la envidia, los ricos y los pobres, la desigualdad, los castigos divinos que nos esperan y otras retahílas, me quedo a escuchar y aprender.

Como ocurrió el último sábado de agosto, en el pueblito pequeño del que soy oriunda. El sacerdote titular en cuestión pasa de los 65 y si te lo encuentras por la calle te dan ganas de darle una limosna por su aspecto sencillo, delgado, su pelo lacio y descuidado y su cigarrillo siempre en la boca. Entona los cánticos con afán y ganas, y su voz desafinada se alza por encima de la de los feligreses que le acompañan y que cantan tan mal como él. Pese a esta tortura, siempre merece la pena estar atenta a sus homilías. Primero porque son cortas, segundo porque siempre habla desde el corazón y tercero porque te enfrenta al espejo haciéndote reflexionar sobre tus valores, convicciones y creencias, tu manera de relacionarte con los demás y mostrarte al mundo. Y, sobre todo, pones de manifiesto tus debilidades.

Las lecturas del 31 de agosto hablaban sobre LA HUMILDAD. Una cualidad que implica desapego y ayuda. ¡Casi nada!, en este mundo en el que todos queremos sobresalir y demostrar que somos mejores que los demás, acumular bienes y éxitos; pisando cabezas si fuera necesario; humillando al débil poniendo de manifiesto sus errores y carencias; inflando nuestra autoestima como pavos reales y dando codazos para salir los primeros y más guapos en la foto. Todo lo contrario de lo que dice el Evangelio según San Lucas 14, 1. 7-14:

En sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.

Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:

«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga: “Cédele el puesto a este”. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.

Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:

“Amigo, sube más arriba”. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.

Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».

Y dijo al que lo había invitado:

«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.

Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».

Minutos antes, habíamos escuchado la Lectura del libro del Eclesiástico 3, 17-20. 28-29, que ahondaba en el tema:

Hijo, actúa con humildad en tus quehaceres,

y te querrán más que al hombre generoso.

Cuanto más grande seas, más debes humillarte…

Sin entender la humillación como un menoscabo a tu dignidad o valores, ni degradación personal o social, sino como un acto de generosidad y reconocimiento ante las capacidades y méritos de los demás.

Según el Instituto Europeo de la Psicología Positiva, las personas humildes cuentan con 5 características que las definen:

Se conocen y reconocen. Saben cuáles son sus fortalezas y también sus debilidades.

Valoran el trabajo y el esfuerzo. Tanto el suyo como el de los demás.

Escuchan las diferentes opiniones y las toman en cuenta.

Se expresan con asertividad.

Respetan y son respetados.

Comienza septiembre, y también, según la IA, el año escolar en el hemisferio norte, el otoño astronómico en el hemisferio norte y la primavera en el hemisferio sur. Además, el mes marca el inicio de la temporada de nuevas frutas como manzanas, peras y uvas, y es un momento de renovación de energías con metas y rutinas, según la percepción personal. Volvemos renovados tras el largo parón veraniego, con ganas de darlo todo, de pelear, de ponernos al día, de escuchar las tertulias y a los tertulianos que nos ponen la cabeza a cien. Los jueces, la política… la mierda, con perdón. Y otra vez la monserga de manzanas traigo, y no para hacer mermelada o compota, un suponer.

Mejor nos iría, si en vez de anclarnos en nuestras posiciones encontradas, en nuestra ira contenida, en el empecinamiento de tener siempre la razón, en ser el number one, escucháramos al cura de mi pueblo.

¡Ahí lo dejo!

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