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Verraco de Salamanca sobre el puente romano. Origen vetón
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Verraco de Salamanca sobre el puente romano. Origen vetón (Foto: Maudy Ventosa)

CAPADORES…

Cerca de una de las puertas de Salamanca, al cruzar el puente romano del río Tormes, está el berraco de la fotografía. Por los andurriales abulenses hay legión. Lo ha escogido Azucena del Valle para su artículo "Capadores..." porque está lisiado de sus partes pudendas. Así debería de vivir más, como dice el investigador Javier Bragado -también es casual tener ese apellido-. Éste, desde luego, ha vivido más porque es de piedra. Ahora hay más castrad@s emocionales que antes, y aconseja que hay que hablar más para solucionar los problemas. Se equivoca, lo que hay que hacer es escuchar más.

- Lo que tiene la evolución, tía. Están desapareciendo la mayoría de los oficios que, hace años, se practicaban en muchos pueblos. En todos solía haber un herrero, un molinero -o molinera, según las coplillas-, pregonero, pellejero, porquero, segador, esquilador… pero hay uno que me llama poderosamente la atención por la derivación que ha sufrido. El de capador, que ha dejado de ser manual para convertirse en instrumento de control mental.

- Te refieres, supongo Puri, a lo que hoy día conocemos por su sinónimo más frecuente: castrador. Antes era el que cortaba, sin anestesia, los güevos a ciertos machos, mayormente cerdos, aunque también a ovejas macho y caballos.

- El que más chifle, capador, era un dicho popular, por eso de anunciarse soplando la chifla como los afiladores. Y otro refrán que acabo de aprender es A capar se aprende cortando cojones, porque esto de castrar parece que ha sido un oficio muy antiguo.

- Y no practicado solo con animales, colega… también se emasculaba a los hombres, y no era precisamente para que vivieran más años, como parece que ocurría con los castrados. Según afirma Javier Bragado, un estudio, científicos de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda), hay relación entre una mayor esperanza de vida y los mamíferos a quienes se han retirado los genitales después de la pubertad, por eso de las hormonas masculinas y las diferencias específicas del sexo en el envejecimiento del ADN. ¡Alucina, Vani! También los eunucos en Corea -siglo XIV al XVI- celebraban más cumpleaños que aquellos que seguían con todo en su sitio.

- A pesar de eso, tía, vaya afán por joder al prójimo desde hace siglos. He leído que, para acallar la voz de las mujeres en las iglesias, tomaron como excusa la primera carta de San Pablo a los Corintios que decía: Como en todas las Iglesias de los Santos, que las mujeres callen en las reuniones, pues no les está permitido tomar la palabra. Y empezó la castración, al crearse la Capilla Pontificia a principios del siglo XVI. El Papa Julio II autorizó la castración ad honorem Dei. Niños de entre 7 y 12 años que, castrados, conservaría sus voces agudas. Los castrati, que acabarían más tarde cantando en la ópera, como Farinelli, el más famoso de todos. Hasta que pasó la moda y el Papa Pío VI -1798- revocó la prohibición y las mujeres volvieron a trinar.

- Y hay referencias anteriores de esta mutilación: un varón castrado, con alevosía y premeditación, en la ciudad sumeria de Lagash en el II milenio antes de Cristo.

- Siguieron por ese camino mucho tiempo, Vani. Al no tener la suerte de contar con migrantes que realicen las tareas que nosotros no queremos, empezaron a eunuquear a los pobres chicos y, los que sobrevivían a aquel infierno, eran esclavos domésticos, sobre todo sirviendo en los harenes de mujeres reales, damas de la corte y concubinas. De nuevo los pudientes haciendo de las suyas.

- Javier Zurro escribe en un artículo que: En el año 1971 en Afganistán todavía se utilizaba la castración en los niños. En 2002 la cadena británica BBC denunciaba que en Níger todavía se emasculaba a los esclavos en determinadas áreas rurales. En 2012 varias ONG denuncian la mutilación de los genitales de los albinos para ser utilizados como ingredientes en pócimas de brujería en países como Tanzania, Mali, Camerún y otros países. Una práctica salvaje que se remonta al año 5.000 antes de Cristo, cuando el hombre mutila los genitales de otro hombre por primera vez, dando lugar al primer eunuco de la historia. ¡Cómo para quejarnos de lo que tenemos!

- Y todo esto lo hemos empezado por hacer gracia con la chifla de los capadores, cuando lo que queríamos era hablar de un tipo de castración más sutil… la castración emocional, tan de moda en nuestra sociedad, que practican féminas y hombretones. Con o sin saberlo, un suponer.

- Joder, Puri, no me vengas con Freud cuando ya he superado el trauma de saber que mi clítoris es un pene hipotrofiado. Ya trató el padre del psicoanálisis el caso del pobre “Juanito”, también llamado “El pequeño Juan”, en 1908, hablando del complejo de castración en los niños, muy relacionado con el complejo de Edipo. ¡Que habría hecho la criatura para que sus padres decidieran llevarlo a la consulta con poquito más de 3 primaveras!

- No tientes la suerte, que luego se nos enfadan los seguidores de la corriente del austriaco y la liamos. Concluyamos, resumiendo, que es lo mismo, que ellos temen perder el pene y nosotros envidiamos el no tenerlo. Chimpún. Y a todo esto, si quieres buscar algo interesante sobre castradores, solo encuentras artículos sobre castradoras. Nos cuelgan el Sambenito por cuatro madres bravas y dictadoras que anulan la autoridad del padre y educan fatal a los hijos consiguiendo que, estos benditos, no rompan el cordón umbilical ni se desarrollen psicoemocionalmente; así, permanecerán bien pegados al mandil materno, como sé de unos cuantos. Y a la mierda la autoestima.

- ¿Y qué me dices de los padres castrantes? Abundan como las setas en otoño. Sujetos, a menudo, con un déficit emocional que intentan cubrir a través de sus retoños. Ven a estos como una extensión de sí mismos, como una propiedad manipulable a la que chantajean, juzgan y critican sin reconocerlos como personas independientes que necesitan autorrealizarse. Las críticas destructivas no ayudan a crecer, ni a independizarse, es más, provocan ansiedad, tristeza y problemas de relación.

- ¡Menuda sociedad hemos creado! Y esta vez no es culpa del pobre Peíto, que diría Maque (sabes que te adoro). Todo esto que arrastramos desde la más tierna infancia, nos lleva a la castración emocional de los machitos adultos, sobre todo, porque las mujeres, ante un problema, somos más de hablar, de compartir y hasta de enrabietarnos mientras ellos se alejan sin decir ni mú en plan digno y soberbio. Y apunto la definición de los expertos, sin que ofenda porque se aplica a todos: La castración emocional es la inhibición o represión de las emociones, especialmente en hombres, como resultado de normas sociales que asocian la expresión emocional con la debilidad o la feminidad. Este fenómeno puede llevar a dificultades en la comunicación, relaciones interpersonales y salud mental.

- Pues menudo panorama, tía. ¿Y esto cómo se arregla?

- Hablando, Vani, hablando, y expresando los sentimientos. ¡Ahí lo dejo!

- Pues nada más que añadir, Puri. ¡Cien por cien!

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