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¡ahi lo dejo!

16/05/2025@05:45:00
Que "el mundo está en crisis", lo sabe Theodor Kallifatides y todo quisqui. Lo malo es que no hacemos nada por solucionarlo. El escritor griego-sueco ha viajado a España para dar una serie de conferencias y agitar conciencias. El vivió el conflicto armado más grande del siglo XX y no quiere vivir otro de esas dimensiones, aunque lo tengamos encima. No solo la invasión de Ucranía, en el mundo hay más de ochenta conflictos armados y nadie hace nada.

No está este país para tirar cohetes, porque los sacas a la calle y te roban hasta el palito. Nos cuenta Azucena del Valle en "Verde que te quiero verde", cómo está la situación. Un país de chorizos que roban el cobre de las instalaciones férreas para sacar unas perrillas. A la que no le hace falta es a la presi de Red Eléctrica, que es megarrica con "M", de los megavatios que nos robaron el 28 de abril, o esa ministra de la cosa que vive en La Moraleja que también debe ser ultra rica. ¡Menudo está el país! A poco que lo toquemos se nos funden los plomos. Así que lo mejor es irse a vivir por la geta a la T4 de Barajas.

¡Genio y figura hasta la sepultura! Así era Caballo Loco y así son los rockeros de la Gran Vía. Azucena del Valle escribe en "Los viejos rockeros permanecen" sus recuerdos de juventud y madurez en su curro currante. Vemos que los jubilatas no sólo sirven para ver las obras de nuestro alcalde, también evocan con humor lo que hicieron de jóvenes aunque no les gustase el rock sinfónico del guitarrista de Genesis que abandonó el grupo porque no se sentía identificado con la línea musical del aburrido Phil Collins, y décadas después continúa interpretando las mismas canciones que en su juventud.

Parece que en "Autoglorificación" Azucena del Valle se quiere autoflagelar. Dejemos que lo haga mientras bebe botellines en su pueblo abulense que como dice su amiga Paula: se saca más lamiendo que mordiendo. Así que a lamer botellines, ella que está un poco cansada de gilís que no de los botelines; mientras nosotros lameremos tercios con las mismas ganas que los alemanes botellines de medio litro y los americanos de 750 cl. ¡Esos sí que saben!

¡Vaya con la Puri y la Vani! Son todo una pareja viajera. Nos lo cuenta Azucena del Valle en "La ciudad que nunca duerme". Han saltado el charco y se han ido a la Gran Manzana. Ellas son, precisamente, el gusano de la ídem. ¡Vivir para ver! o como ellas dicen, para disfrutar.

El mundo está que arde. Menos mal que la nueva borrasca IVO ha llegado para apagar los ánimos, aunque Trump y Pedro Antonio siguen por aquí. Uno legislando leyes que están dejando a los americanos descuadrados, el otro aprobando un decreto minibus y descafeinado que beneficiaría a los jubilatas, a los okupas y a los que usen el abono transporte. Como dice Azucena del Valle en "Tomorrow will be another day" todo pasará y mañana será otro día. Lo que no sabemos es si será mejor.

Llega un tiempo en que una delgada línea separa la madurez de la senectud. Lo que nosotros creemos que es madurez, nuestro hijos lo ven como chochez. Sí, el tiempo nos convierte en viejos chochos y nosotros nos seguimos creyendo eternamente jóvenes. Los sesenta de ahora son los cuarenta de hace medio siglo. Así que sigamos sintiéndonos jóvenes y que los viejos jóvenes nos sigan viendo como Amparito. Nos lo cuenta Azucena marchita del Valle en "¡Mamá, ¡lo sabes todo!" o casi.

Azucena del Valle está cada día más viajada que un Globetrotters. Se ha ido a tierras checas para visitar los mercadillos navideños. Parece ser que lo que más la ha gustado es tomar sidra caliente con salchichas rojas en vez de cervecita helada con gambitas. Ya están preparando, con la ayuda de la Puri y la Vani, unas navidades laicas con mucha comida y poco rezo. Nos lo cuenta en "¡Pá calentar el body!" y el año que viene a ponerse a régimen, pero seguro que no lo hará.

Azucena del Valle fue al Vaticano hace unos meses. El papa Francisco no pudo recibirla en audiencia, pero ella no se lo ha tenido en cuenta y hace el mejor obituario del papa que se puede leer en "Cómo me gustaría una iglesia pobre... y para los pobres". Unos le acusaron de ser de extrema derecha, otros de la ultraizquierda y algunos hasta de peronista. Lo que sí es cierto es que era extremadamente de centro, y de centro para el cielo.

En un viaje por Asturias, Azucena del Valle ha ido a parar de visita al hermoso y tranquilo cementerio de Luarca -ya son ganas de hacer necroturismo- y allí se nos ha vuelto muy trascendentalmente trascendente. Yo no sé si a los muertos les gusta que los visiten, pero seguro que los luarquinos, luarquinas y luarquines les gusta descansar tranquilos frente al mar. Nos lo cuenta en R.I.P. ¿Sí o qué? Dejemos a los muertos en paz que bien muertos están.

La Puri y la Vani saben de geopolítica lo mismo que Trump y Putin, que parecen los nombres de un conocido dúo de payasos. El del pelo dorado es fuerte con el débil y cobarde con el poderoso. Ni aquellas van a solucionar lo de la Pilu y el Sebas, porque viven en la inopia, ni éstos lo de Ucrania. Y Europa al verlas venir para no meterse en camisa de once varas. Nos lo cuenta Azucena del Valle en "Arreglar la casa ajena". Lo mejor es no meterse.

Once personas murieron en un tiroteo en Campus Risbergska de Örebro de mayores el 4 de febrero. Los escritores nórdicos han escrito tanto sobre asesinatos que ya los delincuentes les compían las maneras de matar. Parece mentira que siendo tan pocos, den tanta guerra. ¡Y luego se extrañan de que se quieran venir de vacaciones a nuestros andurriales! Nos cuenta Azucena del Valle en "Si los asesinos copiaran a los escritores...", que los copian, pero con menos gracia.

El año de mi primera comunión, Paco Martínez Soria estrenaba la película "La ciudad no es para mí". Ahora Azucena del Valle lo dice pero en fisno "The city is not for me" y todo porque a las mentes brillantes de nuestros gobiernos les ha dado por soterrar las carreteras. Algunos vecinos ya piden que se lleven hasta la M-40. ¡Pobrecillos! Es que no saben que se van a inundar en cuanto llueva y si no que se lo digan a Gallardón.

Nuestra colaboradora más poligonera y dicharachera Azucena del Valle nos habla en su primera colaboración del año de tantas cosas que nos es difícil destacar una. En este país de tantos singing morning, donde tenemos una televisión que da pena, ver las campanadas del año nuevo es llorar. Son más cutres que un presidente de gobierno en Cerler con cuarenta euros. Menos mal que nos alegra la vida con sus ocurrencias y no esos presentadores y humoristas absolutamente gagas.

Si el inglés siempre se me dio mal, el idioma de las amigas de la Puri y la Vani es que ya ni lo entiendo. Azucena del Valley nos cuenta en "English spoken... ¡Nasti de plasti!" cómo hablan jóvenes de hoy en día. Yo que creía que una anáfora era una vasija para el vino, ahora resulta que es una figura retórica de Aristóteles, y ¡yo que creía que este señor era un jugador brasileiro de futebol! que hacia pareja en el medio del campo con Sócrates. Resulta que estos tíos se dedicaron a pensar. ¡Vivir para comprender!