www.todoliteratura.es

Acerca de “Lenta la luz como nieve vencida”, poesía reunida de Manuel Cortijo Cieza

Seis Letras, 2025
miércoles 17 de diciembre de 2025, 21:20h
Lenta la luz como nieve vencida
Lenta la luz como nieve vencida

Abundante es la lista de los poetas actuales y muy escasos son los que hacen del apartamiento y la reserva su norma de vida. Y entre los más discretos y, añadiría, mostrando una mayor humildad y bondad personales, se encuentra Manuel Cortijo Cieza. Poeta que inicia su actividad literaria en los años ochenta del pasado siglo y que publicó su primer poemario, titulado “De un pájaro de amor que anidó primavera al oriente de Capadocia”, Premio Zenobia, en 1986. Libro donde se avanza y esboza ya la temática primordial de su obra futura. Pues, tal como se puede leer en la reseña que escribe Enrique Gallud Jardiel sobre este primer poemario, “No es de la verdad superficial de las cosas en sí de lo que trata sino de lo que estas tienen de misterio y espiritualidad”, resaltando asimismo su “Sorprendente tono indo-judaico".

Una tonalidad ecléctica, que se va a mantener a lo largo de toda su obra, en la que se entrelazan y concilian de modo natural el misticismo neoplatónico y el misticismo budista oriental. Pensamiento idealista y de fondo trascendente, que busca ir más allá de la realidad sensible, más allá de la existencia material, para liberarse y así, como dice el místico y teólogo alemán Jacob Böhme en “Mysterium magnum”, obtener el que sería “el bien más alto del hombre”: poder alcanzar la “unión mística con el Uno"; trátese de Dios o de la inefable Nada nirvánica.

No es Manuel Cortijo Cieza un poeta prolífico sino que, debido sin duda a su particular talante y convicción, nos hallamos ante un autor mesurado y contenido en la factura de su obra. Y “Lenta la luz como nieve vencida”, su último libro publicado, donde se reune la práctica totalidad de su producción poética, pues deja fuera únicamente su primer poemario, está constituido por cuatro libros: “Romanza del halcón y del agua" (2008),“Sutiles territorios de memoria” (2017), en el que el título del último poema es precisamente el que da nombre, “Lenta la luz…”, a este libro recopilatorio que estoy comentando, y están también “Los manantiales del agua” (inédito) y “Donde el camino empieza" (2022).

En los primeros versos del poema que abre “Lenta la luz como nieve vencida”, perteneciente al libro “Romanza del halcón y del agua”, leemos: “El corazón es una lámpara/ escudriñando lo mistérico". Es decir, el corazón, el sentimiento, el puro querer libre, es el órgano al que le corresponde la función esencial de guiar y trazar el camino de la búsqueda que pueda dilucidar y resolver el enigma de la existencia. Más adelante, en otros poemas se irán mostrando claves informativas sobre el proceso de búsqueda, como, por ejemplo, que “El sendero del corazón / exige a la mente / un constante aprendizaje” o que “Medita el corazón, / la mente sueña”.

En “Sutiles territorios de memoria”, el segundo libro recopilado, se desarrolla una mantenida cadena poética en la que los poemas se van eslabonando entre sí al dar comienzo todos ellos con el último verso del poema anterior. La meditación mística se va acrecentando y se va decantado a lo largo del poemario: “El silencio me ha crecido por dentro. / Duele. Pesa. No sé cómo expresarlo”, “El silencio es un tren distante / sin andenes hacia el azul profundo”. Y, a la vez, lo mistérico se va haciendo cifra: “Ojos dulcísimos velan la tierra. / Contemplar tus ojos es ejercicio / de renuncia…”. Pero, además, en los poemas se deslizan a veces otros sentimientos entrañados y humanos, pérdidas, infancia. La vida va dejando huella en el canto poético: “Tenía siete años, / […] me usurparon / los besos maternales por decreto / los sueños en bruto, / los cuentos jamás estrenados, crecí en soledad.”. “La vida es un inventario doloroso, / épico ejercicio, olímpico naufragio / que entre pérdidas y ganancias / arroja soledad en su saldo.”.

El libro tercero, “Los manantiales del alba”, poemario inédito hasta su inclusión en este volumen de poesía reunida, no abandona el camino iniciático de la búsqueda mística, aunque mostrando mayor confianza y serenidad, fruto de un ampliado conocimiento: “Para nacer hay que morir primero, / […] Nacer / es hacerse consciente de sí mismo, / ¡la libertad es el inicio!”, “Ser visible / es huir de la ceguera herido en luz / saltar hacia la muerte iluminado, / beber el negro suero de la vida, / suspender en amor propio, / […] conquistar al fin, / por el mérito adquirido, / nuevamente el refugio de otra vida.”, “Ser/ donde termina el hombre / y crece en marisma la nada”. Ahora, se hace visible ya el trayecto completo del sendero y el destino final de la ascesis para liberar el espíritu. Se canta la llegada a la ansiada meta: “Como hijos pródigos nos abrazamos, / en la fiesta de la abundancia / brindamos por la memoria. / Bastó sentirnos; / tú en la distancia… nosotros en la emoción. / En los espejos del agua / tu imagen se reflejaba, / nuestra vocación de hombres alcanzaba / las costas.”.

El cuarto y último libro de “Lenta la luz como nieve vencida", titulado “Donde el camino empieza”, nos ofrece en las cuatro citas iniciales, que no figuraban en la edición original del poemario, un compendio esencial de los cimientos intelectuales que sustentan el pensamiento y la ascesis espiritual propuesta y mantenida por Manuel Cortijo Cieza. Son citas de los neoplatónicos Plotino y Boecio, máximos representantes de una escuela filosófica y teológica que busca la unión con lo divino mediante la contemplación y la ascensión espiritual. Está a su vez la cita del moralista estoico Epicteto, para quien la virtud representa la libertad del ser humano. Y está también la cita extraída del “Shin Jin Mei”, antiguo texto del Zen budista, que propone la meditación para alcanzar la iluminación. Queda expuesto de esta manera con claridad el entramado más profundo de la inspiración de la voz poética de Manuel Cortijo Cieza: “La grandeza es la capacidad / de elevarse a las alturas / con la suficiente fuerza en los ojos / para mirar el sol. // […] Mi oficio es contemplar la omnipotencia / del creador, / en lo efímero y eterno / la vida me cede la oportunidad / de la balanza en mi ejercicio / para juzgar al rey, al esclavo y al hombre. // […] las formas son imágenes / según los algoritmos, / la forma perece, / no así su arquetipo. // La madera es el azogue / donde me reflejo y me resumo, / dentro de mí el macrocosmos / se despliega.”.

Una voz lírica personal y bien definida, que a través de su poesía nos va ofreciendo lo que el filósofo existencialista alemán Karl Jaspers definía como las “cifras de la trascendencia”: imágenes y representaciones con las que se alude a lo inmaterial y que tratan de representar y ofrecer lo que de ningún otro modo se puede hacer presente. Poesía de la trascendencia que, por su originalidad y belleza, merece ser leída con placer y atención. Estamos ante un poeta de calidad, al que, a pesar de su apartamiento voluntario y su reserva personal, se debe valorar, reconocer y reivindicar. Leamos, pues, a Manuel Cortijo Cieza, bien lo merece.

Puedes comprar el poemario en:

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios