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9788426421302

Lumen, Barcelona, 2019

20/09/2019@19:09:44

Hay un rigor cierto en este discurso dictado desde lo hondo de lo humano, rasgos definidos para distinguir el interior del hombre y sus preocupaciones dentro de ese paisaje nuboso que constituye la difícil realidad. El poeta no es el delator, sino el que señala siempre una parte del camino: “Mis manos contemplas/ son débiles –dices- cual flores/ mi boca contemplas/ demasiado pequeña para pronunciar: mundo/ -mejor balanceándonos en el tallo de los instantes/ bebamos el viento/ y contemplemos cómo nuestros ojos atardecen/ el aroma a marchito es el más hermoso/ y la forma de las ruinas nos anestesia”.

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