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"Daniela Astor y la caja negra" de Marta Sanz

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h
Daniela Astor y la caja negra
Daniela Astor y la caja negra

Marta Sanz abandona momentáneamente a su detective homosexual Arturo Zarco, protagonista de las novelas Black, black, black y Un buen detective no se casa jamás para retomar sus recuerdos de adolescencia en Daniela Astor y la caja negra y que vuelve a publicar en la editorial Anagrama. Hay que reconocer que esa infidelidad le viene genial porque ha conseguido una novela rompedora y muy actual.

La pseudo actriz Susana Estrada enseñaba un pecho en un acto público mientras Enrique Tierno Galván le entrega el galardón concedido por un periódico. "Señorita, señorita tápese que va a tener frío y se va a acatarrar", le decía el insigne y despistado alcalde madrileño que fue un alarde de simpatía durante toda su vida, que llamaba de usted a su mujer en la intimidad del lecho conyugal.

La que sería actriz Amparo Muñoz era coronada miss Universo y María José Cantudo protagoniza el primer desnudo integral del cine español en La trastienda de Jordi Grau. Marisol aparece desnuda en la portada de Interviú y Bárbara Rey presenta un programa de variedades sentada en un sillón de mimbre a lo Emmanuelle. La jovencísima Sandra Mozarowsky muere al caer desde el balcón de su casa. Los rumores y especulaciones llegan hasta los blogs de la actualidad. Es la época del fantaterror, la tercera vía y el destape. El desnudo femenino se intelectualiza a la vez que se va consolidando como bien de consumo.

Mientras suceden estas cosas a finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, Catalina come miga de pan para que le crezcan las tetas, lee a hurtadillas revistas del corazón, tiene un amor secreto, está enamorada del padre de su mejor amiga, y se encierra en su cuarto para jugar con Angélica, su mejor amiga. Allí dejan de ser ellas para convertirse en Daniela Astor y Gloria Adriano, trasuntos de esas actrices que empiezan a crear su propio mundo.

Así, la novela va avanzando entre las fantasías de una niña de 12 años que juega a ser mayor y que como dice la escritora madrileña "es la historia del adulto que todos los niños llevan dentro", justo lo contrario que todos dicen, pero no le falta razón. Y el descorche de las caja de películas de cine que van conformando una época que ya ha pasado y que miramos con nostalgia.

Nostalgia por un mundo que se abría a un abanico de infinitas posibilidades. Un mundo que empezaba y que parecía no tener límites. Un mundo imaginativo que se vivía deprisa, donde el colorido, la diversión y las ganas de avanzar hacia unos sueños largamente soñados y que el paso del tiempo ha ido poniendo en su sitio de manera cruel. Lo imaginado era mejor de lo que ha venido. Lo que no podíamos suponer es que el presente podría ser tan frío y abominable.

Marta Sanz refleja a la perfección lo que fueron aquellos años y para eso se va sirviendo de varias voces, la primera persona de la niña Daniela Astor y la tercera persona del narrador, que va abriendo las cajas de cintas de cine y nos va descubriendo cómo era en aquellos días, salvo la última, quizá la más impactante, donde nos presenta a una actual Bárbara Rey en un programa rosa de la más vomitiva y anti cultural cadena de televisión que hay en nuestro país y eso que hay muchas, en la que han arrinconado la cultura hasta asfixiarla prácticamente.

Daniel Astor y la caja negra es un soplo de aire fresco en nuestro panorama literario. Continúa con la senda trazada en La lección de anatomía, pero con más humor, con más ironía y con más madurez. Porque la prosa de Marta Sanz ha ido creciendo, ha ido perfeccionándose, ganando en descriptividad y fuerza. Engrandeciendo una obra que poco a poco irá llenando nuestros corazones y nuestras horas de lectura. Porque ha unido el interés con la sencillez. La madurez con la liviandad. Ha unido una época ecléctica con los mejores recuerdos.

Estamos pues ante una novela imprescindible para entender a través del cine y de la literatura una época que nos marcó a fuego lento para toda una vida, los más lo echamos de menos, los otros pasaron sin pena ni gloria por ese tiempo y así nos luce el pelo. Nuestra enhorabuena a una escritora de la que esperamos grandes cosas y se lo demandaremos.

Marta Sanz es doctora en Filología. Ha publicado las novelas El frío, Lenguas muertas, Los mejores tiempos (Premio Ojo Crítico 2001), Animales domésticos, Susana y los viejos, finalista del Nadal en 2006, y La lección de anatomía (2008). En 2007, publicó Metalingüísticos y sentimentales, antología de poesía española contemporánea, y recibió el Premio Mario Vargas Llosa NH de Relatos. Es autora de tres poemarios: Perra mentirosa, Hardcore y Vintage. En Anagrama ha publicado la novela Black, black, black y Un buen detective no se casa jamás.

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