El mejor libro de este año ha sido para los críticos y colaboradores de Todoliteratura “Castillos de fuego”, del escritor zaragozano Ignacio Martínez de Pisón, que lleva muchos realizando una progresión maravillosa en su literatura. En esta ocasión nos lleva al Madrid de la posguerra, durante un tiempo en el que los campos de Europa eran arrasados por culpa del nazi Adolf Hitler, que según nuevos estudios era un vago redomado y estaba durmiendo cuando se produjo el desembarco aliado de Normandía –como ya conocíamos-. En España, aunque la guerra había terminado, sus consecuencias eran vividas en primera persona por muchos ciudadanos que comenzaron a reconstruir los destrozos de una contienda sin sentido y que pasaban hambre por las malas cosechas habidas en unos campos yermos y maltratados por años de abandono. Es, probablemente, su novela más emocionante desde aquella “Carreteras secundarias”. Se ha convertido el autor aragonés en un gran candidato al Nobel, si es que en algún momento dejan el sectarismo a un lado esos académicos de las tierras vikingas.
La segunda posición es para “Los valientes están solos”, de Roberto Saviano. Los valientes estarán solos, pero no Saviano que tiene legión de seguidores. El escritor napolitano ha creado una biografía novelada del juez italiano Giovanni Falcone que lucho, prácticamente en solitario, contra la Mafia, por lo que murió asesinado junto a su mujer y tres miembros de su escolta en un atentado perpetrado en una autopista. Saviano es un luchador incansable contra todo tipo de corrupción. Sabe que está instalada en muchos estamentos del poder, y no solo en Italia, también España sufre esa lacra. Durante dos décadas, ha enarbolado el nombre de Falcone como un ejemplo de integridad y coraje cívico frente a la enfermedad que representan los tejemanejes mafiosos en la sociedad. Estos tejemanejes son como un cáncer que corroe las instituciones y se hacen más grandes cuando éstas son débiles. Todo esto nos lo cuentan con pulso firma, manejando la tensión en cada momento de manera magistral. Un libro tan valiente que sería de cobardes no leerlo.
La tercera plaza es para “Los virtuosos”, de Yasmina Khadra. La novela nos narra una epopeya argelina que nos recuerda a la lucha de los aqueos contra las murallas inexpugnables de Troya, la cólera de Aquiles y el largo y penoso retorno de Odiseo hasta Ítaca en busca de los brazos de su fiel Penélope. El protagonista es engañado por el caíd de su pueblo para ir a Francia, durante la Gran Guerra, en lugar del hijo del jefe. Las promesas que le hace son papel mojado y a su vuelta ve con dolor que sus padres han sido expulsados de su pueblo. Es aquí donde comienza su odisea para buscar a su familia. Khadra, nos vuelve a sorprender con una historia de pérdidas, separaciones y reencuentros en una época y un lugar, retratados con maestría y emoción.
En cuarto posición, nos encontramos con “Los contemplativos”, de Pablo d´Ors. Todo buen lector conoce la implicación que tiene el autor madrileño por todo lo referente al autoconocimiento, crecimiento personal y meditación. En este título, toda una declaración de principios, el escritor utiliza tanto el humor como el lirismo, la ligereza como la profundidad. El libro es un tratado narrativo de espiritualidad con un extraordinario potencial de transformación. Un artefacto literario con la inconfundible marca personal de Pablo d’Ors. Su literatura bien la podríamos definir como la literatura de la luz. Así que ya sabe, si quiere desarrollarse personalmente, no hay nada mejor que leer este libro.
La quinta plaza es para “Diarios. 5 y 6”, de Rafael Chirbes. Con este volumen concluye sus apasionantes diarios. En esta ocasión reúne los cuadernos escritos entre 2007 y 2015. Un periodo crucial del escritor valenciano, pues es cuando llegó al punto más álgido de su carrera literaria. En estos años, dio a la imprenta novelas como “Crematorio” o “En la orilla”, además, habla sobre la enfermedad que padeció los últimos años de su vida. En la foto de la portada vemos a Chirbes frente al espejo. Eso y no otra cosa es lo que ha hecho en sus diarios. Una magna obra, imprescindible. La siguiente posición es para "Kudryavka (Perra de pelo rizado)”, de la autora sevillana Xenia García que, con esta novela se hizo con el Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones. Premio merecido a todas luces. La escritora narra en primera persona la vida de Pepa. La obra destila originalidad por todas sus páginas y el olor acre de los delitos sexuales. “Hay escenas muy burras, pero necesarias para comprender esas transgresiones sexuales, como la pederastia y la pedofilia”, nos dijo la autora. Todo narrado de una forma cortante y precisa. Un baño de realidad en el que a nadie nos gustaría sumerirnos.
El séptimo lugar es para “1923”, de Roberto Villa García, un libro de historia política de una brillantez e independencia exquisita. El subtítulo del libro lo dice todo: el golpe de Estado que cambió la Historia de España. Eso es lo que ocurrió cuando Primo de Rivera se hizo con el poder en España. El libro desmiente, con pruebas, la creencia popular que afirma que Alfonso XIII fue el inspirador de ese golpe. En España, los historiadores más que ejercer su profesión actúan como comisarios políticos. Es hora de ir cambiando esa táctica y son los jóvenes historiadores los que lo están haciendo. A la cabeza de ellos, está Roberto Villa. La octava posición es para “El mago del Kremlin”, de Giuliano da Empoli. Una novela sorprendente y arriesgada del conocido analista político italiano-suizo. La novela tiene una increíble capacidad para mostrar los mecanismos del poder, de lo que Putin sabe mucho después de haber protagonizado una fulgurante carrera en el servicio de contraespionaje del KGB, para adentrarse en las mentes de los hombres. Después de ese periodo, abandona el servicio para comenzar su carrera política, primero como asesor y después como político en puestos cada vez más relevantes hasta llegar a la presidencia de Rusia sustituyendo a Boris Yeltsin.
El noveno puesto es para “Maddi y las fronteras”, de Edurne Portela. Una singular obra que se nueve entre el género de la novela histórica y la investigación periodística. La autora, recibió una llamada en la que le ofrecían una serie de documentos relacionados con María Josefa Sansberro, conocida por Maddi. Ésta fue una singular mujer llena de contradicciones que sirvió a los nazis y, más adelante formó parte de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Contrabandista y mugalari; ferviente católica, pero divorciada, se movió siempre entre dos mundos. La escritora vasca crea una potente trama que sorprende desde el principio. Terminamos la clasificación con “La nieta”, de Bernard Schlink. Es, probablemente, el escritor alemán que mejor ha hecho el retrato político de una Alemania compleja, alejado de cualquier maniqueísmo, de la posguerra de la Segunda Guerra Mundial.
En los años sesenta del pasado siglo, Birgit huyó por amor y ansias de libertad de Berlín Este para reunirse en el Oeste con Kaspar. Ahora, tras el fallecimiento de Birgit, Kaspar descubre que su esposa pagó un alto precio por esa decisión. Dejó atrás a su bebé, una niña. Así, emprende un viaje al pasado y al presente de Alemania, y por fin da con Svenja, la hija perdida. Bernhard Schlink retoma aquí la vasta ambición de su obra más celebrada, El lector. Es además una novela bellísima sobre el amor, la pérdida, el entendimiento y la redención.
Clasificación
- “Castillos de fuego”, de Ignacio Martínez de Pisón
- “Los valientes están solos”, de Roberto Saviano
- “Los virtuosos”, de Yasmina Khadra
- “Los contemplativos”, de Pablo d´Ors
- “Diarios. 5 y 6”, de Rafael Chirbes
- "Kudryavka (Perra de pelo rizado)”, de Xenia García
- “1923”, de Roberto Villa García
- “El mago del Kremlin”, de Giuliano da Empoli
- “Maddi y las fronteras”, de Edurne Portela
- “La nieta”, de Bernard Schlink
Si (
No(
