Incierto perfume nos habla de manera sutil, íntima y casi callada, como si simplemente nos susurrarán algo bello y delicado al oído del perfume embriagador que nos van dejando los recuerdos (“Viajo con frecuencia / por los caminos del recuerdo, me alojo en hoteles solitarios, donde escucho su voz tras cada puerta.”; “Te hallaré siempre en la perpetua estación de la memoria.”). Y en ese balance de tiempo, en el que el poeta vuelve la vista atrás para realizar un recorrido sentimental y sensorial a través de su memoria ocupa un lugar preeminente, como no podía ser de otra forma, la poesía, que hace su aparición estelar, además, justo en el primer poema del libro, titulado “Cuando la noche calla”:
Cuando la noche calla y declina sus hombros, cuando el silencio enciende las farolas, en esta habitación de un ático alquilado leo mis versos, celebro mis versos, sufro mis versos…
¿Qué fue de aquellos rasgos que iluminaban el horizonte de mis poemas? Ya no los veo, pero ha quedado su esencia.
Y también son especialmente importantes para el poeta Juan Luis Bedins aquellos recuerdos que pertenecen al ámbito del amor a veces con tintes pasionales (o de la amistad):
Mi paz es más paz bajo el cielo de tus labios.
**** Llegaste como agosto encendido invadiendo mi corazón.
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Amar no es un error si la verdad redime, y yo he amado y amo como nunca a quien me acoge bajo las alas de la vida.
Son tan relevantes, de tal importancia y magnitud esos momentos escogidos por su mente que a veces Bedins tiene la sensación de que es a lo único a lo que de verdad puede aferrarse, lo único que cuenta y le queda, y le salva de sucumbir ante el desconcierto o la angustia diaria, lo único que le mantiene firme y en pie y le empuja a seguir caminando con arrojo y valentía:
Soledad con soledad se paga. Solo a veces un tibio aroma se apiada de nosotros y nos circunscribe a orillas remotas, nos rescata, nos sosiega y nos redime. Solo a veces.
También nos hablará el poeta en sus versos de la madurez, de la vejez (“nos duele envejecer… Pero a pesar de todo / siempre hay un hilo de luz / que ilumina nuestra mirada”; “Eclipse de mar y de noche / en el otoño tibio / de mi penumbra.”), pero para salir más o menos airoso de su paso y disfrutar de igual manera del recorrido, Bedins nos propone que nos fijemos sobre todo en el momento presente, simplemente y porque sí, porque estamos vivos y hay que celebrarlo:
Acaso interpretar la vida con un ritmo más pausado, saborear sus labios, acariciar con lentitud su cuerpo y sosegar nuestra voz.
Acaso vivir. Simplemente vivir la vida.
Se trata de un libro evocador y acogedor allí donde los haya, que dibuja una trayectoria personal e íntima a través del mapa de la memoria. Es un poemario de celebración de la vida y de la belleza, de lo trascendental y sagrado que es el camino de cada uno de nosotros y de la importancia de recorrerlo de la forma más placentera y junto a la mejor compañía posible. Un poemario que sin duda resultará ser un buen compañero de viaje, y de eso se trata, de caminar con la mirada siempre puesta en la luz del hoy y del mañana (pero recordando con cariño el ayer). Puedes comprar el poemario en:
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