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"La luna sobre Roma", de Emma Lira

Ed. Espasa. 2024
martes 04 de noviembre de 2025, 23:22h
La luna sobre Roma
La luna sobre Roma
La presente novela histórica no solo es brillante sino, que es además y sobre todo, diferente y sorprendentemente positiva. Estamos ante un momento histórico de primer nivel en la época denominada de la Antigüedad. El personaje que conforma la obra es la Reina Cleopatra VII Thea Filopátor de Egipto (69 a.C.-10 o 12 de agosto de 30 a.C.).

Fue un personaje regio, procedente de la Dinastía Macedónica de los Ptolomeos, y fueron proverbiales sus amores con dos de los personajes más eximios en la Historia del SPQR/Senatus Populusque Romanus, el primero sería Gayo Julio César con el que daría a luz a su hijo Ptolomeo Cesarión, el segundo sería con el paradójico triunviro Marco Antonio, con el que tuvo varios hijos, mayor en bastantes años que ella, la arrastró con su Síndrome Ansioso-Depresivo, y con sus enormes desaciertos políticos y militares, hacia el caos. Enfrente, y con un rencor inaudito, se encontraba el primer emperador de la Dinastía Julio-Claudia, inteligente, prepotente, orgulloso de su genética familiar y bastante rencoroso, me estoy refiriendo a Gayo Julio César Octaviano, es decir al Emperador César Augusto. La novela tiene como centro de la trama a la hija tenida por la faraona egipcia con el triunviro Marco Antonio, llamada Cleopatra Selene II (40 a.C.-6 d.C.), que se casaría con el Rey Juba II de Numidia, y por los monumentos y monedas que nos han llegado sobre ella, se la puede definir como de una voluntad de hierro y de una perseverancia patognomónica, y heredera de su inteligente madre. Era muy religiosa, y vinculada orgullosamente a su pasado macedónico y egipcio, no demostrando ningún apego a su sangre de Roma, ya que, con toda probabilidad, nunca olvidaría que tuvo que desfilar con sus hermanos Alejandro Helios y Ptolomeo Filadelfo, cargando pesadas cadenas de oro, en el séquito del triunfador y matador de sus padres, el Emperador César Augusto. Inclusive existe un asteroide que porta su nombre Cleoselene. Cuando mueran sus padres ella solo tiene diez años; y es en este momento histórico, en el que tiene su origen la presente obra literaria, que ya destaco sobremanera. ‘O puer, qui omnia nomini debes’.

Comprobemos el estupendo modo de narrar de la autora con este párrafo esclarecedor: “Hacía más de tres años que las nuevas de Roma discurrían por los cauces formales, sin asomo de la intimidad nacida en Tarso, cuando del triunviro romano a cargo del Oriente había citado a la reina Cleopatra para pedirle cuentas de su papel en la guerra contra los asesinos de César, para caer rendido ante las riquezas de Egipto y la exquisita personalidad de su joven soberana. Para entonces ambos se conocían desde hacía tiempo, desde que más de diez años atrás, Ptolomeo Auletes, entonces aún faraón de Egipto, hubiera puesto a sus hijos bajo la protección de Roma; o más recientemente, desde que una jovencísima Cleopatra se hubiese instalado en la villa del Tíber como invitada y amante de Julio César, unos seis años atrás. Su presencia ostentosa y transgresora, y el hecho de que llevara con ella a su hijo Cesarión, a quien presentaba como el único hijo varón de Julio César, había supuesto para la sociedad romana un auténtico escándalo, con el qué a él, como cónsul, le había tocado lidiar. El asesinato del dictador había separado sus caminos. En el caos consiguiente, ella había huido de Roma hacia el cálido refugio alejandrino; y él se había arrogado la tarea de acabar con sus asesinos. Cuando las guerras internas acabaron, se había autoerigido en triunviro, para gobernar Roma junto a otros candidatos, el siempre ecuánime Lépido y el jovencísimo y ambicioso Octavio, el único descendiente varón del dictador que había sido nombrado, póstumamente, su heredero”.

Portada impactante con la niña Cleopatra Selene rodeada de legionarios de Roma, en primer plano y con el ceño fruncido, lo que denota una más que acusada personalidad. La niña será manipulada por parte de Roma, pero conseguirá superar todas las dificultades que los romanos le van situando a lo largo de su vida, en aquel proceloso mundo romano lleno de intrigas y, porque no decirlo, inclusive de asesinatos. Tras la malhadada Batalla de Actium-Accio, César Augusto, que consigue derrotar de forma aplastante a Marco Antonio y a Cleopatra VII, se hace cargo de los tres huérfanos, aunque previamente ha ordenado el asesinato del que podría ser un posible rival, y que es el todavía adolescente Ptolomeo Cesarión. La obra comienza cuando la gran soberana de Egipto decide terminar con su vida, porque no está dispuesta a entrar en el Triunfo del futuro Emperador César Augusto uncida al carro del vencedor, por la Vía Appia de Roma; hasta tal punto era esencial para el orgullo del triunfador haberla conservado con vida, que creó una pintura y un busto para que desfilase como derrotada, e incluso trató de que unos especialistas en acabar con el veneno de las serpientes, tratasen de resucitarla, lo que fue imposible. Esta novela histórica nos ofrece el desarrollo de sus encontrados sentimientos, y el odio que ocupará la mochila de lo que representó para ella la ignominiosa muerte de su idolatrada madre. Esas ansias de venganza no le permitirán ser feliz, al tratar de mirar hacia el futuro, y poder olvidar lo que el viento del triunfo de César Augusto se llevó por delante. En este libro aparecen otros personajes, de una gran riqueza argumental, por ejemplo, el de la mujer que se encarga de cuidar a los hijos de Cleopatra VII y, de paso, educarlos, que sería la esposa de Marco Antonio y hermana de César Augusto, llamada Octavia, y, como no, el personaje magistral de Livia Drusila la futura emperatriz de Roma, y esposa de Augusto, que será una de las pocas, es decir la primera mujer divinizada. Su hijo mayor Tiberio será el segundo emperador de Roma de la Dinastía Julio-Claudia. Está claro que la obra invita a todos sus lectores a acercarse, de forma pormenorizada y rigurosa a los romanos, y a que los no iniciados encuentren el camino de la Historia de Roma. Emma Lira se ha documentado muy mucho, ya que el personaje es muy dificultoso y poliédrico, para poder acercarse y acercarnos a esta mujer complicada e inteligente, que se colige que fue Cleopatra Selene, Reina de los númidas.

«Tras la derrota en Actium de la reina Cleopatra y de Marco Antonio, su hija Selene, de apenas diez años de edad, está dispuesta a morir antes que ser testigo de cómo Egipto cae bajo el poder de Roma. Selene es dolorosamente consciente de que todo el peso de la dinastía ptolemaica recae en los hombros de sus últimos herederos, ella y su hermano Helios, los mellizos sagrados, considerados dioses por su pueblo. Octavio, el futuro emperador Augusto, también lo sabe, como sabe que dejar a esos niños con vida en Alejandría podría alentar a una rebelión. Pero una voluntad más fuerte que la suya le obligará a tomar una decisión inesperada. Quizá la Historia tenga otros planes para ellos».

La autora ha sabido combinar con mucha enjundia lo novelado con los hechos históricos fidedignos. Por todo lo que antecede, la obra entretiene, emociona y educa fehacientemente. Aprovecho para recomendar mi trabajo de Historia número-237, publicado como Personajes de la Historia en mi página exclusiva de La Gaceta de Almería, 10 de febrero de 2025/lunes, y titulado: “La muerte de Cleopatra VII Filopáter, Reina de Egipto, y de Marco Antonio, triunviro de Roma”. El legado dejado ante la Historia Antigua por Marco Antonio y Cleopatra VII y su influjo, está presente en cada página de esta deslumbrante novela-histórica, pero ahora por la mediación de los ojos de su hija Cleopatra Selene. Emma Lira ha conseguido crear una rica narración historiográfica, que conlleva una experiencia histórica y literaria profundamente cautivadora.

Tarso, cuatro años atrás, había sido la promesa de una alianza entre Egipto y una Roma que parecía haber resuelto sus rencillas internas. Con Octavio en la península itálica y Lépido encargado de África e Hispania, aquel general que gustaba de vestirse al modo griego y de identificarse con el dios Dionisos había puesto rumbo a Oriente para hacerse cargo de la región más distante de Roma. En Alejandría se decía qué con la tradicional soberbia romana, había pretendido conquistar Egipto y que Egipto había acabado por conquistarle a él. Durante aquel invierno que el romano había pasado entre ellos, todos, incluida la propia reina, llegaron a pensar que, de alguna manera, la luz del Nilo y la mismísima encarnación de Isis se habían ganado al triunviro para conseguir el eterno favor de Roma. Pero había sido solo un sueño. Uno de esos espejismos provocados por el ardiente sol del desierto del que, hablaban siempre los caravaneros. Con la primavera él había regresado, como las aves del delta, para mediar en la batalla liderada por Fulvia, su esposa, y su hermano, Lucio, contra Octavio, el triunviro a cargo de la península itálica. Una serie de revueltas y desórdenes en defensa de los dueños de las tierras que Octavio pretendía regalar a los veteranos de las legiones a su cargo. Una colosal llamada de atención para que el romano abandonase los cuestionables placeres orientales y volviera a ocuparse de los asuntos de su casa”.

La historiografía nunca nos ha revelado que fue lo que les ocurrió a los dos hermanos varones, Helios y Filadelfo, que pudieron ser asesinados por orden de César Augusto; por todo ello, el misterio permite a la autora manifestar una teoría que pudo ser la realidad de lo que ocurrió. La obra está muy bien escrita, demostrando una importante documentación histórica. Por consiguiente, califico de sobresaliente y rigurosa a esta obra, muy merecida en su derecho a ser leída. ¡Estupenda! «Benedictus dominus, adiutor meus, qui docet manus meas ad proelium et dígitos meos ad belllum».

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