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"Yo, el difamado", de Luis del Pino

La Esfera de los Libros. 2024
martes 25 de noviembre de 2025, 21:20h
Yo, el difamado
Yo, el difamado
La editorial LA ESFERA DE LOS LIBROS, nos ofrece un libro extraño y diferente, muy interesante y en forma de novela histórica, o análisis inteligente de ella. El autor nos indica, claramente, que no es una novela, ya que todos los personajes, situaciones, hechos y fechas son reales. Asimismo, nos manifiesta que ningún protagonista, escena o detalle son producto de la imaginación novelística del propio Luis del Pino.

Todas las citas en el texto están extraídas de esos documentos originales, algunos inéditos. De cara a mejorar la legibilidad, he modernizado la ortografía, he alterado los tratamientos (resulta más fácil de leer ‘lo que me habéis propuesto…’ que ‘Lo que me ha propuesto vuestra majestad imperial y real…’), he eliminado de esos documentos la información no relevante, he clarificado la redacción de alguna frase que el estilo arcaico hacía difícil de entender y, en algunos casos (muy pocos), he cambiado el orden de algún párrafo. Pero todas esas modificaciones se han hecho respetando el sentido del documento original. En todo caso, el propio texto o las citas a pie de página indican la fuente de ese documento original para los que estén interesados en consultarlo. A partir de ahí, el hilo y la explicación de esos hechos sí es, por supuesto, labor propia. Y, en este caso, he elegido que sea el propio rey Fernando el que narre el drama con sus propias palabras y desde su punto de vista”.

Es indubitable, que estamos ante un monarca mucho más complejo de lo que nos han informado las caricaturas, que el autor nos demuestra que algunas son absurdas y sumamente sesgadas, burlescas y por ende falsas muchas de las afirmaciones realizadas por los historiadores del siglo XIX. El libro consta de tres partes, que el autor utiliza, con indudable inteligencia historiográfica, para de esta forma poder defenderse de las imputaciones realizadas contra el monarca. La primera dirigida a cuestionar su legitimidad como monarca. La participación del soberano o relación con los sucesos del 2 de mayo de 1808. Y, la tercera relacionado con la malhadada derogación de la Constitución de Cádiz del 19 de marzo de 1812. El estilo elegido para presentar los hechos es el de un alegato autobiográfico. Está clara la idea, en subtítulo, de que estamos, según el autor, ante la autobiografía apócrifa de un Buen Rey.

El libro pretende, y lo consigue en parte, que el alegato del monarca de la dinastía Borbón ante el tribunal de la historia le sirva para, cuanto menos, realizar una revisión del que ha sido considerado como el monarca felón por antonomasia de la Historia de las Españas. Esta obra más tendente al estilo novelesco, no pierde el más mínimo ápice de rigor científico, aunque la obra solo se ciñe, como he indicado con anterioridad, a tres momentos esenciales de su devenir vivencial, ya que el volumen se detiene en el mes de mayo de 1814, justo cuando deroga la Constitución de 1812, e instaura el absolutismo. No se refiere absolutamente nada a lo que realizó como monarca absoluto, al trienio liberal cuya finalización le costaría la cabeza al general Rafael del Riego (1784-1823), y sobre todo a la denominada como década ominosa. Otro personaje que está transformado a satisfacción del interés del autor, es el juicio de valor que convierte a Carlos IV de Borbón en un monarca con cierta personalidad, y el responsable de mantener al valido, Manuel Godoy, en el poder, enfrentándose a la férrea oposición que existía en la Corte contra el Príncipe de la Paz.

También realiza análisis diferentes a los que, hasta ahora, se han indicado sobre este monarca. Verbigracia, el proceso de El Escorial, que pasa de ser una conspiración del Príncipe de Asturias, el futuro Fernando VII, como se ha conocido hasta ahora, contra sus padres Carlos IV y María Luisa de Parma, a un complot de Manuel Godoy, que intentará ocultar sus comportamientos lamentables. En igualdad de condiciones realiza su estudio sobre el Motín de Aranjuez, que Luis del Pino no lo contempla como un estallido revolucionario, sino como un momento y motivo para que el heredero se pueda aprovechar del descontento popular contra los Reyes y, de nuevo, contra Godoy, y que Fernando nunca hizo nada por avivarlo. Por consiguiente, con estas nuevas formas de analizar los hechos históricos, basándose en una determinada historiografía, el autor llega a la conclusión de que Fernando de Asturias nunca conspiró contra su padre, ni Carlos IV abdicó, sino que el soberano lo hizo motivado por el pánico que tenía a que el movimiento revolucionario lo condujese a un final semejante al de su familiar ya lejano, y que fue el chivo expiatorio para que los revolucionarios franceses condujesen al Rey Luis XVI Capeto a la guillotina.

“¡Por supuesto que no traicioné nunca a mi padre! Yo le quería como él nunca me quiso a mí. Y le respetaba como él jamás se respetó a sí mismo. No es algo en lo que debiera detenerme, porque esa acusación, la de que traicioné a mi padre con la afamada conspiración de El Escorial, es algo que los historiadores se han encargado hace tiempo de desmontar. Hasta los más furibundos antifernandistas han tenido que reconocer que la única conspiración de El Escorial fue la que Godoy puso en marcha contra mí. De todos modos, aportaré al jurado todas las pruebas sobre aquel caso. Para que Uds. Juzguen. ¿Fui traidor a España? ¿Pero cómo voy a traicionar lo que era mío? ¡Hubiera sido traicionarme a mí mismo! Yo amé a España por encima de todas las cosas. E hice por ella mucho más que todos mis detractores juntos”.

El monólogo, indudablemente ágil de Fernando VII trata de convencernos sobre la importancia del monarca para el trono y para una nación. Por el contrario, los políticos van y vienen, desde la oposición hasta el gobierno, y terminarán, en muchas ocasiones, en sus negocios privados. El político, a veces, no puede vencer su tentación de enriquecimiento, aunque para ello sea preciso que venda su alma al diablo o la nación a trozos. Fernando VII deja bien claro que, sin un soberano, el reino no es nada, y viceversa, ya que si el reino sufre menoscabo el monarca disminuye su jerarquía y su autoridad hasta límites insospechados. Para todo ello, el Rey Fernando VII invocará a su favor, en esta obra, el testimonio de sus enemigos, desde el Emperador Napoleón I Bonaparte hasta el Mariscal de Campo francés y cuñado de Napoleón “el Grande”, Joaquín Murat, pasando por su padre Carlos IV y por Manuel Godoy. Todos ellos serán sus testigos ante la Historia.

«Si nos preguntasen por el monarca más denostado de la historia de España, la inmensa mayoría pensaríamos en Fernando VII, el ‘rey felón’. Estúpido, tramposo, cobarde, retrógrado Nunca se han ahorrado calificativos y siempre se ha negado cualquier virtud a quien, sin embargo, supo vencer a todos sus enemigos y morir en su cama. Tratando de equilibrar una interpretación de su figura a todas luces excesiva y sesgada, Luis del Pino ha acudido a las fuentes primarias en los archivos franceses y españoles, incluidas decenas de cartas, documentos oficiales y las memorias de los protagonistas para comprobar que muchas de las afirmaciones sobre Fernando VII eran falsas, mientras que otros datos habían sido silenciados e ignorados. En un juego literario en el que el propio Fernando VII se defiende ante el tribunal de la historia, el autor reconstruye la Conjura de El Escorial, los acontecimientos que desembocan en la invasión napoleónica y el 2 de mayo, o el enfrentamiento con los liberales de Cádiz. El resultado es el retrato de una compleja personalidad que vivió un tiempo trepidante, repleto de conspiraciones, equilibrios de poder y alta política».

La obra nos ofrece, asimismo, una páginas muy completas y dedicadas a los Archivos consultados: Correspondencia de Napoleón. Correspondencia de Murat. Correspondencia de Godoy (Manuel Godoy y Álvarez de Faria Ríos) e Izquierdo (Eugenio Izquierdo de Ribera y Lazaún). Correspondencia entre el gobierno español y la embajada española en Francia, 1807-1808. Correspondencia entre Godoy, Carlos IV y su mujer María Luisa. La Causa de El Escorial. Y Memorias. El inicio nos presenta dos textos: Desde un Alegato, hasta los Personajes Principales. Asimismo, el volumen se cierra con una importante y rigurosa bibliografía. Finalizaré indicando lo interesante y paradójico de esta obra, que se debe leer, porque el trabajo ímprobo realizado por Luis del Pino así lo merece. La causa, según el Rey Fernando VII, de la muerte de 7 de los 14 hijos tenidos por sus padres era la consanguinidad conjugada para defender y perpetuar la Casa de Borbón. Él sería el noveno hijo de sus padres, y vendría al mundo el 14 de octubre de 1784. Un libro que se debe metabolizar, intelectualmente hablando, con interés ya que su novedad es indubitable, para conocer ese reinado fernandino situado en el proceloso y complejo siglo XIX de las Españas. «Rex tamen, atque idem egregius virtute bellica».

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