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Rafael Alberti y su conexión con el mar: deseos y anhelos en "Desde alta mar"

De la vertiente popular de la poesía de Rafael Alberti ya nos ocupamos en esta misma revista digital el 25 de abril de 2025, con un artículo titulado “Una relectura de la poesía neopopular de Rafael Alberti”; artículo al que puede accederse en el siguiente enlace:

https://www.todoliteratura.es/noticia/60938/firma-invitada/una-relectura-de-la-poesia-neopopular-de-rafael-alberti.html
Marinero en tierra
Marinero en tierra

Volvemos hoy a este tipo de poesía para afrontar el valor que el simbolismo fonético tiene en ella, así como lo que Andew Debicki ha denominado el “correlato objetivo” (cf. El “correlato objetivo” en la poesía de Rafael Alberti. En Rafael Alberti. Madrid, Taurus Ediciones, 1984, 2.ª edición, págs. 119-151. Colección Persiles, núm. 85. Serie El escritor y la crítica. Manuel Durán, editor literario).

Desde alta mar
No quiero barca, corazón barquero,
quiero ir andando por la mar al puerto.
¡Qué dulce el agua salada
con su salitre hecho cielo!
¡No quiero sandalias, no!
¡Quiero ir descalzo, barquero!
No quiero barca, corazón barquero,
quiero ir andando por la mar al puerto.

Rafael Alberti: Marinero en tierra. Madrid, Editorial Castalia, 1972 (la quinta edición es de 1990).
Colección Clásicos Castalia, núm. 48. Robert Marrast, director literario.

Consiste el “simbolismo fonético” en la serie organizada de sonidos que, en conjunto, reproducen la imagen de una realidad no acústica; tal y como puede comprobarse en el anterior poema de Rafael Alberti:

Alberti nos comunica sus anhelos de caminar descalzo sobre las aguas, compenetrándose, así, físicamente con el mar: no desea ni barca ni sandalias, sino el contacto de sus pies con la dulzura del agua salada; y de ahí la oposición “No quiero...” (versos 1, 5 y 7)/“quiero...” (2, 6, 8). Sin duda el poema se monta sobre el paralelismo entre el poeta y Jesucristo, que sí que caminó sobre las aguas del lago Tiberíades (Evangelio de san Mateo, 14:22.23) -escena plasmada en un cuadro del pintor italiano Tintoretto, expuesto en la Galería Nacional de Arte (Washington DC)-. Y, de esta forma, la imagen de andar por encima del mar se convierte en lo que Andrew Debicki llama un “correlato objetivo”, que sirve para acentuar ese papel milagroso que el mar adquiere para el poeta; con lo que sus deseos ilusorios -lo que el poeta ansía no tiene realización posible, es pura ensoñación- se plasman de una manera más afectiva: el poeta necesita sentir el mar en su cuerpo, necesita ir andando por el mar y probar su agua salada, transida de dulzura -y de ahí la paradoja -expresada por medio de un oxímoron de ribetes sinestésicos- que encierra del verso 3: “dulce agua salada”-. Por lo demás, el poema se abre y cierra con los mismos versos -dos endecasílabos con rima asonante /é-o/); rima que se mantiene en los dos octosílabos pares de los cuatro que forman la parte central. El montaje del poema en apóstrofe lírico -el poeta se dirige en tres ocasiones al barquero para confiarle sus imperiosos deseos- lo dota de una fuerte tensión emotiva que, unida al montaje paralelístico, nos permite situarlo de lleno en la estela de la poesía popular más genuina.

Interpretación del Coro Trovada, con música de Dante Andreo:

https://www.youtube.com/watch?v=OQhZA4bJKwA

Recitación de Nuria Espert, en “Palabra virtual”:

https://palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz1.php&wid=1666&t=Desde+alta+mar&p=Rafael+Alberti

¡Quién cabalgara el caballo
de espuma azul de la mar!
De un salto
¡quién cabalgara la mar!
¡Viento, arráncame la ropa!
¡Tírala, viento, a la mar!
De un salto,
quiero cabalgar la mar.
¡Amárrame a los cabellos,
crin de los vientos del mar!
De un salto,
quiero ganarme la mar.
Rafael Alberti: El alba del alhelí. Madrid, Editorial Castalia, 1972 (la quinta edición
es de 1990). Colección Clásicos Castalia, núm. 48. Robert Marrast, director literario.

El poema reproducido figura con el número 17 de las 53 “Playeras” que conforman el tercer libro de la obra -“El verde alhelí”-. Alberti manifiesta en estos intensos versos de tono exclamativo una nostálgica añoranza del mar, a través de una imagen basada en el parecido visual que existe entre una ola impulsada por el viento y un caballo que corre con la crin suelta. El poeta quiere cabalgar sobre las olas, e incluso interpela al viento, a quien confía sus anhelos marineros. Los tiempos y modos verbales elegidos -presentes de indicativo (quiero, versos 8 y 12) e imperativo (arráncame, verso 5; tírala, verso 6; amárrame, verso 9)- intensifican el deseo apremiante del protagonista de compenetrarse físicamente con el mar, recalcado por el tetrasílabo de un salto, reiterado hasta tres veces (versos 3, 7 y 11). Pero es el suyo un deseo irrealizable; y de ahí el imperfecto de subjuntivo de los versos primero y cuarto, iniciados con un pronombre exclamativo: ¡Quién cabalgara el caballo / de espuma azul de la mar! / De un salto, / ¡quién cabalgara la mar! Precisamente el acertadísimo ritmo acentual de los octosílabos -la mayoría de ellos con acentos en primera, cuarta y séptima sílabas; en concreto, los versos 1, 4, 6, 10 y 12- ayuda a sugerir el cabalgar sobre las olas que el poeta añora.

Métricamente, el poema es de una notable sencillez: doce versos, de los que tres son tetrasílabos y, los nueve restantes, octosílabos; y rima asonante a-o/a que se mantiene en las estrofas primera (caballo/mar), segunda, cuarta y sexta (salto/mar), y que varia en las estrofas tercera (o-a/a: ropa/mar) y quinta (e-o/a: cabellos/mar), coincidiendo con esa interpelación del poeta al viento que mece las olas entre las que quisiera diluirse. Y, cerrando todos los versos pares, la palabra mar; ese mar que inunda todo el poema y por el que Alberti siente una irreprimible añoranza.

¡Con qué ingenuos materiales poéticos ha construido Alberti una composición tan desprovista de dramatismo!, aun cuando el vivir tierra adentro desde los quince años haya creado en su espíritu ese recuerdo nostálgico de la bahía de Cádiz que le vio nacer, y que con tanto acierto refleja el poema.

Interpretación de Rosa León:

https://www.youtube.com/watch?v=ngMyd_B2xBo

Coro Juvenil del Centro Morelense de las Artes.

Música de Carlos Jiménez Mabarak (1916-1994). Conjuntos Corales, Licenciatura. Abraham Tinoco Reyes, dirección.

https://www.youtube.com/watch?v=ExhpKiH_IIA

Interpretación de Francisco Díaz Grabación: 27 poemas del 27, CD (Autoedición, 2004); pista 4. Música: Francisco Díaz González: 1950).

https://www.youtube.com/watch?v=YxGfKPoHR_E

[“El mar, la mar. / El mar. Solo la mar. / ¿Por qué

me trajiste, padre, / a la ciudad? / ¿Por qué me

desenterraste / del mar? / En sueños la

marejada / me tira del corazón…”.

Puedes comprar sus obras:

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