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José María Manuel García-Osuna y Rodríguez y sus queridos Reyes de León
José María Manuel García-Osuna y Rodríguez y sus queridos Reyes de León

Entrevista a José María Manuel García-Osuna y Rodríguez, autor de la mejor biografía de Alfonso VIII de Castilla

"La UNESCO ha definido a las "Cortes de León de 1188" de Alfonso IX de León como Cuna del parlamentarismo mundial"

Por Javier Velasco Oliaga
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

José María Manuel García-Osuna y Rodríguez es un sólido y reconocido historiador leonés, afincado en Asturias, que mantiene opiniones de mucha enjundia. En El gran rey Alfonso VIII de Castilla, el de las Navas de Tolosa sostiene diversas teorías poco conocidas y desechadas por diversas razones y una extensa bibliografía que dan al libro una pátina erudita. El libro de largo título, como largos son sus ilustres apellidos, fue publicado por la editorial conquense Alderabán.

El reconocido historiador y médico, no da nada por sentado en su libro. Cada opinión, cada hecho histórico, está sólidamente documentado. Algunas de las mismas escocerán a los lectores no suficientemente bien informados. Muchos historiadores han deformado hechos históricos para utilizarlos política o ideológicamente. El autor de esta monografía no es de ellos, él cuenta la historia tal como la entiende a la luz de los documentos. Justo lo que tendrían que hacer todos los historiadores y dejar las interpretaciones en el desván de la historia.

¿Qué tuvo Alfonso VIII para que usted se fijase en él y escribiese esta obra?

Es uno de los grandes reyes del Medioevo, existe mucha mitificación, su relación familiar con Los Plantagenêt y su extraño comportamiento con su primo Alfonso IX de León. Además es el fundador de Plasencia, una ciudad vinculada a mis antepasados y a mi afiliación al Centro de Estudios Pedro de Trejo.

¿Qué ha pretendido al escribir el libro?

Dejar claro, según el rigor de las fuentes, quién era el personaje y cuáles eran sus presupuestos morales y políticos, pero dejándolo todo en la justa medida de los siglos XII-XIII.

¿Cómo fue Alfonso VIII? ¿Cuáles fueron sus principales virtudes y defectos?

Es, sensu stricto, un personaje político del tiempo en que le tocó vivir y así se comporta. Defiende su herencia engrandecida por el "absurdo" testamento de su abuelo Alfonso VII el Emperador de León, al que una más que probable demencia senil y la presión insostenible y espuria de la nobleza de Castilla mutó su forma de gobernar. Por consiguiente, va a pelear por ello contra su tío Fernando II de León y conseguirá salir indemne, es inteligente para tratar de borrar las huellas leonesas de la Tierra de Campos, creando un Studio Generale en la urbe, hasta ese momento leonesa, de Palencia, por el obispo Raimundo de Palencia, aunque la fundación se le ha atribuido al obispo Tello Téllez de Meneses (1208-1247). Sus defectos son hijos de sus virtudes: su voracidad insaciable que le conduce a intentar "devorar" a los reinos de León (Alfonso IX) y de Navarra (Sancho VI el Sabio) y su soberbia que hace que ponga a Cuenca el nombre de Alfonsipolis.

¿Cuáles son las principales características de la vida en aquellos tiempos?

Estamos en lo más granado de La Reconquista, los almorávides fanáticos han sido derrotados en el Magreb por unos sarracenos mucho más dogmáticos y, por ende, peligrosos, los almohades, que van a ser reclamados por los régulos agarenos andalusíes para plantar cara a unos reinos cristianos del norte que cada vez están más cerca de Sevilla, que es la urbe ismaelita por antonomasia. Obviamente, esta guerra de fronteras conlleva inestabilidad y desgracias para los de siempre.

¿Cómo se configuraban administrativa y políticamente los reinos de Castilla y de León?

De forma muy parecida. En la cúspide están los soberanos, que, a pesar de los pesares, son primos-hermanos, aunque el leonés es mucho más joven (1171, por 1155 del castellano), además de nobleza o magnates (mayordomo, alférez), merinos, canciller regio o secretario regio, y "el pueblo" que sostenía todo ese edificio, etc. Las dos capitales son León y Burgos, y el reino de Alfonso IX adelgazado hasta límites insospechados en la zona cacereña de reconquista. El monarca es el caudillo que dirige un pueblo en armas contra el Islam. Los reinos eran itinerantes y la casi totalidad de la propiedad era de realengo.

En el libro se percibe el continuo enfrentamiento entre los reinos de Castilla y de León, ¿a qué fue debida esa animadversión?

Por el sentido imperialista y globalizador de Alfonso VIII (en realidad el I privativo de Castilla), que ha heredado de su abuelo Alfonso VII de León, y todo lo que le rodea considera que debe ser engullido. Cuando muere Fernando II de León, el infante Alfonso (futuro IX y, en realidad VIII de León), "un guaje de 17 años" corre a uña de caballo a la caput regni (León-urbe) para ser proclamado, ya que su madrastra Urraca López de Haro (tercera esposa de su padre Fernando II) pretende hacer efectivos los deseos del rey muerto y elevar al trono a su hijo Sancho Fernández. Además, Alfonso VIII se ha movilizado, en connivencia con el soberano Sancho I "el Repoblador de Portugal, para apoderarse del reino de León, cuya categoría política era innegable y cuyos reyes tenían categoría y autoridad moral de emperadores. Será en este mes de abril de 1188 cuando se convoquen las primeras cortes "democráticas" de Europa y en las que, de forma primigenia, van a participar "civis singulis electis civitatibus" (los ciudadanos o el futuro tercer estado de Galicia, Asturias y País Leonés) y que el 19 de junio de 2013 la Unesco ha definido a las "Cortes de León de 1188" de Alfonso IX de León (1171-1188-1230) como Patrimonio de la Humanidad y "CUNA DEL PARLAMENTARISMO MUNDIAL". Participan las ciudades de León, Oviedo, Salamanca, Ciudad Rodrigo, Zamora y Astorga, incluyendo también otras como Toro, Benavente, Ledesma y algunas más (de Galicia).

Además Alfonso IX dejó que su primo le armara caballero, ya que eso era normal y lo hacía el cabeza de familia, en la leonesa Carrión de los Condes (iglesia de Santiago), lo que fue utilizado por su primo para apoderarse de fortalezas, castillos y territorios pertenecientes a León y oprimir al monarca leonés.

Lo mismo ocurría con Navarra, ¿por qué?

El planteamiento es el mismo. Alfonso VII el Emperador de León se "había quedado" con una de las dos cabezas del vetusto reino de los vascones, Nájera, que otorgaba título a sus reyes: "Pampilonensium et Naierensis Rex", este territorio había sido entregado al primogénito como rey de Nájera, el futuro Sancho III de Castilla (en realidad el II), el paso hacia la reconquista para Sancho VI el Sabio ya rey de Navarra estaba vedado geográficamente, y...

¿Cuáles cree que fueron los errores de Alfonso VIII en la batalla de Alarcos?

Su nerviosismo, sus prisas y su soberbia. No esperó a su primo Alfonso IX de León e hizo cabalgar a la caballería pesada, desde Toledo más o menos, con lo que los "nobles brutos" llegaron con la lengua fuera para enfrentarse a la descansada caballería ligera almohade.

¿En la batalla de las Navas de Tolosa se fraguó la amistad y colaboración entre los reinos de Castilla y Aragón?

Está claro que ambos monarcas tienen intereses comunes, imperialistas, Aunque es curioso que ambos "heredan" la preeminencia moral o auctoritas política de los otros dos, sobre todo del Regnum Imperium Legionensis. "¡Vencer o morir en la demanda! Alfonso VIII). Hay que destacar la labor de propaganda y el trabajo constante del metropolitano toledano Ruy Ximénez de Rada

¿Por qué Alfonso IX de León no fue a las Navas de Tolosa?

Como es sabido, el mayor peligro para el reino de León no está entre los almohades, que se encuentran lejísimos (¡en Sevilla!) y sí al otro lado del Pisuerga-Carrión o del Astura-Esla, es decir en Castilla. De nuevo, Alfonso IX de León reclama, por las buenas, a su primo que le devuelva los castillos, fortalezas y territorios que le ha substraído, manu militari. El castellano se niega y el leonés no va a Las Navas de Tolosa. Aprovechará el momento para recuperar "algo" de lo que era suyo. Previamente una Curia Regia, convocada en León, había recomendado al monarca leonés que exigiera a su primo la devolución de esas pertenencias, aunque Alfonso IX estaba a favor de ir, pero aceptó las directrices de su Aula Regia.

¿Por qué dejó ir a sus caballeros y mesnadas?

Estaba claro que era una cruzada y, por consiguiente, no se podía negar a los guerreros que redimiesen sus pecados por la notoria bula de cruzada papal.

¿Por qué siendo una cruzada contra el infiel no participó el rey de Portugal? Y ¿cómo en el caso de León, sí dejó participar a sus siervos?

El planteamiento es el mismo que para León, además el nuevo reino de Portugal, nato en la época de Alfonso VII, camina "con pies de plomo" para ir reafirmando su identidad y su independencia frente a León, al que perteneció siempre como Territorium Portucalense, y ahora hay que tener cuidado con Castilla. Además, el soberano portugués tiene problemas importantes con la Santa Sede. Será, incluso, excomulgado y debe arreglar este estado de cosas.

A Alfonso IX se le acusa de atacar a varias ciudades castellanas al mismo tiempo que se luchaba contra los almohades en las Navas. ¿A qué cree que fue debido eso?

Eso era habitual en el Medioevo, en función de los problemas o la debilidad del enemigo, se trataba de recuperar lo propio. Alfonso VIII aceptó los hechos consumados y devolvió Almanza y Peñafiel a León, tras el tratado de Coimbra en el que participó, asimismo, el rey de Portugal.

¿La batalla de las Navas fue la llave para avanzar en una Reconquista que estaba enquistada?

En efecto: treguas con los almohades; niñez de Alfonso VIII; los problemas con su tío Fernando II; los hechos lamentables de la secesión portuguesa que obligaron a Alfonso VII a un dispendio político importante; la muerte temprana de Sancho III; era mejor obtener parias que pelear. Todo partía de la reina Urraca I de León (1081-1109-1126; hija de Alfonso VI de León) y su enfrentamiento personal y político-militar con su atrabiliario esposo Alfonso I el Batallador (1073-1104-1134) de León, de Pamplona y de Aragón. No olvidemos que la mayor y más importante victoria de la Reconquista se produce en julio del año 939 cuando Ramiro II el Grande de León, el denominado "Magnus Basileus", aplasta en Simancas a Abd al-Rahman III al-Nasir, en este momento se repueblan Salamanca y Talavera de la Reina. En Las Navas de Tolosa se da un importante empujón hacia al final a los agarenos.

¿Por qué se tardaron tantos siglos en reconquistar la península Ibérica?

Es una marea de flujo y reflujo. Hasta el siglo X, mientras la dinastía astur rige el Imperio Leonés, "el asunto" va hacia el sur, a pesar de las traiciones de ciertos magnates, el mayor felón de todos ellos el conde burgalés Fernán González, que jura y no cumple. Ibn Amir Almansur es un desastre terrible para los reinos cristianos del norte, sobre todo para Bermudo II el Gotoso de León, que padece al caudillo amirí y a los sediciosos condes de Burgos (Sancho Garcés), de Monzón, de Saldaña. Tras el año 1037 con la muerte alevosa del joven (18 años) rey Bermudo III de León, la nueva dinastía pamplonesa o vascona de Sancho III el Mayor (rey de Pamplona y de Nájera, de León y de Castilla, y de Aragón), con Fernando I de León, prefiere pactos con el cobro de parias, que alternan con avances hacia el sur. Per o la idea de Reconquista nunca se va a abandonar, pensemos que almorávides y almohades crean tantos problemas y dificultades que impiden los frutos apetecidos.

Pese a la política de casamientos que se llevaba en aquellos tiempos, ¿por qué había tantas rivalidades entre reinos que eran familia?

Por la reafirmación de las fronteras, que incide en la identidad e idiosincrasia de los pueblos. Ya no se reconoce la preeminencia imperial moral y de autoridad del Regnum Imperium Legionensis. En Castilla o en Aragón sus soberanos son fuertes y necesitan crecer; sus relaciones familiares son obvias, y, sobre todo, detrás de todas estas concusiones bélicas está el atávico deseo de poder de los seres humanos. Y, como casi siempre, tanto en la Historia Antigua, Medieval o Moderna, las hijas y esposas de los poderosos utilizadas como moneda de cambio.

Tanto a Alfonso IX como a Sancho VII se les acusa de tener acuerdos secretos con los musulmanes, ¿es verdad?

Existen acuerdos, treguas y pactos, hay de todos y entre todos con los ismaelitas-almohades, desde 1190, incluido el propio rey de Castilla (verbigracia año 1197). No olvidemos que los tres monarcas son primos-hermanos, por parte de padre (Sancho III y Fernando II hermanos y, ambos hermanos de la reina Sancha de Navarra. La madre de Alfonso VIII, Blanca de Castilla, es hermana de Sancho VI el Sabio de Navarra). La relación bélica o pacífica entre ambas religiones conlleva que "donde hay confianza da asco", pero existen menos miedos y recelos.

¿Qué intereses tenían para pactar con los moros y no con los cristianos?

Los intereses se refieren a utilizarlos o ser utilizados contra los otros reinos cristianos, también los sultanes o régulos de las taifas llaman a los diferentes soberanos cristianos para luchar contra sus enemigos musulmanes.

En su opinión, ¿Qué se debería de haber hecho para limar los resquemores entre los reinos cristianos?

No tengo ninguna clase de moral que dar, a este respecto, y mucho menos en el siglo XII o XIII. Las luchas por el poder y el control imperialista sobre los otros pueblos ha estado a la orden del día, probablemente ya desde la época del Australopithecus afarensis, la casuística es abrumadora.

Para terminar, dos preguntas sobre su otra profesión, la medicina. En un pasaje del libro nos relata que a uno de los hijos de Alfonso VIII le practicaron una trepanación en la cabeza. ¿Cómo era la medicina en aquellos tiempos?

Es al infante Enrique, llamado el Rey Niño. Atrasada la de los cristianos y mucho más adelantada la de los musulmanes. Por ejemplo, Averroes (1128-1196) es contemporáneo de los hechos narrados en el libro. Es más que reseñable el embajador hebreo y médico del califa Abd Al-Rahman III llamado Hasday ibn Saprhut (c. 910-c. 975) que tenía un método infalible de adelgazamiento, el cual fue utilizado con Sancho I el Craso de León (935-956-966) y consiguió perder una enormidad de kilos, recuperando trono y ética.

¿Entonces, estaban más preparados los médicos árabes y judíos que los cristianos?

Obviamente bastante más, la pléyade de facultativos ismaelitas y hebreos es muy grande, aunque en el siglo XIII ya existen cristianos importantes como Rolando de Parma, Guy de Chauliac, Teodoro de Lucca, etc. Los médicos no cristianos que transmitieron su sabiduría son muy numerosos: Avicena (980-1037); Razes (844-926); Alhazen (965-1039); Al-Gafiqí (siglo XII); Abulcasis (936-1013); Avenzoar (1073-1162); Avempace (1080-1139); Maimónides (1135-1204). Los fanatismos islámicos: almorávides, almohades y benimerines arruinaron esta praxis médica sobresaliente, aunque la anatomía no era su fuerte, por estar prohibidas las disecciones de cadáveres por el profeta Muhammad o Mahoma.

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