"Alice Guy", de Emmanuelle Gaume

Contemporánea de los hermanos Lumière, Gustave Eiffel y Méliès, Alice Guy contribuyó con cientos de películas al catálogo de los inicios del cine. Gracias a sus innovaciones, su imaginación y sus ideas progresistas, sus cortometrajes ayudaron a inventar el lenguaje cinematográfico original. Con el surgimiento de la mirada femenina, sus películas reflejaron la evolución de la condición femenina, y sus heroínas anticiparon las grandes comedias de Hollywood. Pero a medida que el cine se hizo rentable, se convirtió en un mundo de hombres, y Alice Guy fue cayendo gradualmente en el olvido.

No está de más hacer hincapié en el hecho de que en la época donde la protagonista del escrito alcanzó fama se le suele llamar la época del cine mudo, pero en realidad ellos lo conocían simplemente como cine, pues todavía faltarían algunos años para que se instaurara el cine sonoro. Como fan irredento de todo lo que tiene que ver con el cine no hablado, sigo promulgando que aquel era el verdadero cine, donde el gesto y la imagen lo eran todo, y aún no habían caído en la tentación de las grandes parrafadas ni los diálogos interminables. Y claro está, las películas dirigidas por Alice Guy se deben de reivindicar desde ya, porque valen muy mucho la pena.

Este recorrido por sus recuerdos personales y sus películas nos permite descubrir una obra poco conocida y responder a estas preguntas: ¿cómo se convirtió, a principios del siglo XX, en plena efervescencia de la industria cinematográfica y en un mundo dominado por hombres, en la primera cineasta del mundo?. ¿Cómo conquistó Estados Unidos esta brillante mujer, hecha a sí misma?. ¿Por qué su nombre ha caído en el olvido?. La novela de Alice Guy (porque en gran medida es una novela) te sumerge en la vida de las mujeres del siglo XIX con un ritmo ágil y placentero. Como biografía novelada de Alice ayuda a quienes no la conocen a comprender su carácter y la valentía que la impulsó a dedicarse con pasión durante casi treinta años a la creación, la invención, la imaginación y el genio cinematográficos, contribuyendo a la rápida evolución del Cinemascope.

La autora se detiene extensamente en la tumultuosa infancia de esta mujer excepcional, ofreciendo así las claves para comprender la complejidad de la mujer que pasaría muchos años al servicio de Léon Gaumont en París antes de fundar su propio estudio en Nueva Jersey en 1910, la Solax Film Co. Su matrimonio con otro empleado de Gaumont, el británico Herbert Blaché, fue armonioso durante algunos años, el tiempo suficiente para que ambos se convirtieran en figuras clave de la naciente industria cinematográfica en Estados Unidos. El resto de sus vidas fue menos glorioso, incluso trágico, ya que Alice Guy fue perdiendo gradualmente su renombre e influencia en ambos continentes, muchas de sus películas y una gran fortuna. Desde su muerte, ha ido recuperando lentamente el lugar que le corresponde en la historia del cine.

Este homenaje, sin duda idealizado, es una verdadera delicia, y por supuesto recomendamos encarecidamente su lectura a todos aquellos amantes del cine en general y del cine mudo en particular.

Puedes comprar el libro en:

https://amzn.to/44ZNRSZ