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Miguel de Cervantes Saavedra
Miguel de Cervantes Saavedra (Foto: Archivo)

Los personajes no ficticios de Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra

«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra

Por Krzysztof Sliwa
sábado 25 de abril de 2020, 16:04h

Los nuevos documentos inéditos, descubiertos por el benemérito Presidente de la Sociedad Cervantina en Esquivias, don Sabino de Diego Romero, ex alcalde del Ayuntamiento de Esquivias, sobre los personajes auténticos, expuestos en El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra, son de capital importancia para los estudios de la obra más destacada de la literatura universal.

Como consecuencia de las perlas documentales, encontradas por De Diego Romero, múltiples cervantistas han considerado que «la verdadera patria del Quijote, ese ‘lugar de Caballero hidalgo que vivió en Esquivias, descendiente de los Gutierre de Quixada (El Quijote, I-XLIX), quien vivió en Esquivias a finales del siglo XV y principios del XVI, época en la que triunfaban los libros de caballería, y fue sobrino del bisabuelo de la esposa de Miguel de Cervantes’ fue el pueblo de Esquivias». En este sentido, De Diego Romero no solo evidencia documentalmente Quixano como nombre principal de Esquivias y protagonista de la novela impar del espía de Felipe II (1527-1598), sino también pone en claro que Cervantes juega con la confusión de los nombres de la estrella de su obra maestra, nombrándole Quijada y Quesada, y a veces le llama Alonso Quijano.

Otro personaje real de El Quijote, confirmado por el cervantista Sabino, es el cura Pero Pérez, quien reaparece en varias partidas bautismales de Esquivias, y según De Diego Romero da la sensación que Pero Pérez y Alonso Quixada de Salazar eran la misma persona. Empero, Pero Pérez ejerció su misión en «la ermita de San Bernabé del Lugar de Esquivias» y fue coetáneo de fray Alonso Quixada de Salazar, de la Orden de San Agustín. El testimonio legal tocante a Pero Pérez o Petrus Pérez fue encontrado en el libro I de Bautismos, y trata de Mari Gutiérrez, cuyo nombre se enlaza con la mujer de Sancho Panza: «en Esquivias a 7 días del mes de henero año suso dicho (1529) el señor Pero Pérez teniente de cura bavtizo a un hijo de Francisco Chamizo y de su muger Mari Gutiérrez, cuyo nombre fue Juan fueron sus padrinos de pila Diego de Arco y Catalina de Vozmediano, muger de Gonzalo de Salazar». De igual forma, cabe resaltar que Pero, teniente de cura, colaboraba en las tareas propias del canónigo del arzobispo de Toledo y de Santiago de Compostela, Alonso III de Fonseca y Ulloa (1575-1534), quien bautizó a «Friedensfürst».

De acuerdo con De Diego Romero, «Cervantes, a través de su imaginación, incluyó al cura Pero Pérez y a fray Alonso de Salazar en su obra inmortal modelándolos y adecuándoles a su entorno imaginario». Además, huelga remarcar que dichos datos fiables están reforzados por las piezas en El Quijote, verbi gratia, el cura al administrar los Santos Sacramentos a Don Quijote pidió «al escribano le diese por testimonio como Alonso Quijano el Bueno, llamado comúnmente don Quijote de la Mancha, había pasado de esta presente vida y muerto naturalmente» (El Quijote, II-LXXIV). Igualmente, De Diego Romero pone de relieve el nuevo documento sobre el familiar del bachiller Sansón Carrasco, descrito por el héroe de Argel así: «no muy grande de cuerpo, aunque muy gran socarrón, de color macilento, pero de muy buen entendimiento, tendría hasta 24 años, carirredondo, de nariz chata y de boca grande» (El Quijote, II-III).

Por lo que atañe a Juana de Ugena (Uxena), madre de Juan Carrasco, su sobrina María, hija de Ana de Rodríguez y de Juan de Uxena, a los once años de edad entró al servicio de la esposa de Cervantes, quien le dejó en su testamento «todos los vestidos y mantos que tuviere el día de su muerte, por el mucho cariño que la tiene desde que la sirvió siendo niña». Aún, con arreglo al nuevo testimonio de De Diego Romero, divulgado en su excelente libro: Catalina. Fuente de inspiración de Cervantes… (Sevilla, 2015), el 14 de febrero de 1606 el teniente de cura Francisco de Salazar desposó a Bartolomé García con María de Uxena, criada más querida de Catalina, esposa del «genio de la literatura universal».

Los otros nuevos documentos aportados por De Diego Romero tratan de Teresa Panza, esposa de Sancho Panza, a quien Cervantes llama Juana Gutiérrez, Mari Gutiérrez o Teresa Cascajo. El dato reza que «en primero día del mes de abril de 1579 años murió Juana Gutiérrez, mujer que fue de Juan Fernández, enterrase en su sepultura a la puerta baja fueron sus albaceas Juan de Palacios, clérigo y Lope de Barahona».

La siguiente joya documental de don Sabino prueba que Juana Gutiérrez era esposa del sacristán Francisco Marcos, quien asistió a la boda de Miguel con Catalina, el 12 de diciembre de 1584: «en el lugar de Esquivias veynte y cinco dias del mes de noviembre año de mill y seiscientos y quatro años fallecio Juana Gutierrez que este en el cielo. Recibio los Santos Sacramentos mandose enterrar en sepultura suya en la Yglesia de Santa María». En este punto, conviene precisar que conforme a De Diego Romero, esta Juana Gutiérrez es la de El Quijote.

Con todo esto, los nuevos documentos de De Diego Romero están apoyados por los fragmentos literarios en El Quijote, a modo de ejemplo, «la mujer de Sancho Panza mi escudero se llama Mari Gutiérrez, y no llama tal, sino Teresa Panza; y quien en esta parte tan principal yerra, bien se podrá temer que yerra en todas las demás de la historia» (El Quijote, II-LIX). A continuación, expongo el nuevo dato de don Sabino sobre el acta de bautismo de Sancho: «en XX de junio del dicho año (1569) El dicho Señor Pedro de Huete bautizó un hijo de los señores Hernando de Gaona y Luisa de Godoy su mujer que se llamó Sancho fueron sus compadres de pila el Reverendo Señor Juan de Palacios y la señora Ana de Rojas mujer del Señor Gaspar de Gaona».

Prosiguiendo con el tema, De Diego Romero descubre un testimonio referente a los Cascajo, que consta que «en quinze de octubre (1583) murio un niño de la piedra que criava Juana de Ugena muger de Cosme Carrasco e enterrase en el ciminterio llamavase el niño Pedro Cascajo», y el que corresponde al siguiente texto cervantino: «Teresa me pusieron en el bautismo, nombre mondo y escueto, sin añadiduras ni cortapisas, ni arrequives de dones ni donas; Cascajo se llamó mi padre, y a mí, por ser vuestra mujer, me llaman Teresa Panza, que a buena razón me habían de llamar Teresa Cascajo» (El Quijote, II-V).

Seguidamente, el próximo personaje identificado por don Sabino es el Vizcaíno, escudero, cuyo dato revela que «en veinteycinco del dicho mes (Marzo, 1588), murio un niño de el Vizcayno y enterrose en el cuerpo de la Yglesia», y el que está eternizado en los capítulos VIII y IX de la primera parte de El Quijote del siguiente tenor: «todo esto que don Quijote decía escuchaba un escudero de los que el coche acompañaban, que era vizcaíno; el cual, viendo que no quería dejar pasar el coche adelante, sino que decía que luego había de dar la vuelta al Toboso, se fue para don Quijote y, asiéndole de la lanza, le dijo, en mala lengua castellana y peor vizcaína» (El Quijote, I-VIII).

A más de esto, De Diego Romero tropieza con los nuevos documentos de Pedro Alonso, también llamado Pedro Alonso de Salazar, quien fue homenajeado por Cervantes así: «Don Quijote creyó, sin duda, que aquel era don Rodrigo de Narvaez a lo que le respondió el labrador: Mire vuestra merced, señor, pecador de mi, que yo no soy Don Rodrigo de Narvaez ni el Marqués de Mantua, sino Pedro Alonso, su vecino» (El Quijote, I-V).

De igual manera, De Diego Romero halló el nuevo documento, donde comparece Aldonza de Cárdenas: «por las animas de Blas de Avalos y de Isabel de Cardenas y Alejo de Salazar y Juan de Cardenas y Carlos de Salaçar y de Aldonça de Cardenas veinte y cinco misas». Este testimonio notarial está marcado por la pluma cervantina así: «en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien el un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamas lo supo ni se dio cata dello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a esta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y, buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo y que tirase y encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla Dulcinea del Toboso» (El Quijote, I-I).

Además, hay que dejar sentado que De Diego Romero localizó los nuevos documentos sobre Ricote, el Morisco, y sus familiares, a quien Cervantes perpetuó de esta suerte: «¿cómo, y es posible, Sancho Panza, hermano, que no conoces a tu vecino Ricote el morisco, tendero de tu lugar?» (El Quijote, II-LIV). En este sentido, solo brindo un dato imprescindible de don Sabino, esto es: «en seis días del mes de diciembre de 158 (1580) años murió Diego Ricote el mozo y ocho días antes del murió su madre».

A continuación, De Diego Romero descubrió los nuevos documentos sobre los tres personajes reales de El Quijote, o sea: Pedro Martínez, Tenorio Hernández, y Juan Palomeque, nombrados en los capítulos XVII y XVIII de la primera parte de El Quijote. El fragmento literario reza que: «dice Sancho a don Quijote: también me vengara yo si pudiera, fuera o no fuera armado caballero, pero no pude; porque tengo para mí que aquellos que se holgaron conmigo no eran fantasmas ni hombres encantados, como vuestra merced dice, sino hombres de carne y de hueso, como nosotros; y todos, según lo oí nombrar cuando me volteaban, tenían sus nombre: que el uno se llamaba Pedro Martínez, y el otro Tenorio Hernández, y el Ventero oí que se llamaba Juan Palomeque el Zurdo…» (El Quijote, I-XVIII).

Sin ningún género de dudas, Cervantes narra con exactitud que los personajes principales del manteamiento a Sancho Panza eran naturales y vecinos de Esquivias, lo que respaldan los nuevos testimonios de De Diego Romero de este modo: «Pedro Martínez, bautizado en el Lugar de Esquivias el 20 de marzo de 1571, era hijo de Lucas Martínez y de María Romana». Sucede que la madre de Pedro Alonso, Lucía, era hermana de María Romana, por tanto, Pedro Martínez y Pedro Alonso eran primos hermanos.

En cuanto a Tenorio Hernández, bautizado el 25 de noviembre de 1576, éste era hijo de Juan Hernández y de María de Uxena, hija de Alonso de Uxena, el Viejo, por tanto, hermana de Juana de Uxena, madre de Juan Carrasco, alter ego, de Sansón Carrasco, quien asimismo crio a Pedro Cascajo, uno de los nombres dado por Cervantes a Teresa Panza. Tenorio estuvo enlazado con Mari Gutiérrez, con quien engendró a Bárbara, cristianada el 8 de agosto de 1598. En lo referente a Juan Palomeque, es sabido que llevó al altar a Petronila de Villena, con quien alumbró a Pedro, acristianado el 21 de mayo de 1611, siendo padrino de bautismo Juan Ordóñez de Encinas, esposo Juana Urreta de Salazar, prima de la esposa del «Príncipe de los Ingenios españoles».

En conclusión, el excelente investigador don Sabino de Diego Romero contribuyó al conocimiento de esos nuevos documentos de vital importancia para la Historia de España, Esquivias, Granada, El Toboso y Toledo, los que deberían ser puestos en letras de molde, rectificando así los colosales desaciertos en las enciclopedias, libros de enseñanza y revistas electrónicas.

¡Enhorabuena! Laus in Excelsis Deo.

Krzysztof Sliwa

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