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La ambición de Morales Lomas

Por Fernando de Villena
jueves 15 de octubre de 2020, 16:00h
Las edades del viento
Las edades del viento

De todos los autores de su generación, la primera de la Democracia, tal vez sea Francisco Morales Lomas el más ambicioso, el más exigente consigo mismo. Ha cultivado todos los géneros literarios –teatro, poesía, ensayo, narrativa- y en cada uno de ellos ha reunido ya un corpus muy considerable de títulos. En narrativa, además de sus libros de relatos, ha escrito una trilogía de novelas sobre la Transición en nuestro país y otra sobre los siglos de Oro. Al presente, el proyecto en el que trabaja es una nueva trilogía, dedicada esta vez al siglo XX y sobre todo al dramatismo de los años que van desde nuestra guerra civil hasta el fin de la segunda guerra mundial y el horror que vino a continuación con el estalinismo.

De esta nueva trilogía acaba de aparecer el primer volumen, “Las edades del viento” (Ediciones “Dauro”, 2020), donde se nos cuentan dos historias paralelas: la del investigador literario Virgilio Aguilar en época actual y la del poeta Antonio Machado en sus años finales (1936-1939). La trama argumental nos presenta la posibilidad de que el autor de “Campos de Castilla” hubiese tenido una relación con una joven actriz francesa en el convulso Madrid de 1936 y que de esta relación hubiera nacido una hija.

Tras la ficción narrativa está el erudito Morales Lomas, conocedor de la historia de la Literatura hasta en sus últimos detalles. Y en la novela, la crítica literaria, una crítica intuitiva y siempre atinada, se acompasa con los hechos que se nos van contando, sin que falten otras referencias culturales de toda índole (cinematográficas, pictóricas…) siempre documentadísimas. Morales Lomas llega incluso a no ser indulgente con el propio Machado, al que tanto aprecia, al referirse al poema que éste dedicó a Enrique Líster. En otros momentos de la novela se percibe la visión docente del narrador. Pero, por encima de todo, en “Las edades del viento” se nota un apasionado amor a la Literatura, y así leemos:

“La literatura, esa vida que crece como el pan y se hace carne y trasciende el momento de vida”.

También en la novela encontramos reflexiones sobre España y encendidos pasajes eróticos así como diversas historias y anécdotas colaterales como la de la sortija de Oscar Wilde o el argumento de la obra de Anatole France que representó la protagonista en Madrid.

De ese Madrid lleno de vida y dramatismo en el año 1936 el autor nos ofrece una imagen muy aproximada a lo que pudo ser en la realidad. Claro que en la novela Morales Lomas también nos descubre su gran amor a París, “una urbe para la eternidad”.

Me parece notar cierta ironía en el nombre de alguno de los personajes como el del tal Pierre Escargot (caracol) y resultan de gran interés las páginas en las que se nos habla de la competencia desleal entre los investigadores literarios (pues a la vez que el protagonista, en la novela aparece otro crítico francés empeñado en la misma búsqueda). Otro personaje al que se le concede cierto protagonismo es el de la madre del poeta y, en un atinado juego literario, Morales Lomas se autocita en la narración como profesor y escritor.

El texto se agiliza con el empleo de muy variados recursos: diversas formas narrativas (cartas, diario…), alternancias de la primera, la tercera e incluso la segunda persona y, en suma, nos encontramos ante una novela que tiene algo del género de intriga, algo de histórica y mucho de metaliteratura.

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