"Pecado nefando" nos transporta a la época de Felipe II en España, donde los hombres disfrutan de privilegios exclusivos. Las mujeres, por su parte, son vistas como esposas devotas destinadas a las tareas del hogar y el campo. Mantener las apariencias es esencial, conforme a lo que dictan las leyes, los cánones y la santa madre Iglesia. Sin embargo, Elena de Céspedes guarda un secreto: aunque nació con cuerpo de mujer, su alma es masculina y anhela la libertad. Al descubrir finalmente su verdadera vocación como cirujano, decide mostrarse al mundo como el hombre que siente ser. De este modo, desafiará todas las normas establecidas y llegará a someter su cuerpo a transformaciones dolorosas para lograrlo. La situación se complicará aún más cuando se enamore de la joven María del Caño y decida casarse con ella, un "pecado nefando" que la Inquisición condena con la pena de muerte. Este relato corresponde a la historia real de Eleno Céspedes, quien fue la primera cirujana en España y cuya vida ha llegado hasta nosotros gracias a los documentos de su juicio ante la Inquisición.
¿Lo más difícil, para uno mismo, es llegar a conocerse? ¿A admitirse como es?
Me temo que sí. No es nada fácil, ni cómodo. A todos nos gusta tener una visión amable de nosotros mismos.
Para saber realmente quién eres, ¿es más importante saber hacia dónde vas que conocer de dónde vienes?
De eso no me cabe duda. En el mundo de hoy, lo tenemos más fácil. Pero, en los tiempos en que transcurre la novela, durante el reinado de Felipe II, el origen de una persona marcaba profundamente sus posibilidades de futuro. Elena de Céspedes nació como mulata y esclava. La libertad que ella buscaba parecía estar fuera de su alcance. Y, sin embargo, la consiguió, aunque a costa de muchos sacrificios.
Defender la propia identidad, antes y ahora es una tarea ardua, casi siempre. ¿Puede su obra ayudar a personas que luchan todavía por ser reconocidas?
Quiero creer que sí, aunque no podría asegurarlo, porque el efecto que pueda ejercer cualquier obra literaria depende sobre todo del lector, no del autor.
¿El pasado, a la hora de escribir, le ayuda a descubrir el presente?
Soy muy cauta respecto a eso. Sé que mucha gente piensa que el pasado nos ayuda a comprender mejor el presente, o incluso a pronosticar patrones para el futuro. Lo que yo pienso es que un buen conocimiento del pasado nos ayuda, sobre todo, a valorar lo que tenemos en el presente, a comprender que las conquistas conseguidas a lo largo de la historia pueden volver a perderse y que hay que luchar por ellas.
Pecado nefando se ambienta en la segunda mitad del Siglo XVI, y trata de la primera mujer transgénero de la época moderna. ¿Cómo llega esta historia a manos de Olalla García?
A través de una conferencia del profesor Ignacio Ruiz. Me quedé absolutamente fascinada por la historia de Céspedes. A partir de ahí, localicé las actas del juicio inquisitorial que tratan de su caso y decidí escribir la novela.
¿Es lícito quebrar las leyes establecidas para lograr justicia? ¿Y no tener un espíritu dócil ayuda a avanzar y crecer?
Si una ley es injusta, sin duda hay que derogarla para conseguir justicia. Pero, como Céspedes no tenía la opción de cambiar las leyes, su única posibilidad consistía en infringirlas. Y para eso es necesario un espíritu luchador e inconformista.
Siempre he pensado que las personas “raras” o “diferentes” tienen la capacidad de ver el mundo de forma distinta
¿Sólo los elegidos encuentran tesoros que otros no pueden ver? ¿Miran el mundo de forma distinta a los demás?
Siempre he pensado que las personas “raras” o “diferentes” (según la perspectiva de la sociedad biempensante) tienen la capacidad de ver el mundo de forma distinta, y que su perspectiva puede resultar muy enriquecedora para el resto. Por eso he retratado este aspecto de Céspedes en la novela.
A la autora le gusta elegir muy bien a sus personajes, mujeres fuertes que rompieron las cadenas que las tenían presas, aunque pagaran por ello un alto precio. ¿Qué mensaje quiere que se lleven sus lectores de Pecado Nefando?
Una cosa es la idea que el autor tiene al escribir y otra, la que el lector puede sacar al leer. En mi caso, quería resaltar lo difícil que resulta luchar contra una sociedad opresiva e injusta, y el alto precio que suele pagarse por esa lucha. Pero historias de gran valentía se convierten luego en un símbolo, en algo que da fuerza a las generaciones venideras.
¿Qué ha aprendido Olalla García escribiendo este libro?
Que los escritores tenemos que ser valientes cuando tocamos aspectos muy sensibles para nosotros. Siempre he pensado que el autor tiene que intentar “borrarse” de la obra, dejar que sean los personajes quienes expresen su forma de ver el mundo. Esto se vuelve más complicado cuando tratamos temas que resultan muy personales.
Los personajes forman parte de la vida de los autores durante muchos meses, ¿con cuál se siente más identificada la autora y por qué? ¿Le ha costado despedirse de alguno?
Siempre cuesta mucho despedirse de los personajes con los que hemos compartido tanto tiempo. A mí me gusta mucho María del Caño, la esposa, que también fue acusada de “pecado nefando”. A diferencia de Céspedes, ella era una persona sin formación ni experiencia del mundo, y el hecho de romper todas las leyes debió de costarle mucho. Para salvarse ante la Inquisición, tuvo que desempeñar el papel de mujer estúpida, pero creo que no lo era en absoluto.
Su novela cuenta una historia real que la escritora hace avanzar con ficción. ¿Cómo ha sido el proceso creativo para conjugar estos dos aspectos?
Mi fuente fundamental son las actas del juicio inquisitorial. En ellas, Céspedes narra toda su vida, todo lo que le ha ido ocurriendo hasta el momento de la detención. Pero está claro que en ciertos aspectos miente. Tiene que hacerlo, está tomando decisiones de vida de muerte (literalmente, porque la condena por pecado nefando era la quema en la hoguera). Mi trabajo de ficción consiste, sobre todo, en detectar esos puntos de la narración en los que, sin lugar a dudas, Céspedes no dice la verdad (puntos relativos a su condición anatómica y sus relaciones físicas con mujeres), y recrear una versión alternativa de lo que pudo ocurrir en la realidad.
Escribo sobre algo que me conmueva
El ritmo y un lenguaje muy cuidado junto a una buena trama y personajes fuertes son los ingredientes que la autora maneja con soltura. ¿A qué ha dado más importancia a la hora de escribir este libro?
Todo eso tiene que conjugarse bien para lograr una buena historia. Pero cada novela es diferente. En este caso, quería dar voz al propio Céspedes, a su psicología, a su lucha por descubrir su verdadera identidad, que choca con la que el resto del mundo le asigna. Ha sido un trabajo difícil, porque la visión de una persona del siglo XVI es muy diferente de la nuestra en ciertos aspectos, y siempre trato de ser fiel a las mentalidades de la época.
¿Una novela como esta puede ser escrita sin dejar que afloren los sentimientos y emociones de la protagonista? ¿Le gusta explorar lo más profundo del alma humana?
Realmente soy muy pudorosa a la hora de revelar mi propia alma, y considero una cuestión de respeto fundamental no indagar en la de los demás más allá de lo que ellos quieran mostrar. Pero en esta novela, era imprescindible. Reconozco que me resultó difícil, lo más difícil de todo.
… Mujeres fuertes que tomaron las riendas de sus vidas, ¿con cuál nos sorprenderá en su próximo libro Olalla García?
Todavía no lo sé. Estoy investigando varias posibilidades. Lo que sí sé es que tiene que ser una historia que me conmueva.
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