Muchos habitantes de las ciudades se sienten cada vez más atraídos por la idea de mudarse de la ciudad al campo, buscando tranquilidad y una mejor calidad de vida. Es una decisión que requiere una cuidadosa consideración, ya que tiene ventajas y desventajas. Por lo tanto, es fundamental sopesar cuidadosamente todos estos aspectos antes de lanzarse a la vida rural. El libro que traemos a la palestra puede suponer una herramienta muy útil para todos aquellos que estén barruntando tomar esa decisión de traslado al entorno natural. Sorprende por lo directo de sus argumentos en un alarde de sinceridad de quien ya ha sufrido en sus carnes la nada sencilla mutación espacial. "Ruralismo" de Vanesa Freixa se devora de un tirón. La autora no se anda por las ramas y nos ofrece los pros y los contras que vamos a hallar en el traslado al entorno rural, y no solo eso, sino que también nos detalla lo que actualmente se está haciendo muy mal en ese ámbito y nos ofrece futuras soluciones que pueden servir para la protección del medio ambiente. No existe ni una sola página que sea de relleno, y lo cierto es que el lector agradece lo sintetizado de la información que se nos precisa. Como muestra un botón: aboga por la ganadería extensiva, denuncia la sobreexplotación del agua y se lamenta de la actual desconexión de los valores de la cultura rural. No hemos de llevarnos a engaño y pensar que se trata tan solo de un tratado teoŕico del asunto en cuestión. Vivir en el campo, y más concretamente en una borda (una cabaña rural pirenaica para el ganado y el pastoreo), como es su caso, le ha traído muchísimas alegrías, y con su prosa limpia de ambagajes pero llena de belleza descriptiva consigue que al acabar la lectura uno se plantee seriamente si no vale la pena mandarlo todo al diablo y aventurarnos a parajes más campestres qu enos puedan aligerar el sentimiento de estrés que nos acompaña día tras día. Según comenta la autora, una de las principales ventajas de vivir en el campo es su agradable entorno. Lejos de la contaminación y el ruido de la ciudad, el campo ofrece un entorno natural con exuberantes paisajes verdes y aire limpio, lo que garantiza una mejor salud física y mental. Además, el coste de la vida en el campo suele ser más bajo que en la ciudad. Los precios de las propiedades suelen ser más asequibles, lo que permite acceder a alojamientos más espaciosos con un presupuesto similar al de la ciudad. La calidad de vida es otro punto fuerte. En el campo, el ritmo es más lento y menos estresante, lo que facilita una rutina diaria más serena. Se puede acceder fácilmente a actividades al aire libre como el senderismo, la jardinería y los deportes acuáticos. Finalmente, las relaciones vecinales en el campo pueden ser más cálidas y solidarias. Las pequeñas comunidades rurales fomentan los lazos sociales y la solidaridad entre los residentes, creando un verdadero sentido de comunidad. Sin embargo, vivir en el campo también tiene sus inconvenientes. La distancia a servicios esenciales como hospitales, escuelas y tiendas es una desventaja importante. Además, las oportunidades profesionales suelen ser limitadas. Los sectores de actividad están menos diversificados que en la ciudad, lo que puede complicar la búsqueda de empleo. La oferta cultural y de ocio suele ser menos rica y diversificada. Teatros, cines, museos y otros lugares de entretenimiento suelen ser menos numerosos y estar más alejados. Finalmente, vivir en el campo lejos de familiares y amigos puede ser difícil. La distancia física hace que las visitas sean menos frecuentes y puede generar sentimientos de aislamiento. Las oportunidades de reunirse para eventos familiares, cumpleaños o salidas con amigos son cada vez más escasas, lo que a menudo requiere una organización y desplazamientos más complejos. Uno de los capítulos que considero más interesante es el dedicado a la problemática derivada de la estrategia de la conservación del oso Pardo en los Pirineos, algo que por ejemplo hace muy poco se pudo ver en relación a los lobos en el recomendable documental Los últimos Pastores de Samu Fuentes. La autora argumenta que si bien la intención de cuidar la fauna salvaje es loable, esto repercute de manera harto negativa en un sector primario, como es el pastoral, que se halla en pleno tránsito hacia la extinción frente a modelos alimentarios intensivos e industrializados. Puedes comprar el libro en:
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