Como decíamos, llega ahora la película Nuremberg (2025) de James Vanderbilt, basada en el libro de Jack El-Hai The Nazi and the Psychiatrist. Acabada la segunda guerra mundial y después de diversos suicidios en la cúpula nazi, las personalidades más relevantes vivas son Hermann Göring (Russell Crowe en la película) y Rudolf Hess (con un menor protagonismo, aunque él solo ya merece una película aparte). El psiquiatra Douglas Kelley (Rami Malek) recibe una doble misión de la cúpula militar: velar por la salud de los altos dirigentes nazis pendientes de juicio (porque se trata de ajusticiarlos tras el proceso, y no que se vayan de rositas con una cápsula de cianuro) y por el otro de descubrir elementos que puedan usarse contra los encausados en el juicio que se celebrará en breve, aquí entramos en el juego de los engaños y los pillines.
Pero además, el psiquiatra Douglas Kelley, consciente de su posición única en el gran escenario de la historia, tiene también un propósito particular: documentar la maldad, es decir, qué hace malvado a un individuo cualquiera y ya de paso escribir un libro. Uno de los temas de la película es la necesidad de notoriedad de los individuos, sin duda Göring gastó buenas dosis de narcisosmo durante el juicio, pero la consideración social de esta patología ha cambiado substancialmente desde el final de la segunda guerra mundial. Hoy día es la norma social.
La película es entretenida, se pasa en un suspiro a pesar de la duración, nada menos que 150 minutos. Abunda la testosterona en este ambiente militar y carcelario, aparecen muchos señores con voces graves que usan expresiones del tipo: ¡maldita sea!, ¡por el amor de Dios!, y otras semejantes que corresponden a algo muy yanqui. Eso sí, a poco que no tengamos memoria de pez, el desenlace de Göring y la otra veintena de encausados es conocido.
Tenemos como antecedente Judgment at Nuremberg (1961) de Stanley Kramer, que en España también se conoció como ¿Vencedores o vencidos?, así con interrogantes y un elenco mítico. En este film se explicaba una historia distinta: el juicio a cuatro juristas de la época nazi por la aplicación de la Leyes de Nuremberg, que incluían la esterilización forzosa de muchos ciudadanos por motivos variopintos y la pena de muerte a las personas que mantuvieran relaciones “interraciales”. Las comillas son otro tema, la dichosa ley lo expresaba así. Como curiosidad diremos que la mítica frase final de Spencer Tracy a Burt Lancaster se parafrasea en la voz de un personaje menor de Nuremberg (2025), porque te luce en cualquier sitio.
Para los que quieran ahondar en el tema les recomendamos el documental de Nuremberg: des images pour l'histoire traducida aquí como La película perdida de Nuremberg (2021) de Jean-Christofe Klotz que explica la documentación de los crímenes nazis a partir del material de la propia propaganda nazi, una labor que acometieron los hermanos Budd y Stuart Schulberg a las órdenes del director del OSS, John Ford, nada menos. Y también la documentación del propio juicio en sí, toda una aventura.
Esperamos con interés nuevas propuestas sobre la historia del nazismo, a buen seguro, llegaran otras porque estamos ante una fuente inagotable.