«De niño soñaba con buscar ciudades perdidas… jamás pensé que pudiera verlas…» (Juan Jesús Vallejo) «Allí las piedras son gigantescas, algunas de ellas de más de ciento cincuenta toneladas”» (Juan Jesús Vallejo)
13/01/2019@12:49:45
Entrar en las páginas de «Expedición a los Mundos Perdidos» (Editorial Odeón) es estar ante esos documentales en que el narrador tan sólo hace de hilo conductor de las distintas aventuras que ha realizado a lo largo de los años. Juan Jesús Vallejo (Granada, 1970) es una de esas personas que coloquialmente y de una forma cariñosa denominamos, «un culo inquieto» Ha trabajado en todos los medios de comunicación, desde Antena 3, hasta TVE y Cuatro. Entre sus obras anteriores podemos destacar, “Operación Al Andalus” (Corona Borealis, 2001), “Los Secretos del Antiguo Egipto” (Nowtilus, 2002), “Una Noche de Estrellas” (Espejo de Tinta, 2003) Amén de otros trabajos y un gran número de documentales… Y con una ilusión que le hace tener un despacho lleno de documentación, y de carpetas viejas arrinconadas y cuidadas por el paso del tiempo, y libros que han sido leídos en repetidas ocasiones; y que son los testigos de sus viajes a lo largo de los cinco continentes.
Lo maravilloso en nuestra tradición literaria comienza con una Noche de Reyes que tiene mucho en común con la colección de cuentos más celebrada de todos los tiempos: Las mil y una noches. Evocamos a Shahrazad, la ingeniosa muchacha que consiguió esquivar la muerte narrando cada noche un relato maravilloso ante un califa insomne, y con cada una de sus historias nos preguntamos si la literatura puede desafiar a la vida. Como en el desafío del genio ante Aladino, dentro de este libro de libros arde una lámpara incandescente que ilumina más de dos mil años de historia. De hecho, en las tablillas de la biblioteca de Asurbanipal ya existía una que contiene el embrión de las Mil noches. De siglo en siglo, de Persia a la India, del sánscrito al chino, hasta el árabe de los abasíes y los omeyas, este libro-sueño, obra abierta por excelencia, ha venido creciendo a partir de su leyenda sin que se sepa a ciencia cierta cuál fue su comienzo ni dónde paró su final. Un enigma más, entre las muchas paradojas que envuelven su misterio y su sentido.
¿Qué es un aforismo sino pensar bellamente y de forma concisa, añadiendo fulguración a la ideación? Se trata de decir mucho con poco, valiéndose de la capacidad sugeridora de la poesía y de la capacidad analítica de la filosofía. Esta mixtura planta cara a los estándares preestablecidos porque rompe los rígidos encuadramientos de los géneros y encuentra ubicación en lo fronterizo. Ese lugar de contacto donde el intercambio genera riqueza de sentidos.
A veces la combinación de leyes, normas y rutinas formales nos obligan a pensar si no estaremos viviendo en un país de imbéciles, sordos, ciegos e increíblemente mal intencionados. La Ley del 2012 (Real Decreto Ley 5/2013), fue abrumadora al cruzar los datos de Hacienda con los de la Seguridad Social, obligando a la pobreza a todos los creadores, casi de cualquier actividad, en los últimos años de sus vidas.
Hablo de la crítica literaria, y en el mundo en que actualmente vivimos eso es casi tan poco prometedor como hablar de paz. Esta no es pacífica era, y no es tampoco crítica era. En la Europa de los pasados diez años la crítica literaria del viejo tipo -crítica realmente juiciosa, escrupulosa, imparcial, que trataba a la obra de arte como a algo valioso en sí- ha sido casi imposible.
¿Qué es una novela histórica? Una historia ambientada en el pasado. ¿Y cuándo podemos hablar de pasado? El pasado comenzó ayer.
Sufría alucinaciones desde su adolescencia, un psicoanalista le propuso la escritura como terapia. Nadie entendía esos relatos que parecían hibridar ucronías futuristas y mensaje esotéricos. Su deterioro se acentuó con su ingreso en el mundo de las sustancias psicoactivas, lo que le llevaría a la cumbre de la Literatura LSD. Afirmaba ser visitado por “entes del otro lado”, dijo haber presenciado el Apocalipsis y derivó en el mesianismo: el androide que soñaba con ovejas eléctricas esperaba a Maitreya.
¿La literatura copia, imita el mundo, o crea mundos nuevos? Si copia, es instrumento científico con el que podemos llegar a la verdad, y si crea mundos nuevos, también es instrumento científico, pero no metodológico, sino heurístico. La verdad, para serlo, debe contener cosas, objetos, y no paralogismos. Los objetos, para ser tratados, pensados, conocidos, deben signarse, poseer signos. Los signos, se sabe, pueden proceder del lenguaje común y corriente y de las ciencias.
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«Todo lo que no se da, se pierde» (Proverbio indio)
«Según un reciente estudio de Naciones Unidas más de 150 millones de niños con menos de 14 años en La India trabajan en distintas industrias muchas de ellas localizadas en Bombay. Con unas garantías inferiores a la veinte rupias por día los trabajos forzados están acompañados de malos tratos y de abusos de todo tipo» (Jaume Sanllorente)
Al hablar de la cábala nos encontramos con una tradición mística del pueblo judío llegando hasta nuestros días después de atravesar muchos niveles de revelación, incluso anteriores al tiempo de la entrega de la Torá. Hablamos de una de las principales corrientes de la mística judía. Y designa en su sentido más genérico al misticismo judío en todas sus variantes.
Lo que quiero decir es que todo depende de tu corazón... NAZIM HIKMET
«En un país en donde hay más de mil doscientos millones de personas y es la democracia más grande del mundo, con más de 800 millones de votantes. Y en donde desde la mañana a la noche todo es religión… Pero en donde las cien personas más ricas del país poseen activos que equivalen a una cuarta parte del producto Interior Bruto. Y el resto de la población son fantasmas en un sistema más allá de su control»
EL CUARTETO BENENGELI
No es país para lectores el nuestro, pero El Quijote sigue siendo un libro para soñadores. Por lo que tiene de plural y poliédrico, siempre jugando con la ambigüedad y el doble sentido, parece burlarse de todo y de todos al tiempo que abre uno tras otro mil enigmas.
Primera parte
El arduo trabajo de zapa en la cripta de las Trinitarias tenía un sentido: más que los restos del Ingenioso Hidalgo, encontrar el camino de regreso a su geografía mágica, a través de los laberintos de la Cueva de Montesinos. La aventura manchega comenzó en un puerto de mar adentro. Se llamaba Puerto Lápice para decirnos que cada uno de nosotros ha de escribir su propio libro. El libro de su vida. El que te convierte en hijo de ti mismo. Hijo de ti. “Hijo-te”. Quijote. Estas son apenas las claves iniciales de una peripecia interior cuajada de molinos y gigantes. Cinco siglos después Don Quijote no deja de cabalgar a la conquista de la Civilización del Vértigo.
Esta historia comienza en el Museo Histórico de La Haya, donde se preservan una lengua y un dedo humanos pertenecientes a uno de sus más insignes primeros ministros durante el Siglo de Oro neerlandés, Johan de Witt, víctima de un truculento episodio de canibalismo en la Europa del XVII. Pero llevemos el caso a la actualidad. La lengua que habla y el dedo que acusa. ¿Con qué podríamos relacionarlos?
De "Verdad y Método" (Ediciones Salamanca, 2012), de Gadamer, sale el presente palique (páginas 354-358)
¿Podemos decir que las obras literarias pueden adueñarse de las palabras "derecho científico"? Un conocimiento, sea poético o novelesco, físico o sociológico, es científico cuando es certero, es decir, cuando nos permite hacer algo siempre sin yerro.
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