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artículo de opinión

08/12/2020@07:47:03
Dice Pablo Iglesias que deberíamos estar contentos porque Bildu, en lugar de pegar tiros, haga política (a cualquier cosa le llaman política). Y no te creas que suelta esa chorrada porque se le han subido los humos al moño.

No solo de Maradona vive el hombre. Su triunfo se lo ganó a pulso emergiendo desde el arroyo, del solar de los pobres. Pero no olvidemos que detrás de su mitología popular se encuentran los dueños del deporte balompédíco.

En los años que dediqué a preparar mi Quijote de 2004, hube de releer mi texto media docena de veces (si no fueron más) para asegurarme de que seguía fielmente el de las ediciones príncipe (1605 y 1615). A cada revisión, la tarea se iba haciendo más mecánica, menos intensiva, permitiéndome consolidar mis propias reflexiones sobre la inmortal obra cervantina. Desde luego, el Quijote es (o quiso ser) un libro de entretenimiento, con momentos de excelente humor, pero también subyace en él la perpetua batalla entre el idealismo y el materialismo, soberbiamente reflejados en los personajes principales: uno ambiciona la fama y el otro ansía simplemente salir de penurias y, de ser posible, vivir a lo grande sin sudar gota. ¿Quién no?

Dice el Eclesiastés que hay un tiempo para sembrar y un tiempo para recoger. Y no se refiere solo a patatas y cebollas. En la vida también hay un tiempo para todo, hasta para ser progre. Cuando eres joven, tu obligación es ser idealista y rebelde porque el mundo te hizo así. Yo lo era.

He colapsado. Me ha dado la paranoia y no salgo del gimnasio. Iba dos días a la semana y ya voy cuatro. No doy abasto y aún no he cambiado la ropa de verano en los armarios. Lo voy a mandar todo a tomar por saco. Se acabó la lujuria de lo fashion.

De la revolución cultural china, solo ha quedado el “cuello mao”, que por cierto ni me gusta ni me favorece. De revoluciones y epopeyas el hombre no aprende nada. Pero no hablemos de política, sino de cultura. Si la política está corrompida es porque la cultura está prostituida. Qué ganas tenía de escribir esto, tío.

El libro es aquel compañero de muchos que lo encuentran como un pasatiempo, una forma de viajar, entretenerse, inspirarse, etc. El 68,5% de la población española lee con frecuencia según la FGEE. Quizás muchos lean, pero pocos conocen las distintas partes de un libro y sus componentes.

En ocasiones al llegarnos un ejemplar y que el cartero nos lo deje nos sumerge en un «miedo» provocado por el número de páginas existentes en el mismo. En otras ocasiones pensamos que hay tan solo un determinado número de editoriales que ya están en el sector y son a las que se les atribuyen este tipo de obras. Pero si la mesilla con el libro encima nos dice ¡venga...! eso hace que nos acerquemos al mismo y nos pongamos a leerlo.

Me resulta sumamente enojoso dedicar este par de páginas, que deberían explayarse sobre asuntos literarios, por ejemplo, a propagar y a elogiar la decisión del ayuntamiento lisboeta de consagrar un museo a ese enorme novelista —para mí, el más notable de los vivos en nuestro continente—, António Lobo Antunes, pero como hombre que lleva más de veinte años atareado con nuestra lengua no podía sustraerme ante el suceso ignominioso que ha acontecido en las Cortes a propósito de la LOMLOE —ya saben, la nueva ley general de educación—. Según parece, han aprobado el grupo socialista, el de Unidas Podemos y el de Esquerra Republicana la supresión del status de “lengua vehicular” de la enseñanza en España para el idioma que le es propio y generado por su pueblo durante siglos: el español.

In the last days I read the American press, and I remembered an old, classic problem between the Humanities and the Natural Sciences, which I can formulate in the next fast question: are the Humanities useless for Natural Sciences? Leon Wieseltier says[1] (1) that the Humanities, in the technocratic world, without solid reasons have been accused of having a “nonutilitarian character”. With criticism he remarks, besides, “the essential inability of the natural sciences to offer a satisfactory explanation” of human concerns, such as Soul, God, World, Freedom, abortion, euthanasia, etc. He argues that “the character of our society cannot be determined by engineers”. He says that “no distinction between human and machine”, as a director of engineering at Google wants, is nonsense.

Dice el ministro Illa que la paciencia tiene un límite. Un aforismo muy a la pata la llana para una rueda de prensa oficial. Eso lo puedo decir yo que soy una columnista insolente y procaz. Tampoco sabemos de qué límite estamos hablando. Poner límites suena muy facha, tío.

RTVE se homologa a los estándares europeos. Que el “prime time” empiece a las diez, y a las once y media todos a la cama. A dormir, claro ¿Quién tiene ganas de orgías sexuales?

Los predicados usuales en matemáticas, es decir, en geometría y en aritmética, dice Kant que son útiles al estudiar objetos físicos, que se “conocen”, mas no al hablar de ideas, que sólo se “piensan” y que carecen de objeto sensorial correspondiente. Aplicar dichos predicados en ideas, sugerimos, es causa de supersticiones, que provocan o contradicción moral, es decir, hipocresía, o indiferentismo cultual.

Que oficiosamente los medios juancarlistas repitan, a agua pasada, que “todos lo sabíamos” –en referencia al reciente goteo de informaciones escandalosas sobre las operaciones financieras que han marcado, y sobrecargado, los casi cuarenta años que el padre de nuestro monarca ocupó el trono– me parece ahora, a la luz de la últimísima tomadura de pelo al sufriente pueblo español, es decir, la huida del Emérito por la puerta de atrás, tan escandaloso e irresponsable como el mismo modo de vida “a cuerpo de rey” que llevaba el susodicho.