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eduardo zeind palafox

Metafísica, moral, religión, antropología… todo cabe en Shakespeare

23/07/2017@10:18:00

Tres ideas procedentes de la razón pura, enseña Kant, rigen nuestra vida: alma, mundo y Dios. Las tres generan preguntas inevitables y sin respuesta posible. He aquí ejemplos: ¿somos inmortales?, ¿somos libres? Luego, vivimos con ellas, es decir, fraguando ideales, enjuiciando las cosas con ellos, errando, planteando hipótesis para conocer el origen del errar y bregando para aceptar lo que no podemos cambiar, como dicen que dijo San Francisco de Asís, o para mudar la naturaleza y la fortuna. Lo dicho, para ser formulado, necesita lenguaje vivo, expresivo, verídico, o en una palabra, shakespeariano.

Tiempo, clave del lector de poesía

La poesía, al ser leída sin avisos estéticos, sin método, sin educación artística, es convertida en hontanar de símbolos transformables y útiles (piezas) para cualquier menester. El patriotero, por ejemplo, halla en Whitman pretextos para cantar su país, para el racismo y el chauvinismo, y el nostálgico halla en Rimbaud pinturas para describir los infiernos mentales que padece.

Metáforas locales, ampliaciones de la conciencia

No hay libertad absoluta, pero sí grados de libertad. El esclavo con gran imaginación literaria es más libre que el neoyorquino atado a la ambición monetaria. Poetizar lleva a la ataraxia, mas no el acumular riquezas que pueden ser robadas o maltratadas.

Poesía y filosofía, quehaceres ontológicos

El vulgacho, al oír la palabra “poesía”, imagina magias, inspiraciones y sensiblería, y al oír la palabra “filosofía” imagina vagabundeo intelectual, conjeturas cósmicas y teorías deformadoras. La poesía se ha convertido para mí, que la frecuento diariamente, en instrumento epistemológico, en vía intuitiva, y la filosofía en maquinaria de destrucción de ilusiones, quimeras y laxitudes conceptuales, y también en útil para movilizar lo estático, para silogizar.

Borges el dogmático

Hay, dice Kant, tres tipos de objeciones que todo buscador de verdades conocerá en su andar por el necio mundo, a saber: las dogmáticas, las escépticas y las críticas.