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Woody Allen

24/01/2024@06:06:00

Había una vez un actor de Hollywood que se llamaba Al Pacino y que quería ser escritor de novelas. Tras rodar “El Padrino” y dirigir para el cine una obra de Shakespeare, alguien le dijo que en España vivía un profesor que se daba un aire a él y que se llamaba Justo Sotelo. Había nacido en Madrid, en el barrio de Chamberí, se había hecho economista y trabajado como bróker, y luego se había licenciado en literatura y escrito una tesis doctoral sobre un escritor japonés que también se daba un aire a Justo Sotelo, sobre todo en su pasión por la música clásica y el jazz y algunos escritores como Kafka y Scott Fitzgerald, aunque todos decían que tenía una forma de ser más parecida a la de Woody Allen, con sus sempiternas gafas, su continuo cuestionamiento de todo y esa penetrante manera de ver la vida.

La vida surge del caos. De la conjunción de sentimientos como la inseguridad, el miedo y la desazón que provoca la rutina. Y, también, de esa búsqueda de la que se nutre la necesidad de vivir más allá de nuestra propia, y muchas veces, aburrida existencia. De esa nueva necesidad que no podemos controlar, nacen el amor, el azar y sus consecuencias.

"Gravedad cero" es la nueva colección de relatos de Woody Allen, donde reúne diecinueve narraciones inéditas escritas con una prosa desternillante, un humor a prueba de escépticos y una inimitable habilidad para mezclar la cultura popular con su habitual pedantería.

El mundo ha cambiado mucho en los últimos cuarenta años. Tras el fin de la Guerra Fría y el desmantelamiento del bloque soviético parecía que a la humanidad únicamente le quedaba décadas de prosperidad y progreso. El politólogo Francis Fukuyama predecía el fin de la historia y la victoria total del capitalismo. La década de euforia y optimismo de los noventa se tornó en un mundo inestable por el terrorismo islámico, las crisis financieras y finalmente la pandemia.

Raúl Cimas, Edu Galán, Marta Sanz, Sergio del Molino, Pantomima Full, Carlos García Gual, Martín Caparrós, Elvira Roca Barea y Alba Carballal figuran entre los invitados de una edición con más humoristas que nunca, un refuerzo necesario dadas las presentes circunstancias pandémicas.

"Mis propias hipótesis giran en torno al hecho de que, más o menos a los cinco años, tomé conciencia de la mortalidad y pensé: ah, no, yo no me apunté para esto. Nunca acepté ser finito. Si no os importa, quiero que me devolváis el dinero", este es uno de los ejemplos de la filosofía de vida del famoso cineasta neoyorquino Woody Allen en su autobiografía "A propósito de nada".
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Alguna vez ya lo he dicho. O por lo menos lo he pensado. La trayectoria de Michel Houellebeq es diametralmente opuesta a la mía, aunque en ciertos aspectos resulte semejante. Su estreno como novelista fue tardío, como también me ocurrió a mí. Aquel primer libro suyo, Ampliación del campo de batalla, obviado por la crítica de su país, interesó sin embargo muchísimo a algunos obstinados lectores; un club que ya no ha dejado de crecer nunca, rebasando las fronteras galas y extendiéndose hasta el mismo alfoz de nuestra superpoblada aldea global.

Hay cierta paradoja, en torno a la literatura, que se ha expresado muchas veces de distintos modos. Hace poco lo planteaba en Twitter Rafael Narbona, con notable contundencia. ¿Qué sentido tiene escribir para decir que nada merece la pena y que la vida es pura basura? Prima facie, da la impresión, en efecto, de que realmente tiene poco o ninguno. Si nada merece la pena ni siquiera merecerá la pena escribirlo, ¿no?

A pesar de la consideración que se pueda tener hacia la condición de cómico del autor-actor (y considero que viene a cuento el doble calificativo por cuanto, tal como le comentó un día su representante: ‘preocúpate de ser como eres, y no tanto de los guiones. La gente se ríe por tu forma de presentarte, de ser’), lo que tenemos ahora delante es un libro. Un libro marketing, un libro liberador de agravios.

A propósito de nada, las memorias de Woody Allen convertidas en el fenómeno editorial del desconfinamiento, con cinco ediciones en un mes, podrán ser también escuchadas.

En cada nueva película desde hace ya baste tiempo, Woody Allen se mimetiza en el propio Woody Allen. El disfraz camaleónico que esta vez ha empleado es el de un joven, víctima del amor por una preciosa joven a la que intenta sorprender con su profundo conocimiento de una Nueva Yok, para él distinta, y que se encuentra anclada en la mesa de un viejo club de jazz.