Ahora es el nuevo ministro de Cultura y la verdad es que no sé cómo podría ayudar a que, por ejemplo, en España se volvieran a leer libros, en papel o en formato digital, pero que los jóvenes lean algo más que lo que ven en Facebook, Twitter o WhatsApp. Parece que la implantación de las nuevas tecnologías está creando generaciones de jóvenes muy expertos en la consola, en utilizar el móvil para casi todo. Incluso ya hay clínicas donde niños, jóvenes y mayores deben desintoxicarse de la adicción al juego en el móvil, en la consola...
Pepe Guirao, que respira cultura por los poros, también podría hacernos el favor de estudiar cómo los medios informativos, los de papel o digitales, vuelvan a ser referentes del control al poder. Porque sin una prensa independiente, y debe ser independiente económicamente, la democracia no está completa. Lo sufrimos en las pasadas legislaturas populares, donde doña Soraya, la vicepresidenta salvó a algunos periódicos de la ruina, de la quiebra, sólo para que apoyaran a su partido. Cesó a directores como condición de que las ayudas oficiales, y las de Telefónica, volvieran a cierto rotativo. Creo, de verdad que lo creo, que eso no le gusta al nuevo ministro.
En los dos años que restan para que este gobierno dé el testigo al que llegue tras las elecciones, como muy tarde en el verano del 2020, no se cómo nos puede ayudar Pepe Guirao desde su despacho de la calle Alcalá 34. Aunque conociendo al personaje, algo hará.
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