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"El olor de la Edad Media", de Javier Traité y Consuelo Sanz de Bremond

Ático de los Libros. 2023
viernes 18 de julio de 2025, 20:19h
El olor en la Edad Media
El olor en la Edad Media
Otro nuevo libro muy documentado y sumamente original, sobre la salud y la higiene en la Europa de la Edad Media. Este nuevo volumen es otro acierto de la editorial Ático de los Libros. La Edad Media tiene mala fama, desde que los presuntuosos renacentistas con Francesco Petrarca a la cabeza, quien sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, la denominó Edad Obscura.

Para la mayoría de las personas del planeta Tierra el concepto de limpieza no está unido al de Edad Media, se puede considerar que son un oxímoron. Los hombres y las mujeres del Medioevo son contemplados por los actuales datos publicitarios como el de la suciedad y el desaliño por antonomasia. Tenemos el testimonio de Tácito sobre los germanos, en los siglos I-II d.C.: “Luego, levantándose de la cama, en que se están casi siempre hasta el día, se lavan, y las más veces con agua caliente, por ser en aquella tierra invierno la mayor parte del tiempo”.

Estamos ante un libro monumental y pionero, que consigue desmontar, sin ambages, los innumerables prejuicios existentes, sin la más mínima base científica e historiográfica, sobre la falta de higiene en el Medioevo, que en realidad fue una época mucho más limpia de lo esperado. Se realiza una aproximación a la limpieza de los seres humanos medievales, o como eliminaban sus residuos. Aquí se estudian como eran las termas romanas, cuál era la relación con el agua para lavarse en las granjas del Medioevo, que ocurría en las saunas de los vikingos, cuál era el nivel de limpieza de los monjes y monjas en sus monasterios, llegando hasta los hammans o baños árabes de vapor de los mahometanos, donde se purificaban el cuerpo y el espíritu, y todo ello les producía una importante relajación. Los habitantes del Medioevo estaban muy preocupados por oler bien y mantenerse limpios en sus cuerpos y en sus vestimentas. La obra que hoy les presento ha conllevado un amplio y profundo análisis sobre las fuentes utilizadas, que abarcan desde Hipócrates hasta Galeno, pasando por el estudio de la limpieza en la corte del rey Alfonso X “el Sabio” de León y de Castilla, sin olvidar a san Benito de Nursia y su ora et labora. Este libro mutará, fehacientemente, la visión que se tiene sobre la limpieza en la Edad Media, que para medievalistas como un servidor es una pléyade de positivismo en la evolución de los hombres y de las mujeres de dicha época. También existen hechos extraños, dentro del mundo de la ciencia médica, como el de que el útero era un órgano ambulante en el interior del organismo de las féminas. Nos ofrece todos los datos posibles para poder conocer, perfectamente, como se organizaba la limpieza en las ciudades, cuáles eran las características de las letrinas, y como se evacuaban o eliminaban los residuos. Además, se expone, sin ambages, el mito sobre la plausible suciedad de los pueblos bárbaros, ajenos a Roma. Esta obra conseguirá cambiar de forma definitiva la concepción global sobre el Medioevo.

«Una nueva historia de la Edad Media a través de su higiene. La Edad Media suele imaginarse como una época oscura y de olor fétido, habitada por bárbaros que no se lavaban y cristianos que rechazaban el baño por considerarlo una decadente incitación a la lujuria, pero ¿hasta qué punto refleja esto la realidad de un complejo milenio? ¿No obedecerá esta visión a los prejuicios heredados? En un recorrido geográfico que desborda las fronteras de Europa y el Mediterráneo, Javier Traité y Consuelo Sanz de Bremond se adentran en más de mil años de higiene medieval, desde el ocaso de Roma hasta el siglo XV, para mostrarnos, a partir de un exhaustivo estudio de las fuentes documentales y los últimos hallazgos arqueológicos, un fascinante panorama. Sabremos por qué desaparecieron las grandes termas, descubriremos la vibrante cultura del baño del Medievo, conoceremos teorías médicas a veces descabelladas -como que el útero era un órgano ambulante en el interior de la mujer-, exploraremos cómo se organizaba la limpieza de las ciudades, cómo eran las letrinas y el sistema de evacuado de residuos y pondremos a prueba el mito de la suciedad de los bárbaros. Conoceremos, en definitiva, a unos medievales tan preocupados por oler bien y mantener limpios sus cuerpos, ropas y vecindarios como nosotros. ‘El olor de la Edad Media’ es un libro único en su género, ambición y profundidad, una auténtica historia de la Edad Media desde un punto de vista nuevo y original que cambiará para siempre nuestra visión de esa época».

En el siglo III d. C., la sociedad romana vivió cambios importantes e irreversibles, con diversos ritmos. Durante la mitad de este siglo, la anarquía militar fue constante, el poder central en la urbe capitolina se debilitó, y la seguridad en las ciudades estaba bajo mínimos. Los legionaries y los pretorianos colocaban en el trono imperial, a aquel candidato que les pagase abundantemente. Las contiendas civiles eran constantes, y la seguridad de los ciudadanos romanos era casi nula. Los godos, bien del este u ostrogodos y del oeste o visigodos, además de suevos o vándales, borgoñones, sajones o longobardos, habían cruzado el limes occidental de Roma y depredaban sin la más mínima oposición. En Oriente, los persas sasánidas también atacaban al poder de Roma, y la reina Zenobia de Palmira pretendió crear un imperio que incluso pudiese rivalizar con Roma.

Roma estaba al borde del abismo. El ascenso de Diocleciano consiguió calmar las aguas políticas y, con su reforma del Estado, su maquinaria burocrática y su partición del imperio entre Oriente y Occidente mantuvo en marcha un constructo que estaba en crisis sistémica. Pero la vida corriente había empezado a cambiar. La economía descendió varios peldaños, la moneda se devaluó y subieron los impuestos, cuyo peso cayó y recayó más sobre los menos favorecidos. La desigualdad creció y, poco a poco, un goteo incesante de personas abandonó las ciudades para refugiarse en el campo”.

En los bosques se gestaron movimientos de rebeldes y subversivos, vulgarmente bandoleros o bagaudas, los cuales se levantaron contra los terratenientes y el poder de Roma en Hispania y en las Galias entre los siglos III a V. En el año 404, las tropas auxiliares de los francos serían derrotadas, de forma inmisericorde, por una coalición de disimiles, tales como suevos y vándalos de las tierras del mar Báltico, a los que se unió el pueblo iranio de los alanos. En este momento, el ejército romano de las Galias se encuentra, al mando de un vándalo llamado Estilicón, en el Peloponeso, luchando contra los visigodos de Alarico “el Grande”, quien llegaría hasta Roma, consiguiendo saquearla en el año de 410 d. C. La noticia aparece en una carta de un vecino germano de Tréveris, llamado Jerónimo de Estridón: “Mi voz se ahoga en sollozos mientras dicto esta carta. La ciudad que había conquistado el mundo entero, ha sido conquistada”. ¡Sobresaliente, como casi todo lo de Ático! «Senatorii ordinis, sed qui non dum honorem capessisset».

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