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Todos somos fronterizos, mendigos, seres de desechos, quizás. Pacientemente nos vamos amoldando a nuestro entorno, construyendo sobre nuestros propios materiales de derribo, desde los restos de óxido de nuestras relaciones.
La belleza es un don. Y Narciso la tiene. Pero no disfruta de ella. Porque está enamorado de sí mismo y no puede complacerse.
Fue una guerra abierta de egos y maldiciones, de envidias y zancadillas, fue un error por parte de ambas actrices, fue una sofocante atmósfera, fue una lucha sin tregua, fueron dos trasatlánticos a la deriva, fue una historia más del cine americano de Los Ángeles, cuando los ángeles se convirtieron en demonias de sí mismas.
Un pueblo como otro cualquiera. Donde todo es igual pero, después, todo es diferente. Donde los personajes, encarnados en un solo intérprete, abrirán corazones y rejas, misterios, secretos, envidias, odios, rencillas,…
Conocí a Pepe Viyuela allá por el año 1990, (aunque él no se acuerda, lógicamente), cuando se crearon las televisiones privadas y yo hice una pequeñas intervenciones en el programa de Emilio Aragón, Vip Noche (mi participación era de unos 45 segundos, nada menos). Él ya se las venteaba como gran cómico, como excelente payaso y, posteriormente, nos ha demostrado que también es un gran intérprete de lo cómico y lo dramático, que es capaz de afrontar cualquier personaje y cualquier texto, y en cualquier medio, teatro, cine, televisión, actor de doblaje, y hasta en docudrama y también como escritor y poeta.
Como una alegoría de la sociedad, la enseñanza es un compendio de frustraciones, de muchachos que se están abriendo a la vida, pero también de profesores que se acomodan al sistema o, por el contrario, que buscan nuevos métodos y alicientes para hacerle frente a la realidad, o quizás a los sueños, siempre a los corazones.
Como si el tiempo no pasara o se hubiera detenido. Como si el cerebro tuviera regresiones y la conciencia no nos dejara en paz, extenuados ante tanta política, ante tanto desmán, ante tanta inmundicia social.
"Esto no es Troya, pero podría serlo". Por las guerras que siguen asolando las ciudades y las tierras de cultivo, las montañas y los mares, los territorios que pretenden invadir, la desolación de los desvalidos.
El tiempo y la posibilidad de rememorar el presente a través del pasado. Ese presente pluscuamperfecto que, al atraerlo hacia nosotros mucho tiempo después, se nos muestra más benigno y menos belicoso. ¡Ay, los recuerdos y su matiz caprichoso! ¿Para qué amargarnos con lo que fuimos si no hemos sido capaces de llegar a ser todo lo que deseamos? La distancia entre pensamiento y realidad siempre es trágica, por imperfecta e inabarcable. Sin embargo, en manos de Chéjov es tragicómica.
Fue un tiempo de cuchillos, de pistolas, de bombas, de encarcelamientos, de secuestros, de tiros en la nuca, de bombas indiscriminadas que cogían a quien por allí pasaba, de víctimas y de verdugos, de lágrimas, de odio, de no escucharse.
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