|
Edición testing
LITERATURA > LOS IMPRESCINDIBLES - Álvaro Bermejo
|
| | Balanza desequilibrada: un lado con monedas y otro con niños jugando, simboliza desigualdad social y económica. (Foto: Cibeles AI) |
Coincidiendo con el Día Internacional de la Pobreza y echándole cuerpo al tema compareció ante los medios el ministro homónimo, Carlos Cuerpo, para anunciarnos que nuestra tasa de precariedad ha descendido 1,8 puntos desde 2018. “Lo macro pasa a lo micro”, argumentó, dándonos a entender que el crecimiento económico, además de enriquecer a la clase privilegiada también repara la brecha social.
| | José Manuel de Prada y Álvaro Bermejo |
Literaktum, el festival de las letras de San Sebastián, vestía de gala su inauguración para recibir a Juan Manuel de Prada y su monumental "Mil ojos esconde la noche". Su particular comedia humana, contada en dos tomos no menos balzaquianos, en torno a su particular Rastignac: Fernando o Fernandito Navales, un periodista y escritor fracasado y por tanto resentido, falangista de última hora en el París de la Ocupación.
Dios está de moda, enfatizaba el titular ante la expectación suscitada por el último álbum de Rosalía, ‘Lux’, en cuya cubierta la cantante muda sus hábitos. De ‘Motomami’ a ursulina. Como soporte, el fenómeno de la temporada, ‘Los domingos’. La película en la que Alauda Ruiz de Azúa cuenta la historia de una adolescente que decide ingresar en un convento frente a la oposición de su familia. Ambos vectores parecen apuntar a un repunte espiritual entre los jóvenes. Pero, ¿hasta qué punto esas dos líneas son paralelas?
| | Joseba Urretavizcaya y Álvaro Bermejo |
PASIÓN Y GLORIA
El pasado viernes, en un viejo convento de San Sebastián, el de Santa Teresa, sobre el que se alzó en su tiempo la ermita de Santa Clara, presentábamos un libro inusual: “Catalina de Erauso. Pasión y Gloria”. Tan inusual como su protagonista. Aquella que entraría en la historia como la Monja Alférez. Un apelativo clarividente, en el que se funden un sustantivo femenino y otro masculino. Monja, pese a que nunca pasó de novicia. Y alférez, que bien pudo ser capitán, si no le hubiera vedado el paso su encarnizamiento en batalla. Sin contar los duelos a espada, nunca provocados por ella, en los que dejó doce cadáveres. Incluido el de su hermano.
| | Galería de arte contemporáneo exhibe obras (Foto: Imagen generada por inteligencia artificial - Cibeles AI) |
En ese espacio central para la vida cultural de San Sebastián que viene abriendo la galería homónima, ‘La Central’, tocaba inauguración. Sinónimo de fiesta híbrida de artes y letras. Todas lo son. En 2024 aquella ‘Florakción’ donde los diseños de Isabel Zapardiez y las pictoesculturas de Brutus bailaron al compás de Mikel Erentxun. Elena Arzak a los postres. Hoy una dimensión desconocida del periodista y escritor David Cantero, en compañía de Elena Setién al teclado. Para dar voz a sus ‘gatopájaros’, entre las enramadas de Jon Mirande y los rizomas de Deleuze. Conjuro y sortilegio “en la tierra de los muchos ojos”.
Tiene que ser difícil llevar la vida de un ermitaño en una aldea perdida de Os Ancares, lejos del mundanal ruido, y rendir culto a los estruendosos eventos de música rave conocidos como ‘Sirats’. Autobiografía y metaficción parecen resolver tan ardua antinomia en la última película de Oliver Laxe, concebida desde el sentido original de esa palabra. En la mística islámica, como Sirat se conoce al puente que conduce del Infierno al Paraíso, “más estrecho que una hebra de cabello y más afilado que una espada”. El que habrán de cruzar las almas el Día del Juicio.
Probablemente fue así, con las mareas vivas de septiembre azotando el litoral del Cantábrico. En un margen de diecisiete años, siempre en septiembre, en el de 1908 y en el de 1925, San Sebastián vio nacer primero una insólita Sociedad Oceanográfica alzada desde el voluntarismo, la primera de este país. Y, fruto de ella, el Palacio del Mar, nuestro Aquarium. Más que una fiesta, la historia de nuestra Oceanográfica y de su Palacio del Mar es una novela. Había que contarla.
No sabemos si el próximo Festival de Cine de San Sebastián tendrá oportunidad de estrenar la última versión de ‘La Odisea’, según Christopher Nolan. Pero lo cierto es que después de su ‘Oppenheimer’ la bomba de la temporada, y no sólo en las pantallas, pasa por la actualidad de ese canto de dieciséis mil versos memorizado por un poeta ciego, probablemente analfabeto, en el siglo VIII antes de nuestra era.
Desde el silencio, el lento punteo de una guitarra acústica como detenida ante un umbral, como a la espera de otra guitarra, la que ya viene, abrazada a su compás. Dos amigos se encuentran después de mucho tiempo. Se suma una voz. Parece que va a celebrar ese reencuentro, pero siembra la duda. Una duda existencial, entre lo que pudo ser y no fue. Así se abre la composición que marcaría el rock psicodélico de los ’70, la más melancólica y la más icónica, una obra maestra. Aquel ‘Wish You Were Here’ de Pink Floyd, nacido hace cincuenta años, un 12 de septiembre de 1975.
Seguían fuera de control más de cincuenta incendios del largo centenar que vienen asolando el territorio nacional, y los informativos daban cuenta de la demolición de la primera vivienda de las otras tantas que devastaron el Levante tras la Dana, de la que pronto se cumplirá un año. Diez meses de demora, y una “ayuda” de cinco mil euros para el propietario que lo había perdido todo. “¿Qué hago yo ahora con cinco mil euros? ¿Qué hago…?”, le faltaban las palabras que se volvían llanto, el de la desesperación, el de la desolación, el del más absoluto desamparo.
|
|
|