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El caballo de Espartero
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El caballo de Espartero

"HUEVOS HABEMOS, MÍO CID..."

No sé, como dice Azucena del Valle en su artículo "HUEVOS HABEMOS, MÍO CID...", si los huevos los puso de moda Felipe Trigo, Federico Trillo o aquel gran humorista por mal nombre Chiquito de la Calzada que decía "no te digo trigo por no llamarte Rodrigo". A mí, que soy muy europeo y carpetovetónico, me gustan los huevos de la regla de los benedictinos aunque no descarto una buena tortilla con una docena de huevos como se zampaba mi amigo Urbano, que tenía nombre de papa. En el artículo, tenemos todos los tipos de cómo se pueden preparar los huevos. Como dicen los canarios: todos los días un huevo por lo menos o era un plátano.

- ¡Llegas tarde, mona! Veinte minutos esperándote con la que está cayendo ¡ya está bien! Me estoy friendo al sol sin sombrilla ¡Manda huevos!...

- Tía, la gente al volante está apollardá con este bochorno y le he dicho al autobusero: ¡acelera un poco virtuoso, que parece que vas pisando huevos! Pero él a lo suyo, que todo el día dando la misma vuelta no le pone y le importa una higa que tú y yo tengamos reserva en Lucio para zamparnos unos óvulos estellaos.

- Seguro que a él le gustan más pasados por agua, porque se le tienen que cocer mayormente con el skai o la polipiel -para los que no entiendan-, del asiento del bus.

- Joder Puri, esto de los huevos tiene mucha miga. La concurrencia piensa que lo puso de moda Trillo con eso de ¡Manda huevos! Pero la cosa viene ya de antiguo, como aparece en el encabezonamiento de hoy citando una frase de El Cantar de Mio Cid que dice uno de los que acompañan al héroe castellano: "Huevos habemos, mío Cid."

- Y que lo digas Vani, que citas hay muchas. Me encanta la que George Orwell, que en su libro Rebelión en la granja aplicaba a los tíos: "El hombre es el único ser que consume sin producir. No da leche, no pone huevos, es demasiado débil para tirar del arado y su velocidad ni siquiera le permite atrapar conejos. Sin embargo, es dueño y señor de todos los animales".

- Si es que a ellos todo se los ponía a huevo hasta que llegó Irene Montero a salvar a las mujeres; cometieron el error de no darse cuenta de que por muy gallos que fueran, siempre será la gallina la que ponga los huevos.

- Sí tía, por fin se han percatado de que los huevos nada tienen que enseñarle a la gallina.

- ¡Tócate los huevos! Que tenemos cada gallina en el mercado.

- Lo tenían a huevo y ahora los tienen de corbata, salvando la explicación científica, que yo desconocía y que aclara este dicho: los testículos se alojan en el interior del escroto, donde hay un músculo llamado cremáster que se contrae ante situaciones de pánico y tira hacia arriba dando la impresión de que se ocultan los testículos (huevos) en el abdomen, cosa que sucede al pusilánime, que, de puro miedo, ve disminuida su cojonada ante situaciones en las que es médicamente observable cómo el cremáster tira hacia arriba y pone los huevos de corbata.

- Puri, explican con manzanas lo que tenían que decir con huevos. ¿Ellos, ellas o elles?

- La concurrencia en general, porque estamos en la misma cesta y tendremos que empezar a repiar y echarle todos guëvos si queremos salir de esta mediocridad que nos circunda y administra. Y viene al pelo eso de que el que no arriesga un huevo no tiene un pollo. Algunos ponen un huevo, y dejan que lo cacareen otros. ¡Así nos va!

- ¡Echo de menos los tiempos aquellos en los que nos lo creíamos todo y éramos revolucionarias queriendo cambiar el mundo! ¡Cuántas carreras nos dimos delante de los grises!; bajábamos las escaleras del metro de tres en tres a punto de estamparnos de hocicos! Entonces teníamos ideales y luchábamos por ellos; ahora estamos aborregados tragando lo que nos echen, calladitos. Hemos olvidado que para hacer una tortilla hay que romper algunos huevos. ¡Joder tía! ¡Vamos a volver a la lucha!

- ¡Sí Vani! Estamos hasta los huevos de tanta estupidez, incultura, censura, necedad, rigidez, analfabetismo, ignorancia, odio, mala educación, retraso, tosquedad, inteligencia. aunque la estulticia del ignorante es incorregible, ¡Tócate los huevos!, un suponer. Necesitamos más Demóstenes y menos bocazas populistas que marean la gallina. Hay que defender principios, porque como diría aquel, "no es por el huevo sino por el fuero".

- Yo tengo confianza en las nuevas generaciones, por supuesto. Me contaba el sábado mi querido J.L. que iba un día en el coche con su santa, la madre de su santa y su hijo de ocho años hablando de qué hacer de cena y preguntó la abu, ¿pero, tenemos huevos?, a lo que contestó la criatura tocándose el paquete, ¡sí abuela, los tenemos! El padre se descojonaba de risa y la madre no sabía dónde meterse mientras la abu se santiguaba.

- ¡Se lo puso a huevo! A mí me encantan fritos con pisto manchego.

- ¡Tócale los homólogos! Ayuso los prefiere a la flamenca.

- Pues Irene los toma a la cubana con arroz, que he oído que lo próximo del Ministerio de Igualdad es proponer lo que decía Jaume Perich: "El mejor control de natalidad sería que las mujeres pusieran huevos. Que quieres tener un hijo, se incuba; que no se quiere tener, te haces un huevo frito."

- Si es que el huevo tiene una forma perfecta, aunque se haga con el culo.

- Pues yo sé de uno que siempre los pide poché o escalfaos, porque es jinete y le va mucho la hípica.

- Y yo sé de otra que los domingos cocina 'mini muffins' con ponche de huevo.

- ¡Anda ya! ¿Y la que habla de dinero? Seguro que la cocinera se los prepara a la villaroy.

- Y Macron toma huevos a lo Napoleón.

- Y la princesa del guisante huevos nevados.

- Y garbancito los prefiere rancheros.

- ¡Ay tía! Que ya decía Buñuel que el amor sin pecado es como el huevo sin sal.

- ¡Pues vámonos a casa Lucio a disfrutar de los escalfaos, que dicen que son los mejores de Madrid, ¡aunque nos cueste un huevo!

- Y a la tarde a Rosales, con un gin a ver atardecer, porque ya decía el Perich que es absolutamente imposible contemplar una puesta de sol de cerca. Por eso el hombre inventó el huevo frito.

- Y una Pascua sin huevos, es como una Navidad sin turrones.

- Vale ya tía, no los toques más, que nos quedan por delante muchos huevos con sorpresas.

- ¡Cien por cien Puri, cien por cien!

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