Más te digo, es exactamente lo que está pasando en el mundo. Y no solo me refiero a la flotilla del amor, ese velero llamado Libertad, que ha surcado los procelosos mares enarbolando la bandera de la paz. Es tal el pifostio que están montando los iluminados del star system global, que cien sabios acojonados no saben qué hacer ni con las banderas ni con las flotillas ni con la madre que parió a la ONU, la OTAN y adláteres. Y aquí lo dejo, porque esta columna no es de opinión política (ya me gustaría a mí).
Es verdad, y ya empezamos a joder la manta, que ni de coña encuentras 100 sabios en este país. Y no digo en toda Europa por no exagerar. La línea divisoria entre los tontos y los que se pasan de listos es muy sutil. Como en el caso de la primera ministra danesa que, en esa cumbre europea de lumbreras en Copenhague, ha dicho que el mundo está viviendo su momento más grave desde la segunda guerra mundial. Será porque hay políticas como usted, señora, que ganan una fortuna y no aportan nada. Y será también porque está todo tan perdido que la sabiduría popular ya ni se molesta en hacer refranes como el del tonto y los 100 sabios. Llámame negacionista y lo que te dé la gana. Cualquier tiempo pasado fue mejor. A buen entendedor…
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