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Lydia Ruiz: “El libro es mi forma de poner la sensibilidad de moda”

Autora de "Deliana, la custodia del umbral"
viernes 07 de noviembre de 2025, 19:32h

Hablar con Lydia Ruiz es entrar en un territorio donde las emociones no se esconden, sino que se celebran. Su mirada, acostumbrada a leer lo invisible, se traslada con naturalidad a Deliana, la custodia del umbral, una novela que funciona como espejo y refugio para quienes sienten el mundo con una intensidad distinta. Desde su trabajo acompañando a personas altamente sensibles, ha hecho de la escritura una extensión de esa escucha profunda que cultiva a diario.

Deliana, la custodia del umbral
Deliana, la custodia del umbral

En tiempos donde parecer imperturbable se ha vuelto una forma de sobrevivir, propone lo contrario: reivindicar la ternura, el matiz, la empatía. Su voz, lejos de ser complaciente, tiene una firmeza que desarma. “La bondad ha de hacer ruido y ha de ponerse de moda”, dice, como quien lanza una consigna. En Deliana, esa idea se vuelve trama y latido: la historia de una mujer que descubre que su mayor fragilidad es también su fuerza más luminosa.

Esta conversación con Lydia Ruiz es una invitación a cruzar el umbral del ruido, a detenerse y mirar de frente eso que nos toca demasiado. Hablamos de escritura y de vida, pero también de esa revolución silenciosa que empieza cuando dejamos de esconder la sensibilidad y aprendemos, por fin, a habitarla.

¿Qué te motivó a escribir Deliana, la custodia del umbral y por qué sentiste que era importante contar esta historia?

Mi motivación es profundamente personal. Al nacer en los '70, y durante la mayor parte de mi vida, crecí en un mundo que no estaba preparado para la Alta Sensibilidad. El mensaje era cruelmente claro: la sensibilidad era una debilidad que había que 'moldear' o suprimir para poder ser 'fuerte' y 'normal'. Pero esa 'preparación', ese intento colectivo de hacernos menos sensibles, es lo que, paradójicamente, nos está enfermando como sociedad. Sentí una urgencia vital de escribir Deliana porque mi trabajo como terapeuta me confirma que la sensibilidad es, en realidad, nuestra mayor fortaleza y el antídoto que el mundo necesita. El libro es mi forma de 'poner la sensibilidad de moda'. Era importante contar esta historia ahora porque si la minoría sensible no hacemos ruido, si no le damos a la empatía y al matiz el espacio que merecen, este mundo se volverá un lugar irrespirable. Deliana es un llamado a la acción, un recordatorio de que la capacidad de conectar profundamente es lo que nos salvará de la superficialidad moderna.

¿Cómo decides qué parte de tu propia sensibilidad o experiencia personal se refleja en tus personajes?

No hay una decisión consciente, sino una filtración inevitable. Mi sensibilidad es el aire que respiro, y también el cristal a través del que veo y escribo. No puedo evitar que mi experiencia como PAS y terapeuta se derramen en mis personajes. Piénsalo así: cuando has sentido la vida con tanta intensidad, con esa sobrecarga sensorial o esa conexión profunda con el dolor ajeno, no puedes escribir sobre un conflicto superficial. Yo canalizo esa intensidad para dotar a mis personajes de un corazón que late de verdad, que se rompe y que se recupera de forma auténtica. Los personajes de Deliana que más me resuenan son aquellos que están lidiando con la misma vieja herida que yo: la de tener que esconder su luz porque el mundo les dijo que era demasiado brillante o, peor aún, que era una debilidad. Así que, más que una decisión didáctica, es un acto de honestidad con la historia. Dejo que mi propia verdad guíe sus pasos, transformando lo que un día fue una vulnerabilidad personal en la fuerza silenciosa que impulsa la trama.

¿Qué desafíos encontraste al crear a Deliana, una protagonista con una sensibilidad tan intensa?

El gran reto no fue inventarla, sino ser honesta con la intensidad que conozco. Cuando escribes sobre una sensibilidad tan alta como la de Deliana, es muy fácil caer en el cliché de la 'víctima frágil'. Yo quería justo lo opuesto: demostrar que esa sensibilidad que el mundo te dice que es tu defecto, es en realidad tu superpoder más íntimo. El desafío consistió en honrar la sobrecarga que paraliza —ese momento donde un ruido o una emoción ajena te abruma— y, al mismo tiempo, mostrar cómo esa misma profundidad le permite ver la verdad del umbral que nadie más puede. Fue un ejercicio de equilibrio emocional. Tenía que mostrar su dolor sin hacerla débil, y su fuerza sin hacerla invulnerable. Al final, Deliana se convirtió en la prueba de que cuando aceptas la intensidad de tu ser, te conviertes en el custodio más poderoso de tu propia vida y de tu mundo.

¿Prefieres dejar que los personajes te guíen o planificas cada detalle de la historia antes de escribir?

Definitivamente, son los personajes quienes me guían. Necesito tener un 'esqueleto' de la trama—el punto de partida y el destino final de Deliana—, pero ahí termina la cuadrícula. Como en mi propia vida, no soy de guiones ni de planificaciones en Excel; soy del mundo de la improvisación emocional. La verdadera magia ocurre cuando me siento y les doy voz. Mi sensibilidad me permite leer el subtexto y la verdad de mis personajes. Dejo que su propia intensidad y sus heridas internas me dicten la siguiente escena.

¿Qué escena de la novela te costó más escribir y qué aprendiste sobre tu propio proceso creativo?

La verdad es que no puedo señalar una única escena que me costara particularmente, porque mi mayor desafío no fue la trama, sino gestionar el propio ritmo creativo. Aprendí que mi proceso, como mi sensibilidad, no es una línea recta. Hay días en que la inspiración es tan visceral y potente que la historia de Deliana se escribe sola; todo fluye. Pero luego están los otros días, los que no fluyen, y es de lo más importante que aprendí fue a honrar el descanso y a parar sin culpa cuando la energía no está, esta es la gran puerta al disfrute del proceso y a dejar la presión de los resultados.

¿Cómo equilibras los elementos de Realismo Mágico con los temas de autodescubrimiento y emociones profundas?

La verdad es que la clave para ese equilibrio no fue un cálculo literario, sino un regalo directo y consecuente de mi trabajo y formación como Coach y Terapeuta emocional. Esa perspectiva me abrió la puerta para ver que el Realismo Mágico era la herramienta perfecta. Cuando acompañas a alguien que vive la vida a una intensidad tan alta, te das cuenta de que su realidad ya es, de alguna manera, 'mágica' o 'irreal' para el resto. Una sobrecarga sensorial o una empatía profunda se sienten como una fuerza física. La magia en Deliana no es un escape; es la forma literal de representar el mundo interior del sensible. Al hacer esto, el autodescubrimiento se vuelve mucho más profundo: Deliana no solo está sanando heridas, está aprendiendo a usar su propia magia interior (su sensibilidad) como la herramienta más poderosa para cambiar su realidad. Mi conocimiento me permitió hacer la magia útil para el propósito del libro: validar esa intensidad como una fuerza.

¿Qué rituales o hábitos personales te ayudan a conectar con la sensibilidad que transmites en tu escritura?

Si hablamos de rituales, la meditación es mi ancla y, más importante aún, es mi Umbral de Conexión. Para escribir una novela como Deliana, necesito silenciar el ruido y acceder a la profundidad. La meditación me ayuda a resetear el sistema nervioso, permitiendo que mi verdadera voz intuitiva se haga audible. Es mi llave para entrar en ese estado de 'flujo'. Al final, la meditación es el entrenamiento diario que necesito para ser la Custodia de mi propia paz, y es una de las cosas que deberíamos hacer todos habitualmente para que esta centrifugadora llamada mundo no nos enferme.

¿Cómo eliges los elementos mágicos o simbólicos que aparecen en tu narrativa?

La elección no es un acto intelectual, es profundamente intuitivo. Siento que los elementos me eligen a mí.

¿Cómo influyen tus experiencias acompañando a personas altamente sensibles en la manera en que construyes emociones y conflictos en la novela?

La verdad es que la influencia de mi experiencia acompañando a otras personas es total, pero no es solo teoría clínica; es el resultado de mi propia historia entrelazada con lo que veo en consulta. Por eso hay tanto de mí en Deliana. El verdadero regalo de mi experiencia es haber podido crear una historia que no solo valida a quienes sentimos fuerte, sino que les ofrece herramientas para que esta interacción no nos duela o nos ahogue. En esencia, mi vida me dio el mapa de ruta emocional para la supervivencia.

Si miras hacia atrás en tu camino como escritora, ¿hay algo que te haya sorprendido del proceso de la literatura y de cómo la vives?

No tengo un 'camino largo' que mirar. Esta aventura de escritora la he descubierto hace muy poco, y lo más asombroso es que nunca estuvo en mis planes. La sorpresa no fue la literatura en sí, sino descubrir que escribir y publicar era un acto íntimo de guerra contra mis propias inseguridades: la trampa de la perfección y la comparación. Me enseñó que la gran aventura no está en los deportes arriesgados, sino en el simple hecho de traspasar nuestros propios límites día a día. Y si esta entrevista sirve de algo, quiero decirles a todos los que lean: atrévanse. Equivóquense. Da igual la edad o la situación, hagan lo que les guste sin pensar en el resultado. La valentía para hacer lo que amamos es el verdadero umbral a cruzar.

¿Alguna vez un sueño, una vivencia real o un momento cotidiano te ha dado una escena completa para un libro?

Sí, por supuesto, aunque me guío mucho más por las vivencias que por los sueños. Creo que las vivencias se convierten en escenas completas en mi mente precisamente por la alta intensidad con la que las proceso. Cuando sientes la vida a un nivel tan profundo, un momento cotidiano —una conversación, una mirada, una injusticia— se graba con la fuerza de un Umbral. Esos instantes se convierten en la materia prima más honesta y visceral. La vida real me da el detalle, el dolor y la belleza que ninguna fantasía podría igualar.

Si tuvieras que dar un consejo a alguien que quiere escribir desde su propia sensibilidad, ¿cuál sería?

Mi consejo sería directo: Atrévete y disfruta. Hay muchísimo talento que nos perdemos porque quienes tienen la sensibilidad y la profundidad para crear o emprender cualquier cosa se frenan por el miedo y las inseguridades. La sensibilidad ha sido estigmatizada como debilidad, y eso nos hace autocensurarnos. Pero si quieres hacer algo desde tu verdad, tienes que abrazar tu intensidad. No lo hagas para el resultado, hazlo para el placer de sacar esa verdad y energía. El mundo necesita tu matiz y tu profundidad en cualquier área, así que hazle un favor al mundo y déjate ir.

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