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Graziella Moreno
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Graziella Moreno (Foto: cedida por la editorial)

Entrevista a Graziella Moreno: "Algo que distingue al ser humano como tal es su empatía"

Autora de "La hora de la fuga"
miércoles 31 de diciembre de 2025, 17:16h

Graziella Moreno nació en Barcelona en 1965, tenía el deseo de estudiar Periodismo; sin embargo, un error de cálculo la llevó a comenzar la carrera de Derecho. A pesar de ello, continuó escribiendo en sus momentos libres y encontró su pasión en esta disciplina. Desde 1991, ha estado inmersa en el ámbito de la administración de Justicia, comenzando su trayectoria como funcionaria y asumiendo el rol de juez en 2002. Su experiencia incluye destinos en los juzgados de Amposta, Gavá, Martorell y Barcelona, donde se ha especializado en derecho penal. Además, contribuye con relatos y artículos a diversas revistas y diarios digitales. En 2015, lanzó su primera novela titulada "Juegos de maldad", que fue nominada como mejor novela negra del año en el festival Cubelles Noir y recibió una mención especial del jurado. Posteriormente, publicó "El bosque de los inocentes" en 2016, "Flor seca" en 2017, "Invisibles" en 2019 y "El salto de la araña" en 2020. Ahora publica "La hora de la fuga".

La hora de la fuga
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La hora de la fuga

"La hora de la fuga" es una novela que explora los aspectos más sombríos de la psique humana, así como la corrupción y la impunidad de quienes ejercen poder sobre los más desprotegidos, temas recurrentes en la obra de Graziella Moreno. La aparición del cadáver de Noelia Torres en una zona privilegiada de Barcelona, junto con la misteriosa desaparición de su esposa, la escultora Esther Sampietro, genera interrogantes que muchos prefieren ignorar. A menudo se opta por desviar la mirada, ya que enfrentar la verdad resulta incómodo y, además, esa verdad es precisamente lo que es: verdad. Cuando Mauro Rovira, un exfiscal y escritor en declive que tuvo un romance con Esther, se convierte en el principal sospechoso, se ve forzado a confrontar un pasado que pensaba haber dejado atrás. Viejas relaciones marcadas por la ambición y el deseo emergen, revelando monstruos ocultos tras sus fachadas. Cada recuerdo puede convertirse en una pista... o en una trampa. En la entrevista, nos desvela alguno de los secretos de su nueva novela."

La maldad existe desde que el mundo es mundo, pero ¿es aún más cruel y execrable cuando se ejerce desde el poder?

Por supuesto, y aún más cuando se trata de quienes por razón de su cargo deben prestar un servicio público a la sociedad y usan su posición para todo lo contrario. Está muy estudiado a nivel psicológico y psiquiátrico que el hecho de ostentar el poder puede despertar nuestros peores instintos. El experimento de la prisión de Stanford en 1971 que menciono en “La hora de la fuga”, es un buen ejemplo.

¿La corrupción es uno de los peores males de nuestro tiempo? ¿Todos tenemos un precio?

La corrupción es una cuestión que he tratado en otras novelas como en “Flor seca”. Es algo que acompaña al ser humano, va muy ligada a la ambición desmedida y de nuevo, al ansia de poder. Podríamos pensar que, en una sociedad democrática, regida por unos valores irrenunciables, la corrupción es residual, pero lamentablemente, no es así. El corruptor busca cómo conseguir que su “víctima” ceda a la tentación, encontrar sus puntos débiles, sus necesidades, sus anhelos. He visto a gente venderse por un smartphone o una caja de vino, o por un tratamiento para un familiar en casos de enfermedades graves. Todos estamos expuestos.

El placer como fin… sin importar los medios. ¿La degradación moral está más relacionada con los grupos de referencia que con la herencia recibida?

Algo que distingue al ser humano como tal es su empatía. Su capacidad de percibir el sufrimiento ajeno, su compasión, ese situarse en el lugar del otro. En la búsqueda de un placer ilimitado encontramos a personas que son adictas a esa emoción sin importarles el sufrimiento ajeno, y ello sucede en cualquier clase o grupo social. En los casos más graves, estamos hablando de uno de los rasgos que conforman la psicopatía.

Por su experiencia profesional, Graziella Moreno tiene que haberse enfrentado a situaciones realmente escalofriantes. ¿Qué tipo de delitos considera que son realmente imperdonables o le repelen más?

Siempre insisto en que son todos los que afectan a los menores o a los más desvalidos. Puedes entender, en ningún caso aprobar, por qué las personas cometen ciertos delitos; hay circunstancias sociales, culturales, psicológicas, que pueden empujar a ello. Ahora, frente a delitos como la pederastia, la pornografía infantil o los abusos a menores mi postura es de tolerancia cero. Constituyen la maldad más extrema porque la capacidad de defensa es nula.

¿Cuantas caras tiene el horror? ¿Lo que llegamos a conocer es solo la punta del iceberg?

Tal y como se dice en la novela, el horror tiene muchas caras. En ocasiones pensamos que ya lo hemos visto todo y nos enteramos de algo todavía peor. Lo que estaba sucediendo en los campos de exterminio nazis durante la Segunda Guerra Mundial no salió a la luz hasta que los aliados pudieron verlo con sus propios ojos y enseñarlo al mundo, y como eso, tantos horrores que conocemos a diario. Hoy en día tenemos la información al segundo, pero aún así, siguen existiendo cosas terribles que permanecen ocultas y monstruos escondidos tras sus máscaras.

La autora indaga en las motivaciones que determinan el comportamiento de sus protagonistas. ¿Una persona que ha sufrido maltratos y abusos será a su vez maltratadora y abusadora? ¿los fantasmas del pasado nos abandonan alguna vez?

Una de las cuestiones que me interesaba abordar en esta novela es hasta qué punto las víctimas pueden convertirse en victimarios. Los estudios acreditan que los abusos en la infancia determinan de forma importante nuestra personalidad, lo que supone una probabilidad muy alta de colocarse en la posición del abusador, sin perder tampoco esa fragilidad propia de una víctima. Creo firmemente que la infancia es la etapa más importante del ser humano, la que explica y la que sienta las bases del adulto que seremos. Aunque siempre hay espacio para la esperanza. He visto y conozco muchos casos, incluso algunos muy graves, en los que, con ayuda y terapia, es posible rehacerse y dejar atrás ese terrible pasado, aunque no es sencillo conseguirlo.

La justicia es un valor sobre el que se asienta nuestra mundo

La denuncia de la impunidad con la que actúan determinadas personas es una constante en su literatura. ¿Todos, sin excepción, debemos luchar por la justicia y el bienestar de los más vulnerables?

Estoy convencida de ello. La justicia es un valor sobre el que se asienta nuestro mundo. El dar a cada uno lo que le corresponde, el respeto a la ley y a los derechos de los demás, sancionar las conductas que se aparten de la norma y recuperar al infractor para la sociedad, es responsabilidad de todos, cada uno dentro de su esfera y radio de actuación. Hay muchas formas de maldad, pero también, de hacer el bien, de cuidar los unos de los otros. Si no nos empleamos en esa lucha estamos perdidos como sociedad y como individuos.

Sus personajes, muy bien perfilados, se contraponen en lados opuestos. Pero no hay ninguno plano. Todos tienen aristas. ¿Sólo así se humanizan y son creíbles?

Una de mis preocupaciones en esta novela era conseguir que los personajes fuesen reales, que el lector los sintiese como tales, que le hablasen al oído, que los viese moverse e interactuar. Igual que todos nosotros, los personajes no son enteramente buenos o malos, incluso los propios monstruos pueden tener algún rasgo de bondad, aunque no siempre en la dirección correcta. Como lectora disfruto de sus contradicciones porque entiendo que eso les aporta verosimilitud. Como escritora aspiro a conseguirlo.

Esther siempre huye… ¿hasta cuándo se puede huir de uno mismo?

Esa es una gran pregunta. Esther se pasa la vida huyendo hacia delante. Es consciente de que está cayendo una y otra vez en ese agujero del que no consigue salir, y arrastra al abismo a todos lo que se relacionan con ella. De ahí ese diálogo que mantiene en su cabeza. Se desprecia, pero es incapaz de escapar de los monstruos que la acechan, de sí misma. Ha pensado muchas veces en terminar con todo, en que llegue de una vez esa “hora de la fuga” que escribió el poeta Rimbaud, y al mismo tiempo, no tiene valor para hacerlo, sin entender que nunca podemos huir de nosotros mismos. Siempre estamos ahí. Los escenarios por los que transita la novela son conocidos por la autora. Y la trama, ¿cuánto hay de verdad en lo que ha escrito?

Hay mucha realidad en esta novela. Lo que le sucede a Esther en la infancia está inspirado en los abusos que sufrió una niña de corta edad en 2006, un caso que me impresionó muchísimo y por el que fueron condenados su madre y su padrastro. Existen muchas referencias a hechos reales, como son las de los menores que llegan a nuestro país y son víctimas de personas sin escrúpulos.

"La hora de la fuga" presenta una sociedad oscura, desalentadora, negra, y unos personajes que arrastran traumas importantes. ¿Hay lugar para la esperanza en un mundo donde el poder, el dinero y la satisfacción priman sobre valores fundamentales?

Por supuesto que sí. Es una novela oscura, que presenta al lector la maldad en sus muchas facetas, pero también es una historia en la que existe luz. Igual que en la vida real, somos muchos los que nos preocupamos de que se respeten los valores, las normas de convivencia, convencidos de conseguir un mundo mejor. Aunque no lo parezca, porque los malvados hacen más ruido, y como escribió Robert Louis Stevenson, nunca descansan, existe más bondad que maldad. Y nunca hay que cejar en el empeño de ganarles la partida.

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