Rafael Alberti y la mirada revolucionaria: Un homenaje a los ojos de PicassoRafael Alberti nació en El Puerto de Santa María (Cádiz) en diciembre de 1902 y falleció en la misma localidad en octubre de 1999. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura con su primer libro de poesía, Marinero en tierra (1925). Entre su extensa obra poética cabe destacar Cal y canto (1927), Sobre los ángeles (1928), Sermones y moradas (1930), Entre el clavel y la espada (1941), Retornos de lo vivo lejano (1945), A la pintura (1948), Roma, peligro para caminantes (1968), Desprecio y maravilla (1972), Fustigada luz (1980), Versos sueltos de cada día (1982) y Canciones para Altair (1989).
Los ojos de Picasso A Jaqueline Siempre es todo ojos. Ojos animales, relincha, arde en vela, Mátenme esos ojos, Todo el amor para esos ojos. Rafael Alberti: Los 8 nombres de Picasso, IV.En Obras completas. Tomo III. Poesía 1964-1988. Madrid, Aguilar, 1988; págs. 106-110. Luis García Montero, editor literario.
Blog Bitácora del taller de arquitectura. http://talleravb.blogspot.com/2012/11/rafael-alberti-los-ojos-de-picasso.html Recitación del poema por el propio Rafael Alberti: https://palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz.php&wid=2113&t=Los+ojos+de+Picasso&p=Rafael+Alberti&o=Rafael+Alberti Espiño, Isabel: “La obsesión de Picasso por la ceguera". Elmundo.es/Salud. 15 de abril de 2004. https://www.elmundo.es/elmundosalud/2004/04/13/medicina/1081872818.htm
********** Si algo caracteriza a Rafael Alberti, considerada globalmente su producción poética, es el virtuosismo formal que exhibe y la variedad de contenidos, ya que su longevidad le permitió entrar en contracto con las priuncipales corrientes estéticas del siglo XX. Y a ello hay que añadir una excepcional capacidad plástica que, sin duda, le viene de su afición a la pintura, practicada con asiduidad. Hablando de contenidos, de su vertiente neopopular ya nos ocupamos al analizar someramente Marinero en tierra, La amante y El alba del ahlelí, en artículo publicado en esta mismna revcista digital, aunque no en la sección de “El rincón de la poesía”. El artículo lleva por título “Una relectura de la poesía neopopular de Rafael Alberti”, se publicó el 25 de abril de 2025, en el marco de la celebración de “La noche de los libros”; y puede descargarse desde el siguiente enlace: De nuevo trajimos a estas páginas a Rafael Alberti volvimos, ya dentro de la sección “El rincón de la poesía, el 25 de seprtiembre de 2025, presentando un poeta que convierte los poemas en un acto de manifestación política. El artículo se titula “Rrafael Alberti: Hacia la poesìa social”, y se tiene acceso a él en este enlace: ********** Y en este tercer artículo presentamos una de las técnicas usadas por Alberti con indiscutible maestría: las enumeraciones caóticas. Desde un punto de vista estilístico, la enumeración caótica ha sido estudiada por Leo Spitzer (cf. “La enumeración caótica en la poesía moderna”. En Lingüística e historia literaria. Madrid, editorial Gredos, 1989, 2.ª edición, págs. 246-291. Biblioteca Románica Hispánica. II, Estudios y ensayos, 19). Las largas enumeraciones caóticas en las que se acumulan sucesiones de sustantivos tan heterogéneos como discordantes le sirven a Alberti para expresar su admiración por los ojos picassianos -centro temático del poema-, unos ojos que revolucionarían el arte contemporáneo. Esa “marea léxica” tan enormemente expresiva -y a la vez original- con la que se describen unos ojos que es imposible eludir atrapa al lector en un movimiento in crescendo hasta alcanzar el verso 116, y nos aproximan al mundo pictórico del genial artista. Por lo demás, la libertad métrica -en cuanto a número de sílabas de los versos, tipos de rimas, agrupaciones estróficas...- coadyuban a reproducir ese fiero torbellino caótico que el poeta intenta -y logra- reflejar a través de la mirada de Picasso. Nuevo ejemplo de enumeración caótica, ahora en el soneto CAMPO DE’ FIORI.
CAMPO DE’ FIORI
E ppesi, e ccontrapesi e ggenitali...
Perchas, peroles, pícaros, patatas, aves, lechugas, plásticos, cazuelas, camisas, pantalones, sacamuelas, cosas baratas que no son baratas.
Frascati, perejil, ajos, corbatas, langostinos, zapatos, hongos, telas, liras que corren y con ellas vuelas, atas mil veces y mil mas desatas.
Campo de' Fiori, campo de las flores, repartidor de todos los colores, gracia, requiebro, luz, algarabía...
Como el más triste rey de los mercados, sobre tus vivos fuegos, ya apagados, arde Giordano Bruno todavía.
Rafael Alberti: Roma, peligro para caminantes (1964-1967). Diez sonetos, IV. En Obrascompletas. Tomo III. Poesía 1964-1988; págs. 19-20.
[Los diez sonetros están dedicados al poeta italiano Giuseppe Gioachino Belli (1791-1863)]. Campo dei Fiori (Campo de flores) es una de las plazas más populares de la capital italiana. Fue construida en el año 1456 por encargo del papa Calixto III. En este lugar, además de montarse mercadillos artesanales, se celebraban ejecuciones públicas, entre ellas la del filósofo Giordano Bruno, que, acusado de herejía, fue quemado en 1600, hechos a los que alude Alberti en el segundo terceto. En la actualidad es un lugar muy concurrido por nacionales y turistas exrtranjeros, que de lunes a sábado, acuden por las mañanas a un variopinto mercado -de frutas, flores...- y cenan en algunas de sus muchas terrazas. A propósito de Campo de’ Fiore, escribe Alberti: “Mi primera casa romana estaba en Via Monserrato, número 20: patio-jardín con una hermosa ninfa al fondo, escalera poblada de bajorrelieves -atletas, marineros, bailarinas- que me miraban al subir y bajar los peldaños altos y desiguales. Mi apartamento estaba en el tercer piso, era el más moderno, con una terraza a la que apenas podíamos asomarnos para no mancharnos de la lluvia de hollín que bajaba de las chimeneas cercanas. Pero vivir allí, en ese pequeño edificio, era encantador. No sólo la casa, sino también el barrio me encantó, considerándome desde el momento de mi llegada el más honroso de sus habitantes, pariente de esos antiguos exiliados españoles, porque yo, tras veinticuatro años de exilio en Argentina, llegaba a Roma para seguirlo. No hacía mucho tiempo había terminado una versión teatral de La lozana andaluza, la extraordinaria novela «picante» y divertida del reverendo padre andaluz Francisco Delicado. Comencé a recorrer a todas las horas el barrio, que tenía las calles tan estrechas como las de una Toledo menos secreta, más vital y laboriosa. Gatos, grietas, basuras, paños tendidos, artesanos de las más variadas profesiones, el jaleo maravilloso de Campo de' Fiori, con su Giordano Bruno como un fúnebre paraguas sobre el mar de verduras, pescados y zapatos... todo empezó a darme vueltas alrededor, a revolotear, mareándome, aplastándome, fundiéndome en un remolino enloquecido, que junto al peligroso ir y venir de los coches me redujo al perfil de un pobre peatón desesperado, sin embargo colmado de amor y miedo, al mismo tiempo, dentro de ese endiablado laberinto en el que me había metido. Y fue entonces cuando en una noche de prolijas meadas y maullidos fui a topar de repente, no con la sombra de Gioachino Belli, sino con el mismo poeta en persona, ya que su presencia era real, verídica, en todo lo que veía y oía”. Texto de Rafael Alberti, prefacio a la edición italiana de Roma, pericolo per i viandanti, Milán, Mondadori (Lo Specchio), 1972; traducción de Gabriele Morelli incluida en su artículo «Rafael Alberti: exilio y creación durante su exilio en Roma», en Entre el clavel y la espada: Rafael Alberti en su siglo, Madrid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2003. Biblioteca Virtuaol Migujel de Cervantes: Casa de Alberti en Roma.
El texto reproducido justifica que Alberti haya recurrido, una vez más, a la técnica de la enumeración caótica para trasladarnos -en los dos cuartetos y en el primer terceto- la imagen que tiene de la plaza romana “Campo de flores” ([…] “todo empezó a darme vueltas alrededor, a revolotear, mareándome, aplastándome, fundiéndome en un remolino enloquecido,” […]); y el equlibrio se retoma en el segundo cuateto, cuando el poeta contempla la estatua de Giordano Bruno, que se erige en la plaza en recuerdo del fraile dominico quemado vivo por la Inquisición romana tras siete años en prisión: el fuego de la hoguera que acabó con el filósofo es comparable con la viveza que muestra la célebre plaza. Enumeraciones caóticas estructuran también el soneto VII, titulado SI PROIBISCE DI BUTTARE IMMONDEZZE (“Se prohíbe tirar basura”), págs. 21-22. Y, asimismo, es sobradamente conocida la enumeración caótica del poema titulado “Cuando Roma es...” (págs. 47-48), procedimiento del que se sirve Alberti para presentrar la imagen negativa que tiene de Roma:
Cuando Roma es...
Cuando Roma es cloaca,
mazmorra, calabozo,
catacumba, cisterna,
albañal, inmundicias,
ventanas rotas, grietas,
cornisas que se caen,
gente enana, tremendas
barrigas de ocho meses,
explosiones, estruendo,
ruidos que te degüellan,
rodados que te aplastan,
monstruos que te apretujan,
sombras que te cohíben,
escombros que te estrechan,
mares de ácido úrico,
bocanadas de muertos,
hedores, pesadillas
de siglos barajados,
montón de huesos, piedras,
desolados olvidos,
piedras difuntas, piedras...
entonces, oh, sí, entonces,
sueña en los pinos, sueña.
Y, desde luego, si hay un poema en que las enumeraciones caóticas están en consonancia con la descripción de un cuadro que sirve de inspiuración poética, ese es el dedicado a El Bosco y a su inquietante obra “El jardín de las delicias”. Este es el célebre poema -que reproducimos completo, pese a su extensión-, con un léxico sorprendente que llama la atención precisamente por su irracionalidad. El cuadro se exhibe en el Museo del Prado.
El Bosco
El diablo hocicudo,
ojipelambrudo,
cornicapricudo,
perniculimbrudo
y rabudo,
zorrea,
pajarea,
mosquiconejea,
humea,
ventea,
peditrompetea
por un embudo.
Amar y danzar,
beber y saltar,
cantar y reír,
oler y tocar,
comer, fornicar,
dormir y dormir,
llorar y llorar.
Mandroque, mandroque, diablo palitroque.
¡Pío, pío, pío! Cabalgo y me río, me monto en un gallo y en un puercoespín, en burro, en caballo, en camello, en oso, en rana, en raposo y en un cornetín.
Verijo, verijo, diablo garavijo.
¡Amor hortelano, desnudo, oh verano! Jardín del Amor. En un pie el manzano y en cuatro la flor. (Y sus amadores, céfiros y flores y aves por el ano.)
Virojo, virojo, diablo trampantojo.
El diablo liebre, tiebre, notiebre, sipilipitiebre, y su comitiva chiva, estiva, sipilipitriva, cala, empala, desala, traspala, apuñala con su lavativa.
Barrigas, narices, lagartos, lombrices, delfines volantes, orejas rodantes, ojos boquiabiertos, escobas perdidas, barcas aturdidas, vómitos, heridas, muertos.
Predica, predica, diablo pilindrica.
Saltan escaleras, corren tapaderas, revientan calderas. En los orinales letales, mortales, los más infernales pingajos, zancajos, tristes espantajos finales.
Guadaña, guadaña, diablo telaraña.
El beleño, el sueño, el impuro, oscuro, seguro botín, el llanto, el espanto y el diente crujiente sin fin.
Pintor en desvelo: tu paleta vuela al cielo, y en un cuerno, tu pincel baja al infierno. Rafael Alberti: A la pintura. (Poema del color y la línea). Obra completa.Tomo II. Poesía (1939-1963). Madrid, Aguilar, 1988; págs. 309- 312
Poema "El Bosco" (sobre el cuadro El jardín de las delicias). Un video homenaje del grupo musical “Bosco” al pintor en el V Centenario de su muerte. El poema de Rafael Alberti “El Bosco” sobre imágenes en alta definición con los numerosos detalles de “El Jardín de las Delicias” que inspiraron al poeta. Dos obras maestras de dos artistas inmensos, frente a frente. El audio está extraído del programa especial que “La Líbélula” de Radio3 realizó en torno a la banda murciana. David Moretti, cantante del grupo, junto a Iván Hermes y Valente Seisdedos, dos actores que colaboran con Bosco en su espectáculo “El Circo de las Delicias”, recitaron para el programa este poema de Alberti que les acompaña en muchos de sus conciertos. Puedes comprar sus obras en:
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