www.todoliteratura.es

“Los solitarios”, de Álvaro Arbina

Por Javier Velasco Oliaga
martes 07 de abril de 2020, 20:00h
Los solitarios
Los solitarios

Con su tercera novela “Los solitarios” se consolida Álvaro Arbina como un escritor de largo aliento. En estos días de confinamiento he tenido la oportunidad de leer su nuevo thriller. Una obra muy apropósito porque los personajes de la novela estuvieron confinados en una casa cerca del Ártico sin casi poder salir de allí, más o menos como ahora todos nosotros.

Tengo que reconocer que he leído toda la obra de Arbina y “Los solitarios” es la que considero más trabajada y mejor acabada. Todo un puzle que el lector irá armando poco a poco, aunque hay que reconocer que el escritor no ayuda mucho y nos pone muchas trampas en la narración. Pone tantas en el recorrido de la novela que podríamos decir que es un impostor que nos va llevando por donde quiere, como alguno de sus protagonistas.

Hasta ahora, Álvaro Arbina había publicado dos novelas históricas muy sólidas, ambas tienen elementos de thriller, sobre todo “La mujer del reloj”, esta última es un thriller desbocado con varias líneas de acción, como veremos más adelante. No le faltan elementos de novela negra y otros que siempre están en todas sus novelas, como que el protagonista principal sean de su tierra, es decir del País Vasco. En esta ocasión es la policía Emeli Urquiza, emigrada a Estados Unidos como inspectora la protagonista.

Álvaro Arbina juega en su novela a un juego de espejos con Agatha Christie y con una de sus mejores novela “And Then There Were None”, traducida al castellano como “Diez negritos”. También el grupo Genesis jugó en uno de sus álbumes, “And then there were three”, a algo parecido. Pero si la escritora británica jugó con el asesinato de esas diez personas confinadas en una mansión, Arbina juega con dos grupos de personas que se enclaustran voluntariamente en una casa de diseño postmoderno y biosostenible donde ocurren una serie de crímenes que guardan cierto paralelismo, pero sin llegar a ser totalmente idéntico.

No vamos a contar las similitudes y diferencias entre ambas obras porque eso tiene que quedar para el magín del lector. Si diré que la trama se mueve en dos espacios temporales, en el primero asistimos a la investigación de los crímenes cometidos en dicha casa. Sabemos de los muertos, no con exactitud, que han aparecido en dicho lugar inhóspito y apartado, en el segundo el autor nos narra los sucesos ocurridos en la casa. Ambas tramas se van alternando en los diferentes capítulos, aunque no siempre es así. El autor también nos sorprende en el hilo argumental.

La parte de la investigación tiene un color bastante negro, como si de una novela policiaca o negra se tratase. En la otra, es el lado psicológico y de intriga el que predomina. El estar confinados un grupo de personas en un espacio cerrado y agobiante hace que salgan diversas cuestiones del pasado de los protagonistas. Hay muchas analepsis de todos ellos, que nos van dando información de sus vidas, en algunos casos más que en otros. Sobretodo dos de ellos nos ponen los pelos de punta, me refiero a Aliou Sabaly, niño soldado en África y Ellis Harvey, soldado estadounidense desplazado en dos ocasiones a Afganistán. Son los dos personajes más trabajados psicológicamente, al igual que los dos investigadores Emili Urquiza y Francis Thurmond, éste piedra angular de la resolución de la trama.

Álvaro Arbina se vale de un narrador omnisciente para contar su complicada e intrigante historia. En ocasiones, utiliza una segunda persona para hablar de determinados protagonistas y es en el final de la novela, donde toma más riesgos estilísticos que en el resto de la obra, llega a entablar un diálogo el narrador con algún protagonista, lo cual da un mayor dramatismo a la trama.

Tengo que señalar que la novela tiene un cierto componente metaliterario cuando aparece el millonario dueño de la casa, August Alvey, aunque lo desconoce en un principio. No faltan alusiones a músicos como John Lennon y escritores como Kafka o William Golding, muy determinante en la resolución del argumento de la novela.

Estamos, pues, ante la obra más personal de Álvaro Arbina, la arquitectura juega un papel muy determinante en el desarrollo de la novela, y la más arriesgada de su producción. Con un juego narrativo muy complicado que tiene una resolución muy imaginativa y contundente. El autor vitoriano seguirá dando mucho que hablar en el futuro. Y espero que la casualidad de publicar el libro en tan dramáticas fechas no afecte para que tenga, estoy seguro, un largo recorrido en nuestras librerías.

Puedes comprar el libro en:

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (7)    No(0)

+
2 comentarios