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"Escombros: casa museo", de Gemma Serrano

Ediciones Vitruvio, 2019
Por Francisco J. Castañón
domingo 04 de octubre de 2020, 21:00h
Escombros: casa museo
Escombros: casa museo
"Escombros: casa museo" es el sugerente título del último poemario de Gemma Serrano. Estas tres palabras, elegidas por la autora para encabezar su nueva obra, parecen tener una intención definida. De hecho, no son pocos los elementos de este libro que apuntan a un meditado propósito. Trataremos pues de aproximarnos en las siguientes líneas a las claves de estos ‘Escombros’, donde la palabra poética responde a un discurso bien trazado que, paso a paso, nos conduce hasta la puerta de la casa museo ideada por Serrano.

Qué es un escombro sino el desecho de una construcción que se erige o es derribada. De ahí que surja la pregunta, ¿estamos ante una metáfora relativa a los restos desprendidos de un universo personal que se agota con el transcurrir del tiempo hasta ser tan solo ecos del pasado? Por otro lado, el término ‘casa museo’, como lugar donde se exponen los objetos y recuerdos de lo que un día fue, cosido aquí a la palabra ‘Escombros’, ¿quiere advertirnos sobre la futilidad de la existencia y de las cosas, por más relevancia que nos empeñemos en conceder a lo que nos rodea? Estas y otras cuestiones nos asaltan en este espléndido poemario. Asimismo, puede observarse un existencialismo intenso en este libro, algo que ya se avanzaba la poesía de Serrano en su opera prima, ‘Cisne en prácticas’.

En este sentido, ‘Escombros: casa museo’ contiene una poesía que se deja leer, pero alcanzar el trasfondo de sus versos es tarea algo más compleja. Desde un principio, atisbamos palabras que en estos poemas no solo poseen un significado, también, ya se ha comentado, una voluntad. Antes, incluso, de sumergirnos en la lectura de la poesía que nos ofrece la autora en esta entrega, podemos ver ya un ejemplo: ‘mamá’, en minúsculas, palabra que precede a los treinta y seis poemas, es dedicatoria o quizá una invocación. Lo dicho, pocas cosas son casuales en este libro.

Los primeros once poemas, recogidos en el capítulo ‘Casa de invierno y materna’, destacan a mi juicio por un marcado carácter biográfico. La poeta nos pone en situación cuando escribe: ‘Cuanto asustan las taras y los hombres’, último verso del poema ‘Recalificación de suelo’. Recalificar el suelo, el terreno que no sin cierta ironía comienza a disponer Serrano para ir cimentando su casa museo. ¡Cuántas connotaciones tiene esta expresión en nuestra reciente historia social!

En el poema ‘Escalada temporal’ hay un relato de infancia. Un poema en tres partes donde podemos leer versos como ‘[…] una nave espacial desde los sueños / de dos en dos le cruza las galaxias; una caballo con alas y tan blanco / le mece con su trato principesco.’ En ‘Irala’, siguiente poema, hallamos versos de una belleza dolorida, como ‘Tenía, por ejemplo, trece años: / camino del garaje vino un golpe / de barrera de tren en la cabeza. / Aquel día sus huecos se llenaron / de amor-anacoluto y de sintaxis.’ Hay, sí, una crónica triste: ‘La puerta se cayó de vieja. / Se le habían gastado las ganas / y no quedaban hilos que guardar.’ (del poema ‘Glosa de armario’). Los poemas de Serrano cierran con contundencia su exposición, ‘Ya no tiene enemigos ni corre a la fuente, / y busca en otras plazas sus rectas impecables. ‘ // Una vencida en Bragas’ (del poema ‘Golpe de calor’). Y finalmente, como en estos versos del poema ‘Desavenencias divinas’, intenta buscar una explicación al destino: ‘Se repite en voz alta que los dioses no sienten, / que se acuestan muy solos, que nunca se enamoran / y que son in-sen-si-bles.’

Entrados ya en el segundo apartado ‘Derribos y escombros’, descubrimos una geografía de lo cotidiano, versos sobre lo áspero que puede resultar sacar adelante el día a día, donde surge el hartazgo, pero también el amor que se cuela por las rendijas de la vida. Poemas como ‘Colada nocturna’ (‘Son casi las doce y todavía / se queda sin pareja un calcetín… // Debería gritar desnuda, / y desde la ventana / asomarse al escándalo / de es patio interior.’), ‘Cadalso de la ropa interior’, ‘Cronología de los calcetines’,… pero sobre todo ‘Lista’ (‘Ha puesto una moneda en el carrito //…// Salida sin compra’). Es ese continuo y arduo discurrir de la existencia que nos conduce a poemas donde la realidad prevalece sobre las ilusiones (‘No se olvidan de nada y acaban con la lista: este verano no habrá vacaciones.’) o es la condición humana quien impone sin tibieza sus reglas, en este caso la condición de ser esa mujer que en el verso final del poema ‘Oración’ ‘…se despierta, bebe, escribe un soneto’. Asimismo, no es posible reseñar esta segunda parte del libro sin fijar la atención en otros interesantes poemas de Serrano, como ‘Terror’, ‘Efecto invernadero’ o su excelente ‘Declaración de amor’.

Anotar, por otro lado, que el empleo de un léxico actual es un rasgo a tener en cuenta en los poemas de este libro. El uso de términos como nave espacial, wifi, portátil, whatsapp, carrocería, microondas, playmobil, declaración de la Renta, etc., confiere a su poesía una notable contemporaneidad. Pero si hay algo que destaca en estos poemas son diversas imágenes dignas de la poesía impresionista. Imágenes potentes, afiladas, cruentas,… ‘La lluvia convertía los orines / en charcos perfumados y profundos, / porque no repugnaba sin fuera necesario / amasar meados con tierra’ (del poema ‘Mar y montaña’); ‘…ver manos que asemejan garras / de fieras’ (del poema ‘Pangea’); ‘…les corría por las venas / un vinagre de silencio’ (del poema ‘Revisión de clásicos’) o ‘Menstruar por la vagina y por la boca: /enrojecerse de encías / y labios menores de lenguas mayores’ (del poema ‘Oración’) son algunos ejemplos. Por la gravedad que desprenden, la poesía de Serrano puede parecernos cercana a la prosa en algún momento. Sin embargo, sus palabras discurren por esa corriente subterránea que propaga el lenguaje de la poesía.

Con el tercer y último acto de este poemario accedemos a la ‘Casa Museo’. Comenzamos la visita adentrándonos en versos donde no falta el ingenio o el humor, como sucede en los poemas ‘Inventario’, ‘Inspección ocular’ (aprender a mirar es importante) o ‘Presbicia ocular’ en el que la poeta apunta: ‘Si fuera necesario, aumentaremos / el número de lentes en espejos / no sea que las letras / no estén del todo muertas.’ La Casa museo de Serrano tiene su correspondiente ‘Contrato de mantenimiento’ y ‘La clienta solicita: // … cómo se respira / el gas.’ o ‘…cómo se hace / para la descarga eléctrica.’

En esta casa todo está meridianamente claro. Los objetivos del museo: ‘Dar a conocer al público la estética del vacío. / Documentar los huecos, las faltas, los rotos. / Conservar este legado para el hijo: así fue. / No olvidar.’ (del poema ‘Casa museo-Quiénes somos’). También se nos advierte sobre el pasado de este hogar que habita los recuerdos de la poeta: ‘En esta casa vivieron juntos diez años / los dos: ella y él. / Allí bebieron, comieron y concibieron un hijo.//…ejemplo de vivienda de dos que se encontraron.’ (del poema ‘Casa museo-Información general’). En efecto, en sus versos la autora nos informa sobre las estancias de la casa, los horarios de visita o la posibilidad de hacer fotografías y vídeos.

Pero tengan cuidado, este museo puede ser una trampa. Una ilusión urdida para engañar nuestra visión haciéndonos ver lo que no es. Al fin y al cabo, ‘Esta casa sin ti es un trampantojo’ (del poema ‘Trampantojo’). En cualquier caso, siempre pueden ustedes hacerse ‘Amigos de la casa museo’, no les defraudará. No tengan duda, ‘La casa museo resiste /de alfabetos de amor hasta la zeta’. Sean bienvenidos.

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