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Jon Botas de Lorenzo y Carmen Berasategui
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Jon Botas de Lorenzo y Carmen Berasategui

Entrevista a Jon Botas de Lorenzo: "En Trampa Ediciones corremos una auténtica carrera de fondo"

Por Iñigo G. Pidal
jueves 15 de diciembre de 2022, 12:00h

Junto a Carmen Berasategui, nuestro entrevistado, Jon Botas de Lorenzo, funda hace cuatro años un sello cuya esencia se basa en transitar un ritmo más lento y armónico, como la propia literatura, o una sinfonía que suma autores que dialogan con la sensibilidad y la imaginación. Clásicos como Virginia Woolf y Oliverio Girondo, o escritores actuales como Manuel Moranta, Verónica Nieto, Aleko Capilouto, Olga Novo, Jorge Molinero, Cynthia A. Matayoshi, Igor Marojevic, Edgar Borges y María Luisa de la Vega, forman parte de un catálogo llamado a vestir de nuevas fuerzas a la literatura en español.

Carmen Berasategui
Carmen Berasategui

¿Por qué Trampa Ediciones?

El nombre resultó ser un trampolín fundamental. Tras una digestión larguísima, de muchos nombres, teníamos el de «Trampa» en la recámara. La intuición me lo pedía a gritos, pues es una palabra llamativa que no pasa desapercibida, que tiene su propio juego semántico, y que hacía un guiño a cómo somos. Presentarse como Trampa ya es una puerta al sentido del humor, a no tomarse las cosas demasiado a la tremenda, y sobre todo al acertijo, a ver qué os traemos ahora bajo el brazo, adivinad. Os invitamos a colaros en nuestra aventura literaria y pretendemos que os encontréis divinamente atrapados. Para que volváis muchas veces. Nos referimos a esa clase de trampas, con la bonita forma de un libro.

¿Qué les lleva a convertirse en editores?

Somos seres inquietos y ambos crecimos entre libros. El padre de Carmen es un bibliófilo que colecciona libro antiguo y te aseguro que la biblioteca que tiene en casa es un edén para quedarse a vivir. Ella tuvo muy claro, desde niña, y no me extraña, que lo suyo estaría relacionado con los libros. Gracias al mío conocí lo que eran las «linos», porque mi padre tenía una y a eso se dedicaba, a hacer libros, a componer y corregir galeradas, llegó a editar algunos títulos. De esa época, de la edad del plomo, recuerdo que ya me parecía fascinante. Nos mueve la curiosidad, sin duda. Añade a eso una pizca de locura y, sobre todo, mucho amor y verdadera dedicación en lo que sea que hagas, como E. J. Malinowski. Que puedas trabajar en tu pasión, sean libros o panecillos, es una suerte indecible. Nosotros ya orbitábamos en el sector cuando coincidimos, por así decirlo, en el momento vital adecuado. Aunque no se toma una decisión así a la brava. Cuando te planteas seriamente dirigir una editorial no escapas al vértigo, a las dudas, porque medir un salto así es siempre complicado, pero si el deseo es fuerte, lo imperdonable sería no haberlo intentado. A los sueños hay que perseguirlos.

En un mercado saturado de publicaciones y sellos independientes ¿qué diferencia pretenden marcar ustedes?

Seguramente lo que el mercado no sospecha es que Trampa Ediciones araña minutos para componer el catálogo que ofrece. No entramos en la dinámica que se impone y asumimos que optando por este slow publishing es aún más difícil hacerse un hueco. Si transitamos, por ejemplo, un desierto de 3 o 4 meses sin publicar, ya sabemos que el mercado no espera y que nos castiga en cierto modo; casi un milagro que estemos vivos, pero si preguntas, nos encontrarás trabajando como hormiguitas en el próximo libro que publiquemos, y dándole y dándonos igualmente ese espacio, porque los libros a veces también lo necesitan, y agradecen una dedicación extra que hará que la espera haya valido la pena. Entonces sí, a conspirar para colarnos en la mesa de nuestros amigos: los libreros. ¡Suerte de los libreros! Agradecidos estamos de que nos hayan cuidado tanto. Lo nuestro es una carrera de fondo auténtica y vamos labrando un catálogo con oficio y tesón. No vivimos de la edición, pero la vivimos. Y qué importante nos parece disfrutarla.

En el catálogo se percibe que ponen el listón muy alto a la hora de publicar, ¿es esto así?

Pues con muchas gracias se contesta un cumplido. A buen seguro nos conviene ir despacio y escoger con tiento. Si te fijas en que Trampa Ediciones saca 6-8 libros por año, pues sí, más nos vale tener buena puntería. Recibimos una infinidad de propuestas y manuscritos, algo que no deja de sorprendernos, y honestamente no somos capaces de atenderlos a todos, hay mucho descarte. Y tiene que ver en parte con nuestra decisión de publicar poco, de forma responsable. En general las decisiones son muy meditadas pero también las hay impulsivas, como cuando nos llega una propuesta, nos enamoramos y la colamos en el calendario. Nuestra ilusión es que Trampa Ediciones llegue a convertirse en ese hogar que oí decir a Silvia Querini, lleno de objetos preciosos y delicados a los que hay que cuidar, añadiendo de vez en cuando una pieza nueva que no desentone con el conjunto. Mirada sensible y lúcida que aboga por la convivencia y la armonía de un catálogo.

¿Qué les llevó a publicar autores clásicos como Virginia Woolf y Oliverio Girondo? ¿Por qué ellos precisamente?

El primero del catálogo, con permiso de nuestra primera autora, Verónica Nieto (La camarera de Artaud (Trampa, 2018); Tangos en prosa (Trampa, 2022), fue Oliverio Girondo, porque Oliverio es el inolvidable que dijo Pablo Neruda. Y porque nos sorprendió mucho comprobar que en España no se daba cuenta de su estatura, del importante lugar que sin duda merece Oliverio. Se hallaba prácticamente fuera de circulación y vimos la oportunidad, y la necesidad, de recuperarlo y rendirle homenaje. Nosotros dos somos dos verdaderos entusiastas de Girondo y vimos que aquí se habían publicado solo dos poemarios suyos, por lo que fue una verdadera oportunidad publicar toda su obra poética. Siendo nosotros tan novatos y nonatos que ni siquiera habíamos fundado la editorial, no estaba previsto que la sobrina de Oliverio Girondo, Susana Lange, nos atendiera como lo hizo, con una amabilidad y una generosidad hasta hoy sin parangón. Fue tal la sintonía que durante aproximadamente año y medio estuvimos trabajando, intercambiando versiones que adquiríamos de todos sus poemarios, primeras ediciones, fotografías, dibujos, cartas que nos hacía llegar Susana, una locura. Así compusimos el Oliverio, al alcance de todos (Trampa, 2018), que lleva, además, un prólogo sobresaliente de Edgardo Dobry y un texto, especialmente girondiano, firmado por una de nuestras colaboradoras que conoce la vida de Girondo como si la hubiera vivido ella misma. La Girovivencia narra la vida y obra del poeta —de forma totalmente intencionada— ¡en primera persona y en sentido cronológico inverso! Un encargo insólito para María Luisa de la Vega, con la bendición de Susana Lange.

Y qué decir de Virginia Woolf... fue un regalo acogerla. Sucedió algo bueno y extraordinario que seguimos celebrando: la llegada de dos gigantes como Nora Catelli y Edgardo Dobry, amigos y cómplices de lujo, para dirigir la colección Trampa-Intervenciones, de ensayo y creación. Y Cartas a mujeres de Virginia Woolf fue el primer título que propusieron ¡Vaya si lo celebramos! Nora Catelli hizo una selección exquisita y creó este volumen, que ella misma introduce, con una edición impecable. El diseño de la colección se lo encargamos a Laura Meseguer y Gerard Joan. Para las cubiertas Laura, todo un referente, nos diseñó por sorpresa una tipografía propia: «Aura-Trampa». ¡Muy grande!

¿Qué nos podrían decir de los autores vivos que editan? ¿Quiénes son y cuál es el perfil que los identifica?

Manuel Moranta, Verónica Nieto, Aleko Capilouto, Olga Novo, Magui Siffredi, Jorge Molinero, Cynthia A. Matayoshi, Igor Marojevic, Edgar Borges, María Luisa de la Vega, Dobry, E. J. Malinowski… todos son naturalmente únicos y distintos entre sí, pero sus voces, que son un templo, que vibran altísimo, son las que sostienen, juntas, en plural, el imaginario de Trampa. Para nosotros esto tiene mucho sentido porque la casa, o esta casa por lo menos, se acicala con las historias que ellos inventan, que nos cuentan, también la poesía que buscamos en cada lectura, porque nos agita eso, la poesía, la musicalidad que traen y que descubrimos en su forma de narrar, de manejar la palabra, sin que nos importe tanto el género, porque realmente vemos que tienen todo esto. Hay una sensibilidad que percibimos en ellos y es la principal razón de que los queramos con nosotros. Ciertamente podemos imaginarlos juntos, compartiendo charla como buenos tertulianos, hablando de todo y de nada, llevándose bien, a placer. Eso también crea un vínculo invisible y poderoso. A los vivos, además, podemos escucharlos.

¿Hacia dónde va Trampa Ediciones?

Hacia delante. Trampa tiene solo cuatro años de vida (recién cumplidos) y mucho camino por delante. Andamos con prudencia, creciendo poco a poco, preferiblemente sin urgencias y con el mismo espíritu que la impulsó, publicar a ritmo pausado y con alta calidad, disfrutando del proceso y con el deseo de ir vendiendo cada vez más y se lea más a nuestros autores y autoras. A nosotros nos gustan tanto nuestros libros que desearíamos que los compartieran un mayor número de lectores, pero la comunidad se va gestando pasito a pasito, con paciencia y buen hacer.

Y llevamos siempre un colofón en el bolsillo por si acaso, para no perder de vista que «ver nacer un verso, un bebé, una planta, un caracol, una publicación, un cabello, una idea... es siempre una experiencia sorprendente y colosal. Hay que estar presentes».

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