Con su novela "Los que sueña" consiguió el Premio Minotauro 2015, mientras que en 2021 fue galardonado con el Premio de Novela Policía Nacional por "Tiempo Sucio" y recibió un accésit al Premio Everis de Ensayo por su obra "La Materia de los Sueños". Además, ha publicado otras obras como la sátira zombi titulada "El despertar", el thriller de acción y fantasía "Los códices del Apocalipsis" y la obra de ciencia ficción y terror llamada "Idyll". Su novela "Niños del sol" fue finalista del Premio Fernando Lara. Con "El vientre de la tierra" se ha hecho con el Premio de Novela Histórica de Vallirana. La fascinante revelación del secreto más oculto de los antiguos astures, uno de los últimos pueblos que se opusieron a la conquista romana de Hispania, es el tema central de esta novela galardonada. La historia narra el origen de uno de los lugares más enigmáticos y cautivadores del norte de España: las antiguas minas a cielo abierto de Las Médulas, ubicadas en León. Una aventura impulsada por la ambición de Roma. Es la historia de un superviviente que se desarrolla en un mundo donde la vida humana tiene poco valor, y Ábilus, un asturiano, luchará por proteger a su familia y su tribu enfrentándose a un imperio. En medio de guerras, amores, traiciones e intrigas, intentará sobrevivir en un entorno violento y hostil con el objetivo de brindar un futuro mejor a los suyos. Prolífico y premiado escritor, guionista y director de cine, entre otras cosas, ¿por qué Elio Quiroga escribe su primera novela histórica cuando a los lectores, dicen, empiezan a interesarles más los thrillers? El mercado funciona dando bandazos, va y viene, y, al menos en mi caso, no me planteo al escribir una novela cómo estará el mercado cuando la acabe, sobre todo porque trabajas con tres o cuatro años de plazo, por lo que es imprevisible cómo se moverá el viento en esos momentos. En mi caso, mi preferencia es hacer la mejor novela posible en el plazo que ella requiera… Las Médulas es un lugar mágico que atrapa a cualquier persona que se acerque por allí. ¿Qué siente al constatar cómo ha cambiado esta zona después de ser devastada por las llamas este verano? ¿Qué le atrajo de su historia? Es desolador cómo ha quedado todo, pero no es la primera vez que en la zona hay incendios forestales; en los dos milenios transcurridos desde entonces, el paisaje de la zona ha sufrido muchos cambios, y ahí sigue ese entorno espectacular y a la vez enigmático. Poco a poco la naturaleza se recuperará; a pesar de lo ocurrido, sigue siendo un paraje espectacular, y el misterio que lo rodea, persiste. ¿Sobrevivir significa adaptarse a los conquistadores? ¿Se puede elegir entre el corazón y la razón en circunstancias adversas? Sobrevivir, esa es la palabra. Sobrevivir y adaptarse, esa es una clave, diría que de supervivencia, más aún en los tiempos en los que ocurre la novela, en pleno dominio romano sobre Hispania, una colonia explotada para alimentar un imperio demasiado grande y demasiado necesitado de financiación. En aquellos años, como ahora, los supervivientes fueron, y son, los que se adaptan, los que deciden no ofrecer resistencia al viento de la Historia... Supervivencia, ser fiel a las propias convicciones y valores, deber de protección a los suyos, pertenencia… ¿Cómo se conjugan tantas emociones y creencias? Creo que, en la larga historia de la ignominia humana, muchos han elegido mantenerse, a pesar de obstáculos e imprevistos, de sucesos y accidentes, adaptándose a las circunstancias, prefiriendo la paciencia y la espera. Es una constante en la humanidad, y creo que precisamente por eso, hemos sobrevivido tanto tiempo como especie: buscando un punto intermedio entre la supervivencia, las convicciones, la religión... Su personaje, Ábilus, ¿se basa en alguno real? ¿Con qué dificultades se ha encontrado a la hora de entrelazar historia con ficción? Creo que todos en el fondo somos un poco como él: la vida, la realidad, cuando se nos pone delante, nos da dos opciones: ser flexibles, mantenernos de manera inteligente aunque todo parezca ir en contra, y sobrevivir, no plantar cara, negar, y perder. Todas en algún momento de nuestras vidas hemos tenido que ser como Ábilus.
Explotar las minas destruyendo el bosque, derribar montañas para extraer el oro, usar el agua a presión a través de túneles… cambió radicalmente el paisaje de las Médulas, pero, además, ¿qué impacto tuvo en las estructuras sociales y económicas de la región? Roma lo cambiaba todo por donde pasaba; no sólo se adaptaba y hacía suyas las costumbres de las regiones que conquistaba, enriqueciéndose culturalmente, sino que las explotaba sin la menor contemplación. Es en ese sentido un imperio análogo a los que vivimos -y sufrimos- actualmente, que destruyen la naturaleza hipotecando a las generaciones que vienen. Se parecen mucho, demasiado, y eso es inquietante. Sin esta fuente de riqueza, ¿se hubiera consolidado de igual manera el Imperio Romano en la Península Ibérica? ¿O fue el motor definitivo para la conquista? Desde luego, el oro de las Médulas fue crucial en aquel momento del imperio romano. Había crecido demasiado, era ingobernable, y necesitaba crecer económicamente a toda costa. Al mismo tiempo, esa fortaleza que daba el oro, permitió que la conquista terminara antes. ¿Cuál fue el detonante para que un canario escribiera sobre un lugar que le queda tan lejano? Mi familia paterna es del Bierzo. Uno de mis primeros recuerdos, en los viajes que hacíamos al pueblo (Villafranca) fue la visita a las Médulas. Es un recuerdo que siempre me ha acompañado. Y que me obsesionó, con el paso de los años. Sabía que, tarde o temprano, escribiría sobre ellas. El cine transmite a través de imágenes, diálogos, música, silencios… ¿qué ha cuidado especialmente Elio Quiroga en esta novela? Especialmente que la historia nos hable a todas y todos, de constantes humanas que nos acompañan en nuestras vidas: la lealtad, la familia, la lucha por seguir adelante, la aceptación de lo que no se puede cambiar, la lucha para cambiar lo que sí se puede modificar… creo que una novela siempre es una parábola, más aún esta. ¿En qué le ha ayudado más su experiencia como guionista y director de cine?, ¿en la trama?, ¿en los personajes…? Como guionista, planifico mucho, y escribo las historias tras muchos esquemas y ensayos, que me permite, a priori, que las historias sean equilibradas, lo que intento siempre, de cara a que su desarrollo sea armonioso e interesante para las lectoras y lectores. Es un poco por deformación profesional, pero ayuda a estructurarlo todo y a que la lectura sea cómoda. Su obra ha necesitado una amplia labor de documentación, sobre todo en la que se refiere a la ingeniería romana para solventar las dificultades que presentaba tamaña empresa. ¿Qué le ha llamado más la atención? La capacidad e ingenio que mostraban en aquellos años; todo el trabajo de las Médulas es una muestra de cómo los seres humanos somos capaces de modificar el paisaje y, en este caso, derrumbar montañas, para conseguir un objetivo: en este caso, unas toneladas de oro. El ingenio de la humanidad es enorme, y tendemos a minusvalorar la capacidad técnica de nuestros antepasados, que era realmente fascinante. ¿Con qué personaje se identifica más y cuál tiene más del autor? Creo que me quedo con Ábilus, el protagonista de la novela, precisamente porque, como comentaba antes, todas y todos nos hemos encontrado en su situación en algún momento de nuestras vidas: es un superviviente. Y los supervivientes, heredan el mundo. Puedes comprar el libro en:
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