Las impactantes imágenes capturadas en el puerto de Barbate durante la noche del 9 de febrero de 2024 sirvieron como un fuerte llamado de atención para la sociedad española. En esa jornada, se evidenció cómo los narcotraficantes del Estrecho, utilizando embarcaciones más rápidas y avanzadas, embestían y hundían una zodiac de la Guardia Civil, resultando en la muerte de dos agentes y dejando a otros dos heridos. Todo esto ocurrió con el respaldo y el alboroto de un gran número de ciudadanos presentes. Se hacía evidente que el Estado estaba perdiendo la batalla contra el narcotráfico en su área más vulnerable. "Estrecho. La frontera salvaje del narco español" representa la investigación más extensa acerca de cómo las fuerzas policiales se esfuerzan por protegernos de la principal amenaza externa que enfrenta nuestro país. Usted ha pertenecido al GAR (Grupo de Acción Rápida), y a otras unidades, una parte del tiempo que permaneció en la Guardia Civil y ha sufrido en carnes propias un atentado de la banda terrorista ETA. ¿La sociedad española se ha olvidado de las víctimas o es más cómodo pasar página? He pasado por diferentes especialidades dentro del Cuerpo y desde que accedí a la Guardia Civil he combatido el crimen organizado. La sociedad quiere vivir lo mejor posible y si la delincuencia no le afecta de manera directa suelen ignorarla. La ETA atacó a miles de personas, la mayoría no puede olvidarlo aunque intenta vivir con sus secuelas. Con otras mafias, como las que trato en Estrecho, ocurre algo parecido, aunque nunca actuaron de manera tan contundente y tuvieron un apoyo social tan amplio. La sociedad española suele olvidar rápido, y sí, es mas cómodo pasar página, por eso escribo estas historias, para que los lectores no olviden. En sus libros anteriores nos muestra testimonios desgarradores de las víctimas de ETA; la mitad de los beneficios de su última obra irá destinada a los huérfanos de los guardias asesinados por los narcos en Barbate… ¿tiene la libertad suficiente para narrar lo que no podría escribir si estuviera en activo o ha sufrido algún tipo de censura o amenaza? Si estuviera en activo ni por asomo tendría la libertad suficiente para escribir todo lo que plasmo en mis libros y menos con este Gobierno. Hoy solo tengo limitaciones éticas, no hay porqué dejar de escribir o reflejar la realidad, con respeto y más cuando lo documentas. Con los anteriores libros si he recibido amenazas de todo tipo, incluso de muerte, en la Redes Sociales. Seguramente proceden de algún desequilibrado. En el entorno de la ETA hay mucho odio y era mucho peor trabajar o vivir en los peores años de terrorismos de la banda. También he sufrido censura, en forma de “edición” de mis declaraciones antes de emitirlas en la radio. Las partes cortadas eran muy significativas. Homenaje y denuncia… ¿son sus objetivos a la hora de escribir? En ese orden, mi objetivo es hacer capítulos trepidantes que enganchen al lector con vivencias personales y de otros compañeros y a la vez denunciar todo lo que ocurre, la falta de medios y por supuesto seguir luchando contra el olvido. La mayoría de los espectadores veía con horror cómo la nave de los narcos embestía a la de la Benemérita en Barbate, asesinando a dos compañeros, pero lo que espeluznaba aún más, era constatar cómo eran jaleados los asesinos por parte de un grupo de personas que estaban en el puerto. ¿Vivimos en una sociedad enferma? La sociedad no está enferma, pero no es consciente de determinadas realidades. En determinados lugares (como el Estrecho) sí hay una parte de la sociedad que lo está. Resulta muy cómodo dejarse mecer por las grandes cantidades de dinero que mueve el narcotráfico, más aún en una zona económicamente deprimida. Jóvenes que aman los coches de alta gama, el dinero que obtienen de forma rápida, amantes también del riesgo, que no han interiorizado las mínimas normas sociales de convivencia ni conocen el respeto por la vida humana… ¿pueden ser recuperables? Creo que es muy difícil recuperar a esas personas. Lo he vivido muy de cerca, como explico en el libro, observándolos en los apostaderos, esperas y otros dispositivos, llegamos a convivir con ellos encubiertos, sus padres y madres o incluso abuelos ya estaban metidos en esas mafias, es un problema de raíz, de cultura, educación y valores. Más que difícil lo veo casi imposible. Si usted ha conseguido toda la información que aparece en el libro, otros también podrían obtenerla. ¿Por qué los que nos gobiernan no actúan como debieran, dejando a merced del peligro a las fuerzas de seguridad? Creo que la clase política no está a la altura desde hace muchos años; tienen otras prioridades. La delincuencia es global y, para atajarla, hay que intervenir a nivel nacional e internacional. Para ambas misiones están la Policía Nacional y la Guardia Civil, que no reciben todos los recursos humanos y materiales. Las diferencias salariales y materiales con las policías autonómicas son sangrantes. "La extraña conesión que existe con Marruecos es inexplicable desde un punto de vista racional"
Si las leyes no son suficientes, ¿a quién beneficia que no se cambien? Como pasa tantas veces, tenemos leyes suficientes, solo que no se aplican adecuadamente. Creo que beneficia a los políticos y la extraña conexión que existe con Marruecos y que es inexplicable desde un punto de vista racional. La benevolencia actual es incomprensible. ¿De qué madera están hechos sus compañeros, y usted, para que no les hunda la impotencia al no contar con los medios necesarios para luchar contra las mafias, y seguir trabajando por los demás? Son personas con vocación, es evidente que el dinero no es la motivación, aunque, desgraciadamente, también tenemos corruptos. Otros compañeros se agotan, se hunden psicológicamente. Luego, la mayoría se levantan, pero otros se rinden o incluso se quitan del medio con el suicidio, un tema tabú en los cuerpos de seguridad y la sociedad en general. Al final la satisfacción del deber cumplido te arrastra y te sube la moral, por lo menos en mi caso; la vocación te impulsa a continuar. Un entramado tan complejo como las bandas que actúan en el Estrecho no sería posible sin la colaboración de ciudadanos de bien, de los silenciosos que ven y no dicen… ¿qué responsabilidad se les puede atribuir? El miedo es un factor decisivo, ellos no tienen por qué jugarse la vida o dar la cara, aun así, algunos ciudadanos valientes la dan. La responsabilidad es para quien coopera, colabora o está dentro de las mafias.
Los avances tecnológicos aliviarán de muchas tareas de calle a la guardia civil, pero ¿será suficiente para acabar con esta lacra y preservar su vida? Evidentemente los medios son decisivos, llegan a cuentagotas y los malos siempre están por encima. Quizá, algún día, como ocurrió con la lucha contra la ETA, algún político se moje y destine lo que debe, que para eso pagamos impuestos. Entonces esa lucha será más fácil, teniendo muy en cuenta que la cooperación internacional es decisiva y en este caso Marruecos, ni por asomo, está a la altura y no se espera que lo esté, cuando el 10% de su PIB depende del cultivo y distribución de los derivados del cannabis. Como es sabido, se trata del primer productor mundial. Había que tener verdadera vocación de servicio para ingresar en la Guardia Civil en tiempos de ETA, ahora prima la lucha contra los narcotraficantes y el crimen organizado. ¿Qué diferencias destacaría entre los que accedieron al cuerpo en su época y los jóvenes de ahora? En tiempos de la ETA, sobre todo en los primeros años, asesinaban a compañeros todas las semanas; aquella mafia y sus métodos era mucho más letales. Aun así, algunos guardias civiles o policías a los que, por vocación o por forma de ser, no eludimos el riesgo, éramos voluntarios o nos enfrentábamos a procesos de selección muy estrictos para llegar a tener una forma de vida precaria en muchos sentidos. Yo creo que no existen grandes diferencias: si la situación en el Estrecho sigue empeorando no dejará de haber compañeros que se ofrezcan voluntarios para combatirlos. Todos tienen vocación y ganas de trabajar. Juan José Mateos propone, tras ofrecer datos, soluciones para acabar con uno de los problemas más graves que tiene nuestro país. ¿Y ahora qué? ¿Alguien se hará eco de sus conclusiones? Por desgracia, los políticos solo actúan ante titulares de prensa muy dolorosos y, aún así, mira lo ocurrido en Barbate y seguimos casi igual un año después. El retroceso que se produjo en la zona por el desmantelamiento del OCON-Sur es escalofriante, a pesar de los enormes réditos que había dado en pocos años. Es muy triste que se esté perdiendo la batalla ante nuestros ojos. Desgraciadamente creo que los políticos solo actuarán ante desgracias mucho mayores que las que hemos visto hasta ahora. Puedes comprar el libro en:
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