Su libro es una guía accesible y práctica para incorporar la meditación y la atención plena en la rutina diaria. En un entorno lleno de distracciones y rapidez, puede parecer que alcanzar la calma interior es una meta difícil de lograr. El libro "Micromeditar" desafía las nociones tradicionales sobre la meditación, mostrando que el cambio no necesariamente implica transformaciones drásticas, sino que se logra mediante pequeños pasos hacia una mayor conciencia. Con un enfoque práctico y accesible, Salinas presenta el concepto de «micromeditar», una práctica diseñada para adaptarse al estilo de vida contemporáneo que nos invita a hacer una pausa, respirar y conectar con el aquí y el ahora durante breves momentos. Leer su libro para empezar me ha hecho querer ser mejor persona, ¿objetivo cumplido? Pienso que ser mejor persona es algo natural, si uno es lo contrario acaba llevando una vida fatal. Todos somos a veces buenos y a veces malos y la verdad es que yo vivo más contento cuando no soy un cretino. Si eres una persona simpática y amable todo el mundo estará encantado de verte y de ayudarte si lo necesitas. Ser una buena persona sale a cuenta. He llegado a la conclusión de que meditar podría ser una gran herramienta para dejar de fumar, beber, las drogas o comerse las uñas. ¿Estoy en lo cierto o peco de optimista y tampoco es la panacea? Meditar sirve para ganar conciencia de lo que te va bien y te va mal. Sin eufemismos. Si mirándome con serenidad veo que todo eso que mencionas es para mi bien, entonces he de seguir haciéndolo. Si, por el contrario, veo que me estoy haciendo daño a mí y a los demás, entonces no le veo el sentido de continuar haciéndolo. El otro día vi una entrevista de la gran Mercedes Milá en la que confesaba con mucha valentía que le habían diagnosticado una depresión crónica. ¿Tú crees que ella, como tantos otros que padecen o han padecido esta enfermedad, se vendrían arriba meditando o en estos casos médicos la meditación es útil pero no suficiente? Pienso que vivimos demasiado estimulados constantemente y, cuando bajamos de golpe esa estimulación, nuestro sistema requiere de un tiempo para reajustarse. Digamos que padecemos un síndrome de abstinencia de dopamina. La meditación es útil siempre, pero, evidentemente, si yo me rompo un brazo tendré que ir a un profesional para que me ayude. Y lo mismo con la depresión. El tristemente fallecido José Mujica criticaba el consumismo argumentando que para cada cosa que compramos hemos gastado nuestro tiempo para conseguir el dinero con qué comprarlo y que el tiempo es algo que no podemos recuperar porque no se puede comprar. ¿Por qué entonces meditar no es perder el tiempo? A lo mejor es perder el tiempo, quién sabe. En mi propia experiencia es aprender a desprender de lo que nos roba el tiempo. No acabo de entenderle cuando asegura que el tiempo no existe, ¿me lo explica? El tiempo es un concepto humano que tiene su utilidad. Pero en una visión más profunda lo único que existe es la vida. Si miramos a los animales ellos no viven mirando el reloj, sino en su vida. Los humanos parecemos haber abandonado la vida para vivir en un concepto. Es un mal cambio. Nuestras vidas están deshabitadas porque vivimos en eso que llamamos tiempo. Yo he hecho los ejercicios respiratorios que nos aconseja en su libro, pero no acabo de conseguir ver esa película de mi vida de la que habla, ¿cuál es el paso intermedio que me estoy saltando entre respirar profundamente para calmar la mente y meditar? La meditación es una práctica y es normal que con un par de veces que la hagamos salga mal. Es como montar en bicicleta, al principio nos caíamos, luego conseguimos unos metros y luego ya pudimos montar bien. Es normal querer que las cosas salgan bien rápido porque vivimos en los relojes y no tenemos tiempo que perder, pero si uno persevera en cualquier cosa, acaba obteniendo resultados. En el libro cuento que a mí la meditación al comienzo me salía fatal.
En Micromeditar critica mucho las redes sociales, que nos bombardean con información constantemente. ¿Usted no utiliza las redes sociales para, por ejemplo, difundir sus libros o las clases de yoga que imparte? No sé si critico las redes sociales, pero sí sus efectos derivados de la adicción que generan en nosotros. No son instrumentos inocentes, sino que viven de nuestra atención. Dicho esto, tampoco un cuchillo es un instrumento inocente y puede servir para hacer daño o cortar tomates, yo intento en el uso de las redes sociales enseñar a preparar una buena ensalada con esos tomates. En su libro, el yoga y la meditación aparecen constantemente entrelazas, ¿no se puede meditar directamente, sin tener que hacer yoga primero? Ya estamos queriendo correr de nuevo. ¿Por qué querer saltar al postre? En realidad es que es lo mismo, porque la definición primigenia de yoga como se recoge en los Yoga Sutras, es “calmar tu mente”. Si consigues tranquilizar tu mente, uno acaba viviendo de forma meditativa y consciente sí o sí. Hace muchas referencias a Jesucristo, Buda u otros maestros espirituales hindúes, ¿meditar es parecido a rezar? A veces rezar se ha convertido en un pedir constante a Dios, ¿verdad? Meditar te suele dar la conciencia de que igual tienes que pedir menos y agradecer más. Hace referencia en su libro al aurea mediocritas, ese estado mental satisfecho y tranquilo con una vida sencilla, lo cual me ha llevado a recordar la maravillosa película japonesa Días perfectos, en la que un limpiador de baños públicos de Tokio no puede ser mas feliz con su vida modesta. ¿Es necesario llevar una vida sencilla para ser feliz, no se puede estar forrado y ser feliz también? Jajaja, claro que se puede. Pero quien no es feliz en lo poco no será feliz en lo mucho. Asegura usted que nuestros monstruos son emociones desatendidas que gritan dentro de nosotros, y lo van a hacer el tiempo necesario hasta que les hagamos caso. Pero ¿qué pasa si nunca les hacemos caso? Pues que siempre estarán ahí, gritando sin cesar, ¿verdad? Si no medito, ¿vivo sin vivir en mí? Eso decía la gran Santa Teresa de Jesús. Hagámosla caso. Puedes comprar el libro en:
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