- ¡Cómo me gusta el tren de la fresa, Puri!
- Y a mi el Transiberiano, Vani, que une la Rusia europea con el Lejano Oriente del sol naciente ruso, que recorre la helada Siberia y otros lares fríos. Un viaje alucinante de más de nueve mil kilómetros que hacen que cambies de hora hasta en ocho ocasiones.
- ¡Qué mareo, tía! con lo que nos afecta a nosotras el cambio de hora tendríamos jet lag durante un mes y el reloj se volvería loco en la muñeca.
- Por eso hicimos bien en subirnos a El Tren de la Cultura que nos llevó a Valencia el pasado lunes acompañando a doce escritores más uno que los esperaba en la propia estación -Máximo Huertas- para dar la bienvenida a los sonrientes juntaletras que iban a reunirse con la directora de la Fira del Llibre de València, María Bravo, y libreros de la zona, y Eva Orúe, directora de la Feria del Libro de Madrid. Los periodistas que hicieron el viaje con ellos no perdían detalle y disparaba cámaras y móviles sin parar para ganarse la paella que esperaban ansiosos y quedar bien.
- Es que los de la Editorial Planeta son rumbosos y saben hacer bien las cosas y, además, tienen mano con el AVE. Fresquitos y amplios íbamos todos en primera clase en este tren veloz que une la cultura a velocidad de vértigo. Ya es la tercera vez que experimentan con esta movida y siempre ha salido bien, Zaragoza, Valladolid y ahora Valencia, transportando sueños en papel y apoyo incondicional a todos los que se dedican a este complicado oficio.
- Y no olvides que, en este caso, se visitaba una ciudad que ha sufrido mucho con esa maldita DANA que se llevó vidas, negocios, coches, ilusiones… y muchos libros. Gente rota que parte de cero para empezar de nuevo, para resurgir del barro y el lodo que lo enfangó todo. Agua torrencial que no lava conciencias, que sacó lo peor y lo mejor de la gente cayendo en tromba sobre na población desprevenida. Una mierda, tía. Para dramar.
- Por eso El Tren de la Cultura arrancó con ilusión de Madrid con autores que querían dar su apoyo a los colegas escritores y libreros valencianos, porque los libros sanan y a través de ellos viajas a otros mundos a veces más amables que tu realidad, porque curan el alma y calman el corazón cuando este se desboca…
- Tía, desbocada te veo a ti con tanto jabón innecesario cuando no moviste el culo del asiento…
- Bueno, tía, tampoco era necesario con el trasiego que se traían unos y otros buscando la mejor frase de boca de los protagonistas para tener titulares potentes los primeros. Nunca me han gustado las carreras ni que se me vea mucho… pero tuve atento el oído, que sabes que lo tengo fino filipino y capté cosas interesantes en el ambiente cordial que se instaló en el vagón…
- Corta el rollo, bonita, y vamos a lo mollar, que a este paso ni hablamos de los afamados y reconocidos escritores, que eran, ni más ni menos que Sari Arponen, Carlos del Amor, Blue Jeans, Alice Kellen, Susanna Isern, Carolina Iglesias, Pilar Eyre, Ángela Quintas, Vanessa Montfort, Rosa Montero, Paloma Sánchez-Garnica, Javier Sierra y Máximo Huerta.
- Conocíamos a muchos por la tele…
- No jodas, tía, que vamos a quedar mal. Poligoneras, pero ilustradas lectoras sí somos, Vani. ¡Qué emoción compartiendo viaje con el de la gorra roja que se llama Francisco de Paula!
- Incierto, Puri. Siempre se compra gorras azules por eso de parecerse -o ser- el mismísimo Blue Jeans, perspicaz criatura. A mi me encantó ver como Javier Sierra se abrochaba un botón rebelde en la zona de la barriga, que no tiene, para salir bien en la foto. Esa cercanía es la que más me llega y no las frases preparadas de yo leo para volar, que le quedan de puta madre, dicho sea de paso.
- No seas irreverente con un tío que admiramos tanto, porque yo sí me creo que su alma esté contenida en cada libro. Afirmó también que los dramas deben recordarse y que los libros dan dignidad a las personas porque se reconocen en ellos…
- Lo que sigue demostrando que el mejor discurso improvisado es el discurso preparado. Y yo sí te reconozco en la bruja de los cuentos, porque estás hecha una harpía que asusta, colega.
- Pues si seguimos con impactos, he ahí el de la gran Paloma Sánchez-Garnica que, a estas horas, habrá dado la vuelta al mundo mundial: Las librerías y las bibliotecas son las farmacias del alma. Frase para enmarcar si no se cabrea con nosotras el periodista que estaba haciendo la entrevista… A este paso salimos por la puerta grande de las rubias plagiadoras, porque hemos constatado que cuando te copian el capítulo entero de un libro no pasa nada.
- A mi me encantó Rosa Montero, dulce y encantadora, como siempre, hablando de que no podría vivir sin leer, porque en los libros encuentras consuelo y te hacen las cosas más explicables. Te hacen conocerte y reconocerte.
- Como no vamos a poner lo que dijeron todos, porque cuando llegue a la concurrencia esta conversación ya habrán escrito todos los compañeros sabihondos, quiero dejar constancia de que al ser bajitas no salimos en ninguna foto, pero allí estuvimos, encantadas y apoyando la cultura que sana, porque amamos los libros como cualquiera de los famosos escritores que iban con nosotras…
- Mejor dicho, tía, íbamos nosotras con ellos.
- Eso. Y aclarar también que, para ser Valencia, la paella era mejorable… el cava, buenísimo, por cierto.
- A este paso no vuelven a invitarnos, tía.
- ¡Cien por cien, colega! ¡Cien por cien!