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Nuestro poema de cada día
Foto de Antonio Machado tomada en Baeza
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Foto de Antonio Machado tomada en Baeza

El llanto poético por la esposa perdida. (II). Antonio Machado en Baeza

En este breve poema, Antonio Machado ha recurrido a cuatro versos alejandrinos (con cesura central: 7//7), agrupados en un serventesio (rima cruzada /-ía/ en los versos primero y tercero, y /-á/ en los versos segundo y cuarto). Y no ha necesitado mayor extensión poemática para mostrar su desacuerdo con el Señor, que le ha arrancado “lo que yo mas quería” (verso 1), en contra de su voluntad (verso 3), y lo ha dejado inmerso en una profunda soledad (verso 4: “ya estamos solos mi corazón y el mar”).
Poesías completas
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Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.

Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.

Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.

Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.

Antonio Machado: Campos de Castilla (1912).

En estos breves versos, el corazón del poeta se vuelve -una vez más- hacia Dios (verso 2) -llamándole, en vocativo, “Señor”, en los versos 1, 3, y 4) como si intentara encontrar una explicación más allá de la puramente racional a la pérdida de su mujer: “Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía” (verso 3); si bien el tono de crítica está muy contenido y, más que un reproche, parece adoptar un tono de íntima oración personal, al que contribuye el carácter esticomítico de los versos.

Por lo demás, en el primer hemistiquio del verso segundo, la palabra “Dios” es portadora de un acento antirrítmico -en quinta sílaba, flanqueado por dos acentos rítmicos, en las sílabas cuarta y sexta, por lo que queda en una posición de relevancia expresiva: “Ó-yeó-tra-véz,-Diós--o”; y la palabra “Señor” encabeza los versos primero y tercero, en plan anafórico -y, además, encabeza también el segundo hemistiquio del verso tercero-, lo que subraya, en apóstrofe lírico, ese diálogo “cara a cara” del poeta con el mismo Dios; y el “yo” de poeta -que es quien clama ante Dios- figura ya desde el primer verso, portador, en el segundo hemistiquio, de otro acento antirrítmico -en sílaba 10-, seguido de otro rítmico -en sílaba 11-: “lo-que-yo-más-que-rí-a”. Poeta y Dios, frente a frente, en un diálogo -más bien un soliloquio- sin respuesta.

Dice la esperanza: un día

la verás, si bien esperas.

Dice la desesperanza:

solo tu amargura es ella.

Late, corazón... No todo

se lo ha tragado la tierra.

Recurre ahora Machado al verso octosílabo -en número de seis- y a la asonancia en los pares (rima /é-a/) para oponer las ideas de esperanza y desesperanza en relación con el reencuentro con su mujer ya fallecida; frente a “un día / la verás, si bien esperas” (versos 1-2) se alza la amargura de un presente motivado por su ausencia; “solo tu amargura es ella” (verso 4). No obstante, en los dos versos finales el poeta se decanta por la ilusión esperanzada, y le ordena a su corazón que siga palpitando (ese “Late, corazón” -del verso 5- se convierte en algo así como su soporte vital). El poema se cierra con una adaptación (“No todo / se lo ha tragado la tierra”) de unos versos de Horacio: “Non omnis moriar” (y cuyo significado literal es el de “No moriré del todo”; lo que traduce la idea de pervivencia en el recuerdo de las personas, con lo cual no morirán del todo).

[Horacio, en Odas, III, 30 [“Se promete una gloria inmortal”], 6-7, escribe: “Non omnis moriar multaque pars mei vitabit Labitinam”; es decir: “No moriré del todo. La mejor parte de mi ser se liberará de Libitina (la muerte)”. Conviene, no obstante, encuadrar este pensamiento -convertido en un tópico renacentista más- en su contexto: Horacio considera que una parte de sí mismo se encuentra en sus obras y, por lo tanto, mientras se conserven y sean leídas, una parte de él quedará preservada, burlando a la muerte. Dado que de este texto solo se citan las tres primeras palabras, su sentido ha traspasado el ámbito estrictamente literario al que estaba restringido].

Edición empleada en la selección de poemas.

Antonio Machado: Poesía completas. Madrid. Espasa Libros, 1988, 13.ª edición. Colección Austral, A-33. Manuel Alvar, editor literario.

CXIX. “Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería…”, pág. 212.

CXXI. “Dice la esperanza: un día...”, pág. 212.

Puedes comprar sus libros:

Estatua sedente de Antonio Machado colocada en la calle San Pablo de Baeza, junto a la fachada del Nuevo Casino, y de la que es autor Antonio Pérez Almahan (2009).
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Estatua sedente de Antonio Machado colocada en la calle San Pablo de Baeza, junto a la fachada del Nuevo Casino, y de la que es autor Antonio Pérez Almahan (2009). (Foto: Antonio Machado)
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