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María Victoria Atencia
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María Victoria Atencia

“UNA LUZ IMPREVISTA”, NUESTRA RILKE DE MÁLAGA

lunes 15 de diciembre de 2025, 17:16h

Ediciones Cátedra publicó hace poco la poesía completa de María Victoria Atencia. Hace poco le han dado el Premio Nacional de las Letras Españolas. Eso fue una luz imprevista que cayó sobre nosotros.

Recuerdo los títulos de sus obras “Marta y María”, “El mundo de MV”, “Paulina o el espíritu de las aguas”, “Los sueños”. El mundo cotidiano de Marta se mezcla con el mundo trascendente de María, o lo cotidiano se llena de gracia con sencillez. Paulina, la hermana de Bonaparte, que Atencia vio en la Galería Borghese de Roma, se convierte en portavoz del dinamismo del agua, de los sueños y las fantasías del agua. En el libro “Los sueños” hay unos sueños reveladores y misteriosos. El mar entra en una casa y se convierte en un habitante más de la casa, se parece a un cuento de Carlos Edmundo de Ory. La desmesura está escondida dentro de la mesura, y el sueño de la noche recoge todo lo que el día censura. La poesía nos avisa de lo que quiere la realidad.

Pero sobre todo me acuerdo de un texto en que la poetisa dice que tiene una maleta debajo de la cama, con varios libros y sobre todo “Los cuadernos de Malte Laurids Brigge” de Rilke. Y entonces conecté tanto con ella. Yo también pondría a Rilke debajo de la cama, en el lugar más íntimo, donde nadie pudiera robarlo ni controlarlo. En este mundo actual donde todo lo quieren controlar y reducir a fórmula. Ella haría un viaje a lo misterioso, acompañada con la amistad silenciosa de Rilke.

Me la imagino en la estación de tren que lleva el nombre de María Zambrano, la defensora de la razón poética y del delirio en los ensayos, del ensayo poético, me la imagino con ese equipaje tan íntimo, con toda la intensidad y la extrañeza de Rilke. También ella es extraño e íntima en muchos versos, nos rompe el mundo y nos hace verlo a través de la herida.

Y recuerdo otro poema en que María Victoria Atencia se imagina que el conde Drácula viene a verla a su cama, o la invita, o algo así. No quiero comprobarlo de manera erudita, me quiero quedar con esa sugestión. Pero esta mujer quiere la intensidad oscura de Drácula, vivir en Granada como si fuera la noche en Transilvania.

Ella que vive en ese puerto junto a la Farola solitaria, desde donde se puede ir al Mar Negro o a las costas de Inglaterra. Porque a ella, como a mí, tampoco le interesa el Tepes histórico, un héroe nacionalista cruel, le interesa el Tepes de la literatura, que sugiere la vida secreta y solitaria y el escapar del control racionalista.

Tenía muchas ganas de hablar con esa mujer. Le pregunté a Editorial Pretextos si podrían conectarme con ella y tener una conversación para una revista. Me contestaron que era muy anciana y no estaban en condiciones para entrevistas. Yo les dije que no me importaba que hablara mucho, bastaba con que me dijera un par de frases, y yo captara su rostro y la atmósfera en que vivía.

Pero ya no hubo más respuesta, supongo que ella no quiso o su entorno no quiso. Me dio pena. Pero tiempo después fui a Málaga y me acordé mucho de ella. Paseé por la orilla del mar hasta llegar a esa Farola mágica en cuyo entorno ella vive. Y me llegó otra vez la magia de sus poemas. Y la magia de ese hecho, de que tenía debajo de la cama una maleta con los poemas de Rilke. También pensé que en esta sociedad de mercadotecnia (o de burocracias prepotentes) se da más relieve a personas menos sugerentes que ella. Y en el bar El Pimpi recordé a Rilke y María Victoria Atencia.

Y ahora le dan el Premio Nacional de las Letras.

Puedes comprar el libro en:

9788437643540
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