Que el tiempo, así como la realidad última de las cosas, es materia inescrutable, no resulta obstáculo para que la poesía intente acercarse siquiera a sus bordes y desde allí espiar cuanto sucede fuera del límite. Y se atreve y lo hace porque, de todas las formas de expresión lingüística de lo humano, es aquella mejor capacitada para arriesgar una aproximación.
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Escala de ensueño |
Poemas vagabundos |
El sello Enigma Editores, de Buenos Aires, distribuyó en librerías un nuevo poemario del destacado poeta, escritor y ensayista, que ratifica su condición de referente de su generación.
Euforia |
Hace ya un rato que he venido fantaseando con la idea de lo póstumo. He escrito mis últimos libros bajo ese predicamento, por razones que no son del caso explicar ahora, pero que se resumen en ese deber de futuridad del que tiene que hacerse cargo un poeta. Y he aquí que leo en la página 35 este estremecedor poema de Carlos Marzal, “Disposiciones póstumas”, cuyos versos iniciales habría querido escribirlos yo: “Hace ya mucho tiempo que dispuse / considerarme un individuo póstumo”. Y, quizás —como lo experimentara Pablo Neruda con su serie de obras (al cabo) póstumas, no planeadas como tal pero sí así resultantes—, no es otra cosa que una “conciencia”, como insiste Marzal, una conciencia que se sitúa en lo in extremis, pero no para dolerse de la muerte propia o de la expansión del universo, sino para recordarnos que el acto de habla en cuestión “[s]upone / una voluntad febril de nacimiento” y, dentro de ésta, de reconversión del discurso y la vida, quisiera proponer en este breve comentario de libro (recientemente publicado).
Excentricidad |
La labor encomiable de José Antonio Olmedo López Amor para ser el coordinador de este libro, tan apasionante por lo original, me hace preguntarme a qué llamamos poesía. Desde el principio de los tiempos el poema fue una canción que cantaban los campesinos en la siega, con la idea de la lírica tradicional de fondo. Han pasado muchos siglos y hemos asistido a muchas maneras de hacer poesía, entre los que se encuentran los caligramas.
Violencia |
"Violencia" está dividido en cuatro partes: “Decir víctima, Decir veneno, Decir golpe y Decir roto”. Un poemario grito o denuncia que se abre paso en las entrañas a fuerza de arañazos, heridas y cicatrices. Conforme vas leyendo acto y palabra se funden, y desde una arquitectura dialógica, la violencia verbal se convierte en reclamo de justicia a través de la batalla cultural del lenguaje, un estado de consciencia y una voluntad pedagógica. Otro libro de poesía que introduce por derecho propio a Bibiana Collado en el Linaje de las Matriarcas.
Iconos |
El corazón es un combustible peligroso |
Ceniza y luz |
La escritora onubense afincada en Madrid tiempo ha, Silvia Ramos, ha publicado en la Editorial Polibea el pasado mayo, el poemario "Ceniza y luz".
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