www.todoliteratura.es

artículo de opinión

13/02/2022@13:00:00

“En la India hay muchos sannyasis que renuncian al mundo y muchos brahmanas conocedores de Brahma pero estos dos hombres tenían para mí un significado especial: el sannyasin era catalán y el brahmana era un ‘liberado en vida’ o jivanmukta”.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

En plena guerra fría, híbrida y eurovisiva, Putin ha ido a Pekín a inaugurar los juegos olímpicos de invierno y pedir ayuda a su colega Xi Jimping. Es apabullante la foto de los dos líderes más poderosos del mundo (Biden está ya p`al desguace) pasando revista a las tropas chinas (eso son tropas y no las del Congreso de los Diputados). Mirada al frente, paso marcial, mismo traje, misma camisa y corbata idéntica.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

Dicen los expertos que el desayuno es la comida más importante del día. Prefiero que me lo diga un tuercebotas que un experto, que lo primero que te recomienda es un kiwi en ayunas. Como le hagas caso no te da tiempo ni de llegar al váter. En esto de los kiwis hay mucho consenso entre los expertos.

Sí un grupo de monjes tibetanos llamará a nuestra puerta para comunicarnos que nuestro hijo es la reencarnación del lama Dorje, gran maestro, y que debe de partir cara al monasterio de Paro Dzong en Bhután, ¿cómo nos comportaríamos? Eso es lo que le ocurre a una pareja normal de Seattle. Muchas personas han conocido el budismo tibetano gracias a películas como está de Bernardo Bertolucci «El pequeño Buddha» o «Siete años en el Tíbet» del desaparecido, explorador, Heinrich Harrer, maestro del actual Dalai Lama, libro del que se han vendido cuatro millones de ejemplares en todo el mundo y que luego sería llevado a la pantalla por el actor Brad Pitt. Pero, ¿qué tiene el budismo que tanto nos atrae? ¿Cuál es su historia?

No ya la ofuscación del disgusto, sino el puro asco me embargó al contemplar, durante este puente de la Constitución, en no recuerdo qué noticiario televisivo a unos populosos grupos de compatriotas, con sus macutos al hombro y bajo unas prácticas ropas de excursionista, que con esa fementida candidez —que es el más vil de cuantos tonos es capaz de emplear el hombre—, afirmaban ante las cámaras que habían desembarcado en La Palma para contemplar la erupción del volcán, porque era un grandioso espectáculo; “una oportunidad única”, aseveró una de ellos; por supuesto, sin variar un ápice ese pringoso timbre de falsa inocencia.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

Soy contradictoria y bipolar. No me gustan los gabachos, pero me encanta la canción francesa. Dirás que es empalagosa y cursi. Vale, esa es mi contradicción.

Hace unos 35 años, cuando todos estábamos estudiando inglés, había un programa llamado Pedagogical pop, para hacernos llegar el “idioma de Shakespeare” mediante las letras de canciones. Nada nuevo, ya las letras de los Beatles (recuerden Vivir es fácil con los ojos cerrados) servían para eso ─presuntamente─ desde los años 60. Pero yo quería hablarles de un fenómeno distinto: lo que he titulado pop histórico, no porque los temas sean especialmente memorables, que también, sino por ser sus letras de dicho asunto.

Primeramente, he de decir que, como todas sus temporadas, me parece una genialidad, te tiene en tensión hasta el último instante, y como siempre, te deja con ganas de más y un regusto amargo, un nudo en el estómago que no sabes cómo asumir, un impactante final muy representativo de la frase que dice Tokio: “va a haber jarana”.

Conocí a Fernando a mediados de los años ochenta en el pub “Slogan”, de la Corredera Alta de San Pablo, muy cerca del conocido Pentagrama, donde íbamos a beber cervezas y a escuchar música, después pasábamos por el Penta para seguir la juerga. Anteriormente, había coincidido con él en la Facultad de Ciencias de la Información donde ambos estudiamos a la par, él cinematografía y yo periodismo.

Este año viene abarrotado de deslumbrantes efemérides, particularmente para Francia. En unos quince días, por ejemplo, se hallarán ante el cuarto centenario del nacimiento de Molière y para febrero les cumplirá un siglo de la publicación del Ulises, por Shakespeare & Co., en París, y en septiembre, los doscientos años de la transcripción del jeroglífico por Champollion y, después, vendrán los condolidos fastos por la centena de noviembres transcurridos desde la muerte de Proust, y luego… Qué sé yo cuanto más. Pero no crean que se apurarán; al contrario, a los franceses les cunden tanto las conmemoraciones que no me extrañaría nada que mientras les escribo estas líneas estuviesen preparando ya el septuagésimo quinto aniversario de aquella inaugural y asombrosa colección New Look, de Christian Dior.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

Mis sueños se pueden hacer realidad. Si a Isabel Celaá, ex ministra de Educación de infausta memoria, en lugar de mandarla de vuelta a casa, la nombran embajadora en El Vaticano, yo un año de estos gano el Planeta.

La novela, el teatro, el guión se pueden edificar con mucho oficio y poco talento. Obligan a parcelar el tema tratado, donde no cabe todo. Estos escritores suelen afirmar que les importan, en especial, sus lectores, cuando lo que resulta sustancial es el texto que se hila con el bagaje de las palabras, aunque lo lea una minoría. Estos escritores demuestran ser incapaces de abarcar el alma, primero el propio y luego el de los muchos mundos que nos afectan. Falsean la artesanía y se mienten a sí mismos.

El pasado 21 de Junio y con motivo del Día Internacional del Yoga, el Primer ministro del Nepal, KP Sharma Oli declaró que el yoga se había originado en el Nepal y no en la India. Dentro de su país la proclama no resultó una sorpresa para nadie. Conocido por sus comentarios fuera de tono, indiferencia ante la desmesurada corrupción existente e inhabilidad para que el país del Himalaya experimente algún crecimiento económico, su ocurrencia solo probó la frágil posición del dirigente político.

A mi pueblo

Caí en cuenta de que el golpe había llegado cuando el 11 de septiembre salí de la casa de huéspedes en el mineral de Chuquicamata y me encontré con el vacío.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

No te quejes del tarifazo de la luz. Si pagas más es porque quieres y te empeñas en poner el horno y la lavadora cuando te da la gana. Eres muy cabezón, tío. Ya te ha dicho la ministra de transición ecológica que el tema es complejo y si no te lo explica mejor es para ahorrarte el esfuerzo de entenderlo.