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artículo de opinión

PLAZA DE GUIPÚZCOA

01/09/2021@22:00:00
Si tenemos que empezar a explicar los conceptos más elementales no terminamos nunca. Dios, por ejemplo. No necesito que me hagas una tesis doctoral. Estamos de acuerdo en lo básico: ya hemos superado la idea de un ser superior antropomorfo y vengativo.

La respuesta es evidente; mucho, ya que desde cualquier rincón de la patria grande que se registre un hecho sobresaliente, ahí lo encontrará, en estos momentos de suprema gloria emancipadora.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

Lecciones te da la vida. Siempre he buscado la notoriedad y el oropel, pero después de ver unas fotos recientes de Julio Iglesias, me alegro de no ser famosa ni inmensamente rica.

“¿Será que Cuba no haya nacido todavía y viva a solas tendida en su pura realidad solitaria?” Esta pregunta de María Zambrano me sobrevino al ver imágenes de las manifestaciones contra el régimen castrista los días 11 y 12 de julio. Proviene de “La Cuba secreta”, publicado en el número 20 de la mítica revista Orígenes, de La Habana, en 1948, y es considerado uno de los más reveladores ensayos breves acerca de la literatura cubana y la historia de la isla, hasta tal punto que el poeta y crítico Cintio Vintier lo denominó “el descubrimiento ontológico de Cuba”.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

“Sé lo que es llevar el 10 en la camiseta y que vayan a por ti.” La frase no la he dicho yo en uno de mis delirios megalómanos, sino el defenestrado Iván Redondo. Comparto su tesis, pero como cantaba Lina Morgan, agradecido y emocionado tenía que estar.

En mi infancia, y sin medir las consecuencias, las personas encargadas de mi crianza me amenazaban con un “o te portas bien, o viene el cuco”.

En su salón, famoso por las tertulias hasta altas horas de la noche, se reunían los principales intelectuales y artistas de la época. Domina una brillante oratoria y posee una importante y prolija producción epistolar: Cher Voltaire, Lettres inédites de Madame du Deffand à sa famille, D'Eros à Agape où les correspondances de Mme du Deffand avec Horace Walpole.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

Llevo una semana en Barcelona. Necesitaba achicharrarme al sol. Siempre busco el sol, el vellocino de oro de los Argonautas. Vuelvo a Barcelona porque está en el Mediterráneo, como dice Serrat. Y porque me pilla más a mano que Ceuta o Melilla. Allí tampoco está el horno para bollos, pero no sé si prefiero el carajal marroquí o el pifostio catalán.

Con ternura y angustia, miro esos ojos de los niños que cogidos de las manos de sus madres lo miran todo tras las alambradas. Son los testigos de un mundo podrido al que los maneja. Sus ojos ya lo saben, sus cabezas los piensan.

De sobra es conocido que Benito Pérez Galdós es uno de los grandes maestros de las letras hispánicas y el renovador, con mayúsculas, de la novelística contemporánea española.

Soledad y libertad son dos palabras que agitan corazones “y vuelan de nuestros labios sin que nos fijemos en el profundo lazo que las une”, así se expresaba con su acostumbrado acierto Gregorio Marañón en su recopilación de ensayos titulada “Vida e Historia”. Palabras que parecieran hechas con molde para la veleña María Zambrano. Pedro Laín Entralgo, otro intelectual de aquella España partida, decía que el diálogo con Hispanoamérica era “un urgente proyecto”. Ambas ideas confluyen en la vida y obra de Zambrano.

Últimamente está de moda hablar del lenguaje inclusivo, lo que no entiendo es que se le de tal patada al diccionario de la lengua española.

El presidente americano está de gira por Europa. Quiere liderar las democracias del mundo porque no se fía un pelo de China. Como de momento, y si Mohamed VI no lo impide, España está en Europa, se admiten apuestas sobre si Joe Biden se entrevistará con Pedro Sánchez.

José Ortega y Gasset era conocido con el sobrenombre de "El americano", estudió bachillerato en el malagueño colegio de San Estanislao de Kostka en la barriada de El Palo. Su discípula veleña María Zambrano también formó parte del nutrido grupo de españoles que dejaron huella con sus
andanzas por tierras americanas. Y solo cito un par de ejemplos de hijos de Málaga, pero vaya par de ejemplos.

No todas las novelas que contienen una historia de amor son novelas románticas.Un ejemplo: Drácula de Bram Stoker. ¿Hay una historia de amor? Sí, la del conde Drácula y Mina. Todas sus páginas están escritas con la idea de demostrar que el amor verdadero va más allá de la muerte, la trasciende. ¿Es una novela romántica? No.