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artículo de opinión

GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARES

03/06/2022@06:00:00

Rosa Mayreder fue una convencida defensora de la función social de la mujer en Austria. De una poligrafía aplastante, enarbola el principio de la libertad femenina gracias a la educación, al saber.

La Feria del Libro de Madrid además de ser la más importante de España, siempre ha sido el escaparate a nivel nacional de los autores famosos y aquellos que comenzaban su carrera como escritores. Desde sus comienzos en 1933, en el Paseo de Recoletos, la feria siempre tuvo la función de sacar a la calle a los libros y sus autores. De alguna manera se desmitificaba la caduca ideas de que los escritores eran una especie de ermitaños apartados de la sociedad o encerrados en cafés divagando sobre lo divino y lo humano.

Si hay algo evidente en la gestión de la información acerca de la guerra de Ucrania, remite a su fractura en dos escalas. De una parte, la que emiten las cadenas televisivas públicas y privadas: un cruce de amnesia histórica e indigencia geopolítica sublimado con shocks emocionales. Por la otra, la que se plasma en buena parte de la prensa escrita, sumada a la que circula por las redes sociales abiertas a la complejidad.

Estamos acostumbrados a que los autores escriban páginas y páginas contando historias que rayan entre una ficción y una realidad bajo el punto de vista de quien cuenta una historia u otra. Desde que alguien de alguna manera totalmente indirecta dio a conocer a los denominados no identificados han sido muchos los autores que con una libreta en la mano han visitado la extensa geografía española y han escrito no uno sino varios libros en torno a este tema.

Los clásicos son las obras que nos hablan a través de los tiempos sin perder vigencia ni frescura. Sus tonos, sus temas y sus preceptos marcan el ritmo de los sucesivos movimientos artísticos. No pasan de moda, no se vuelven obsoletos, no se pierden en los estantes.

De tanto en tanto conviene homenajear al paisanaje y al lugar de dónde uno es. Reconforta y armoniza los desmadejados recuerdos, produce una cierta conformidad de ánimo y permite seguir tirando con un hondo y tenue optimismo. Pues bien; dos acontecimientos me lo han propiciado; el primero de ellos ha sido la publicación de mi primo Vicente Valero-Costa de una novela singular por ambiciosa —virtud que debe acompañar a la literatura o a todo cuanto aspira a serlo—; se trata de Celia y las libélulas.

Aunque esté al alcance de cualquiera, al pie de Ulía, pido disculpas por vivir en el paraíso. Tiene la forma de un jardín frente a mi ventana. Durante todo el año, el verde perenne de un macizo de bambúes, un magnolio y dos familias de palmeras. Desde hace tres semanas, la gran explosión silenciosa y secuencial. Primero el majestuoso tilo y los abedules de hojas como pequeños corazones. Luego los castaños, levantando sus cálices blancos y rosados. También el pruno solitario, una llamarada violeta en la fronda. Después los arces y el liquidámbar, que irán variando su tonalidad del turquesa al carmesí. El último, ese ginko que asoma ya sus brotes. Son como viejos amigos que vuelven. Como ver a la joven diosa que regresa tras una larga estación en el invierno.

Como sabrán, el domingo pasado, los franceses le renovaron la presidencia a Emmanuel Macron, natural de Amiens, capital del Somme —tradicionalmente llamado La Picardía—; departamento donde ha vencido Madame Le Pen, con el 51 % de los votos emitidos; aunque, en muy versallesca correspondencia, dicha señora haya perdido —obteniendo solo el 20 % de los sufragios ejercidos— en su departamento natal, el Alto Sena.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

Voy a intentar no escribir obviedades del rey emérito. Se le ha pedido discreción, ejemplaridad, transparencia, rendir cuentas, pedir perdón, propósito de enmienda y humildad. Incluso denunciaron que la ropa que llevaba era cara y de marca (échale güevos) y algunos periodistas (por llamarles algo) hicieron un cálculo aproximado del look real.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

El Congreso de EE.UU reconoce la existencia de los ovnis. Por si fuera poco Villarejo y Pegasus, los marcianos nos vigilan. Con un despliegue informativo digno de “Mars attack” los currelas del Pentágono se rasgan las vestiduras para distraer al personal. Por mucho poderío OTAN que te vendan, EE.UU está jodido y la popularidad de Biden bajo cero. Cómo se ríen de nosotros, tío.

Cuántas páginas suma el periódico que acabas de leer, o cualquiera de los libros que ilustran esta web? No las cuentes, ojalá sean más las de tu vida. Unas y otras, todas van llenas de información pormenorizada. Sin embargo, en la vida siempre hay algo más, algo que no se ve, ni se escribe, ni se imprime.

PLAZA DE GUIPUZCOA

No es cuestión de si estás conmigo o contra mí. En esta columna puedes ir a tu bola cuando opino de Pegasus, Sánchez o la ministra de Defensa. Por cierto, a cada cual lo suyo, Margarita Robles aguanta el tipo como una cosaca ucraniana. Eso sí, yo en su lugar me quitaría la mascarilla en el Congreso.

He sobrevolado los Andes a bordo de una avioneta destartalada, pero sintiéndome tan cerca del cielo que hubiera podido tocar la Cruz del Sur con mi mano. He navegado el viejo mar de Ulises tendido en la cubierta de un pesquero, sin saciarme contemplar el fulgor de Orión. He cruzado el Sahara de punta a punta y cada noche, en mi cuna de dunas, veía sobre mí ese firmamento oceánico. Millones y millones de estrellas, tantas que te vencía el vértigo de caer hacia lo alto.

PLAZA DE GUIPÚZCOA

Eso de “la familia bien, gracias” es una “fake”. Si no tienes un cuñado cabroncete, te toca una suegra petarda como la madre de Ben Affleck o una nuera insaciable como Jennifer López. La Jenni ha exigido a su churri cuatro cópulas a la semana por contrato. Eso es acoso, tía. Donde hay confianza, da asco.

Allá en Shangai, con un 90% de su población vacunada, un rebrote primaveral de la variante Ómicron vuelve a activar los más drásticos confinamientos. Ningún problema en Occidente. Como si a la pandemia se la venciera por decreto, celebramos la llegada de la bella estación declinando el uso de mascarillas. ¿Realmente estamos en el umbral del ‘Gran Reseteo’?