Confieso que cada vez que me dispongo a realizar una lectura de un libro, o lo que es lo mismo, abismarme en sus páginas impresas, siento un temblor inexplicable, como si fuera un enamorado que declara su amor por vez primera. Entonces, como el enamorado, miro atentamente, me adentro en el bosque de letras o grafías y me dejo llevar por el aroma de la tinta y el poder de encantamiento de la escritura para conformar mundos y paisajes, personajes de variada índole, sentimientos y afectos.
Autor del libro de relatos "Estigia"
Ángel Olgoso nació en Cúllar Vega, provincia de Granada en 1961), es autor de numerosos libros de relatos, entre los que destacan 'Cuentos de otro mundo' (1999), 'Los demonios del lugar' (2007), 'Astrolabio' (2007), 'La máquina de languidecer' (2009) y 'Las frutas de la luna' (Menoscuarto, 2013). En 'Los líquenes del sueño' (2010) recogió los cuentos escritos entre 1980 y 1995. También ha publicado el poemario 'Ukigumo' (2014), y se le considera un maestro del microrrelato, que cultiva desde finales de los setenta. Ahora publica la colección de relatos "Estigia".
Autor de "Tenue armamento"
Ángel Olgoso es en esencia poeta, pero en esta ocasión ha recopilado una serie de textos de claro sentido metaliterario para teorizar sobre la creación literaria. También ha seleccionado algunas piezas de crítica literaria y de presentaciones de libros para él muy queridos. Con prosa delicada y, a la vez, apasionada, teoriza sobre diversos postulados literarios. En la entrevista, nos da muchas claves sobre su nuevo libro "Tenue armamento".
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Autor de "Devoraluces"
"Devoraluces" es el nuevo libro de relatos del escritor Ángel Olgoso. Los catorce textos de este libro, que ha ido construyendo durante los últimos cinco años, dan un golpe de timón a la narrativa de este auto, poniendo proa a un territorio más luminoso.
Autor de "Bestiario"
Este "Bestiario" está en deuda con toda la literatura global que haya rozado el género desde que Gregorio Samsa despertó convertido en escarabajo. En su mundo de seres imaginarios, Ángel Olgoso advierte que no hay salida y compila una serie de historias tristes, incluso crueles, tomando a los animales (a veces plantas u objetos) como excusa. Hilvana el texto, confeccionando un tejido preciosista, un mosaico de taracea. De esta forma roza sin duda el cultismo ennoblecido por un amplio conocimiento de lo narrado, por un acolchamiento lírico y una expansión metafísica cercana a un Borges o a un Kafka más cercano.
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