«Roma, 27 de febrero de 1821
Ya no existe; murió con la más perfecta tranquilidad… parecía entrar en el sueño. El día 23, hacia las cuatro, la cercanía de su muerte se manifestó. “Severn… yo… levántame… me estoy muriendo… moriré fácilmente… no te asustes… sé firme… y da gracias a Dios porque esto ha llegado…”
Cuando en 1514, el cardenal Cisneros concede a Elio Antonio de Nebrija la cátedra de Retórica de la universidad de Alcalá, añade una cláusula sorprendente: «leyese lo que él quisiese, y si no quisiese leer, que no leyese; y que esto no lo mandaba dar porque trabajase, sino por pagarle lo que le debía España». Ante lo que cualquiera se pregunta: ¿qué graves obligaciones había contraído la nación con el eminente gramático para que el gran inquisidor del reino le otorgase un empleo que le amparaba la holganza; además, en su querido colegio complutense? Pues no olvidemos que entonces impartir clases en un «estudio general», consistía en leer a los alumnos un texto magistral, interpolando, de tanto en tanto, las explicaciones docentes oportunas.
PLAZA DE GUIPÚZCOA
Estoy obsesionada con el orden y la limpieza. Ni te imaginas con qué milimétrica precisión doblo el trapo de cocina y lo coloco en la barra del horno. Por no hablar de la vitro, resplandeciente la tengo. Si te asomas, te ves la cara como el espejo del alma. Pa`mí que son efectos colaterales post pandémicos.
“En la India hay muchos sannyasis que renuncian al mundo y muchos brahmanas conocedores de Brahma pero estos dos hombres tenían para mí un significado especial: el sannyasin era catalán y el brahmana era un ‘liberado en vida’ o jivanmukta”.
GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARES
La admiración por Rilke y su influencia es patente en sus cartas casi místicas, llenas de extremo realismo e intensa emoción. Etty Hillesum fue una judía neerlandesa de gran repercusión internacional por su testimonio humano y literario plasmado con profunda dureza y gran vitalidad.
Es fea la envidia, opaca el mérito del envidiado, enmugrece al envidiador y hace sufrir a ambos, especialmente al segundo.
Como ya sabrán, la semana pasada se cumplieron veinte años de la muerte de Camilo José Cela. Y no quería sustraerme a la ocasión para recordarlo, pues le debo una máxima que siempre me ha regido: el novelista solo precisa de tiempo y memoria; el resto es accesorio, aunque haya que saber procurárselo. De otro modo —es decir, entre escaseces y estropicios— arduamente se puede transitar —y menos, contar renglón a renglón— las peripecias de un semejante, con sus insospechados apuros y logros. Porque una novela, a fin de cuentas, no es más que eso y no debe de tener mayor aspiración que el lector —como su escritor antes— compadezca en la alegría o en la desdicha al protagonista. A veces, si se acierta, puede hasta dar qué pensar, pero esa pretensión —o al menos en mi caso— no debe guiar el relato, porque persiguiendo tal empeño se puede perder por el camino lo netamente humano, verdadera cualidad que palpita en toda buena novela desde el Satiricón (s. I d. C.) hasta hoy, y ya ha llovido.
FIRMA INVITADA
Por Eva Losada Casanova
Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.
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PLAZA DE GUIPÚZCOA
Eres un lector sagaz y adivinas de qué va el rollo. Aunque tal y como está el cotarro no necesitas a Sherlock Holmes ni al súper agente Carromero para descubrir la pólvora. Sobre todo la pólvora de fuego amigo que huele que apesta.
GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARES
De familia obrera, su educación le permitió reivindicar el papel profesional de la mujer en una época de invisibilización femenina. Minna Canth destaca su intensa labor periodística de gran repercusión popular entre el público más humilde y desfavorecido socialmente.
With a simple reasoning we could explain the theory that sustains the great book The Decline and Fall of the Roman Empire, hoisted by Edward Gibbon. That reasoning is: a society unavoidably subjected to material conditions can be described in terms of tragedy; a society ruled by reason, that is, one that is free, can be described in terms of epic; but a society compounded by rational beings that is deceived by material accidents and psychological illusions deserves to be described in terms of satire. The said book is a methodic, philosophical, elegant and perdurable jeer against irrational beings, whose pretext was Rome. The famous sentence of Gibbon, quoted here and there as a slogan of the said work, thus gets a meaning, and it says: history is “the register of the crimes and follies and misfortunes of mankind” (1).
Cuando leí en la más portentosa novela que escribió García Márquez, El otoño del patriarca (1975), que aquel decrépito general seguía diariamente un noticiario televisivo confeccionado para no perturbarle ni un ápice su inagotable vejez, mientras que a toda su nación de infinitos paramos de salitre y de brumosos despeñaderos de mulas le televisaban otro diferente y, claro es, más compadecido con los sucesos del mundo, no pensé sino que era otra ocurrencia de las muchas y muy luminosas que arman este inconmensurable novelón, hasta que el propio García Márquez —no recuerdo si en una entrevista o en un artículo— aseveraba que todos esos prodigios en absoluto eran invenciones suyas; al contrario, eran tan ciertos como el día, porque solo reproducían algunas anécdotas de las muchas que había reunido de cuantos autócratas tenía noticias.
PLAZA DE GUIPÚZCOA
Dicen los expertos que el desayuno es la comida más importante del día. Prefiero que me lo diga un tuercebotas que un experto, que lo primero que te recomienda es un kiwi en ayunas. Como le hagas caso no te da tiempo ni de llegar al váter. En esto de los kiwis hay mucho consenso entre los expertos.
PLAZA DE GUIPÚZCOA
A lo tonto a lo tonto Urdangarin ha creado escuela. Si cuando le dices a tu hijo “mira tronco, me separo de tu madre porque tengo una compi en la ofi que es guay y me mola” y añades “son cosas que pasan”, el chaval lo entiende. Es una buena lección de vida.
La idea de escribir Archipiélago surgió cuando vine a vivir al Sudeste Asiático. Llevo seis años aquí, y todo lo que he aprendido y vivido desde entonces me ha servido de base para la novela. Muchas de las cosas que encontré al llegar me causaron un impacto tremendo. Por ejemplo, la presencia constante de la selva (y su terrorífica belleza), los paisajes marítimos rodeados de manglares y la pervivencia de formas de vida tradicionales ligadas al mar.
FIRMA INVITADA
Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"
A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.
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