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la Vani

26/01/2024@06:06:00
Azucena del Valle se nos ha vuelto canapera. En "Remember Me" se sincera y nos dice que le gusta que la inviten para poder comer el jamón que no puede comer en su casa. Otras canaperas, llevan regalos a las organizadoras para que las sigan invitando a eventos. Y todo para hablar de la imagen que nosotros tenemos de nosotros mismos. Lo peor sería volverse como la madre de Blancanieves que termina por romper el espejo en que se miraba. Mejor ser prudentes y vestir como queramos y no como esas góticas, más que la catedral de León, que dieron el cante ante el hombre más poderoso del mundo.

Con la llegada del mes de agosto, todo el mundo se va de vacaciones. Hasta la Aitana se va en un vuelo de última hora y sin su chorbo. La Vani y la Puri no se pueden ir ni a El Escorial. Según nos cuentan hoy Azucena del Valle en su artículo "¡Holidays!", el irse de vacaciones fomenta el divorcio, al igual que ocurrió con la pandemia. Mejor será quedarse no sea que hasta los no binarios se separen de sí mismos. Un servidor ni a la playa se podrá acercar este verano.

Está claro que a Azucena del Valle las nuevas tecnologías la vienen grande. Ahora todo es 2.0, pero ella más castiza que un chocolate con churros lo entiende como 2,0; lo del punto le suena a yankilandia, ¡Eso la pasa por escuchar detrás de las paredes! Así, su artículo "¡Aquí no hay quien viva 2,0!" es un fiel reflejo de lo que se vive en las casas con tabiques de pladur. Como no las insonorice va a tener el sueño alterado de por vida. Esperemos que pruebe con la melatonina que al tenista griego Stéfanos Tsitsipás le vino muy bien contra Carlitos Alcaraz; no se quedó dormido de pie porque los raquetazos que pegaba el murciano eran de campeonato de Roland Garros y además, los acompañaba con más gritos de los que dan sus vecinos cuando están con el furor uterino subido.

En esta ocasión, Azucena del Valle nos descubre en "La serpiente y la luciérnaga", una fábula nada menos que tailandesa, que hay personas castrantes y que necesitan parecer superiores a sus parejas para encontrarse a sí mismos. La luciérnaga demostró su arrojo y podrá brillar sin ayuda de nadie, toda una lección para las personas que carecen o tienen poca autoestima. Sigamos el ejemplo de la luciérnaga tailandesa...

"¿Eran luciérnagas?", el nuevo relato de Azucena del Valle donde nos muestra su lado más nostálgico y comprensivo.
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¡Mira que ha tenido mala suerte la Vani! La ha tenido que tocar estar de vocal en una mesa electoral este domingo. Ella que es tanto de vocal como de consonante, seguro que no para de hablar en toda la jornada. Nos lo cuenta Azucena del Valle en "El cartero siempre llama dos veces". Eso pasa por abrir la puerta a una desconocida, y más si va de uniforme y no era un conocimiento suyo. Yo aprovecharé el día para releer la novela de James M. Cain o ver la película de Bob Rafelson con los excelsos Jack Nicholson y Jessica Lange, esa sí que la votaría yo aunque no llevase programa, programa, programa.

La polémica que ha armado Netflix al reescribir las obras del escritor británico Roald Dahl ha sido monumental. En esta publicación, nos han dado su opinión 20 escritores, solo uno de los que hemos preguntado no ha querido hacer declaraciones por temor a represalias y lo sustituimos rápidamente por cobardón. La propia Azucena del Valle se mostró contraría a esa barbaridad en el artículo "¿Se deben reescribir los libros con lenguaje inclusivo? Veinte escritores nos responden a esta pregunta" y en "Recucitando a Torquemada" cargas las tintas contra todos los apocalípticos del lenguaje y la literatura. Torquemadas han habido muchos en la historia, pero ninguno como Goebbels. En ningún caso, quemar los libros es la solución, más bien el problema. El pensamiento ha de ser libre y los escritores se deben acoger a este principio. Nosotros así lo hacemos, hubiesemos censurado los relatos de Azu y sus amigas la Vani y la Puri una y mil veces, pero no lo hacemos pese a su lenguaje descarado, faltón y poligonero. Sustituyan estos calificativos por otros más inclusivos ustedes mismos.

Azucena del Valle sigue intensa, en esta época del año donde el consumismo nos sale por las orejas y por otros sitios que preferimos no describir, la escritora aboga por lo mucho que nos sobra en nuestros hogares y seguimos acumulando en cajones o armarios. Nos lo cuenta en su relato "¡Cuántas cosas venden que yo no necesito!" No seas como su panda, la Puri y la Vani, y recátate en los gastos que este año la inflación nos va a sacar los higadillos.